No todo lo que parece fresco lo es. Así lo ha recordado la dietista y divulgadora Maria de Lluc en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram (@mariadellucmr), donde lanza una advertencia clara para los meses de verano: evitar comprar sandía ya cortada si no está bien refrigerada.
“Chiquis, no compréis la sandía si la encontráis en estas condiciones, así cortada, ¿vale?”, comienza diciendo. “Sé que apetece un montón comer sandía, pero importantísimo: es bastante peligroso que la compréis así”. Su consejo no es por capricho estético, sino por una cuestión de seguridad alimentaria.
“Cuando una sandía pierde su barrera protectora natural, que sería la cáscara, deja expuesta la parte interior, que sería la parte dulce y húmeda,” explica. Esto, añade, facilita las contaminaciones bacterianas procedentes del ambiente.
¿El riesgo? Bacterias potencialmente peligrosas para la salud: “Podemos encontrar que aparezcan bacterias como Salmonella, E. coli, Listeria...”. Por eso insiste en que la fruta cortada debe estar siempre en frío, y si no lo está, mejor no arriesgarse: “Si la compráis ya cortada, que seáis conscientes de que tiene que estar bien refrigerada”.
La dietista, especializada también en gestión emocional con la comida, recuerda que la mejor opción es comprar la sandía entera, conservarla en frío y cortarla en casa, reduciendo así cualquier posible exposición.
“Es bastante peligroso”, recalca, al tiempo que anima a su comunidad a seguir aprendiendo con ella: “Si os ha gustado este tipo de contenido, sígueme para aprender más”.
En plena temporada estival, cuando el consumo de fruta cortada se dispara en fruterías, gasolineras o supermercados, la advertencia cobra especial importancia. Pese a su apariencia inocente, la sandía troceada sin refrigerar puede convertirse en un caldo de cultivo para bacterias, especialmente en ambientes cálidos o en establecimientos con baja rotación de producto.