Si preguntamos a la mayoría de las personas cuál ha sido la mejor etapa de su vida, probablemente muchas de las respuestas giren en torno a la niñez o la juventud. Etapas asociadas a la libertad, la energía, las primeras veces y la falta de responsabilidades. Sin embargo, para el psicólogo Rafael Santandreu, autor de varios libros de referencia en psicología y bienestar emocional, esa no es necesariamente la respuesta correcta.
“La mejor etapa de la vida de una persona no es la niñez ni la juventud”, afirma en uno de los últimos vídeos en sus redes sociales. Una afirmación que ha sorprendido a muchos de sus seguidores. “La mejor etapa empieza cuando empiezas a pensar correctamente, a dejar de quejarte y a valorar todo lo que tienes”. Esta reflexión tan sencilla invita a cambiar el foco desde lo biológico o social hacia lo emocional. No se trata de disfrutar de las cosas cuándo se tiene más energía física, sino cuándo se desarrolla una mirada consciente y madura hacia la vida.

Según el psicólogo, disfrutamos de la vida cuando desarrollamos una mirada consciente y madura
Santandreu sostiene que el momento clave llega cuando una persona decide dejar de vivir instalada en la queja y empieza, con voluntad y constancia, a apreciar lo que le rodea: los pequeños detalles, las personas, las oportunidades, incluso los momentos difíciles.
Mucha gente cree que la mejor etapa de la vida es la infancia o la juventud, pero en realidad comienza cuando aprendemos a pensar bien
Para él, esta transformación es liberadora y representa una especie de renacimiento interior. “Cuando decides hacer esto, te pones a hacer todas las cosas con mucha intensidad y profundidad, y empiezas a hacer efecto en tu mente. Esa empieza a ser la mejor etapa de tu vida.”
En contraposición a la idealización de la juventud, una etapa que también puede estar marcada por la inseguridad, la comparación o el sufrimiento emocional, Santandreu propone una visión basada en la madurez emocional. Si bien es cierto que esta suele llegar con la edad, no significa que dependa de cumplir un número concreto de años. Podemos alcanzar este estado de felicidad en el momento en que tomamos el control de nuestro diálogo interior. Es entonces cuando, según el psicólogo, comienza una vida más plena.
Esta visión encaja con muchas corrientes de la psicología que plantean que el sufrimiento no depende tanto de lo que nos sucede, sino de cómo lo interpretamos. Dejar de quejarse no significa negar la realidad o evitar los problemas, sino aprender a afrontarlos desde una actitud más constructiva. Valorar lo que se tiene, incluso en medio de la adversidad, permite conectar con un bienestar más estable y duradero.