Nuestro bienestar es esencial para proseguir en el día a día. En una sociedad cada vez más difícil de gestionar, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados para afrontar cualquier ocurrencia, de día y de noche. Sin embargo, la cabeza es a menudo un elemento olvidado. Tan pronto como nos despistamos, podemos encontrarnos sintiendo dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones.
Las relaciones sociales suelen ser las más complicadas de gestionar, especialmente cuando estas se compaginan con las distintas actividades de la jornada. Un apunte que ha destacado la psicóloga Virginia Frutos, quien divulga con frecuencia sus conocimientos mediante redes sociales. A través de un vídeo compartido en TikTok, la experta en bienestar emocional reflexionaba sobre el cambio, y cómo una persona puede llevarlo a cabo.
“Hay tres cosas que tienen que pasar para que una persona realmente pueda cambiar. Tenemos que aceptar sin filtros y sin excusas que necesitamos hacer un cambio. Debe haber un deseo genuino, nadie te dice, nadie te impone, de querer impulsarte a la transformación. Y lo tercero, tiene que haber un compromiso orgánico”, exponía. De igual forma, destacaba la paciencia como un elemento clave para llevar a cabo esta misión.
“Es decir, la persona tiene que tener también la paciencia, la flexibilidad, la constancia para mantener el cambio, incluso cuando haya tropiezos, cuando haya cuestas. En conclusión, el cambio no es un evento puntual, es un proceso sistémico que requiere de estas tres fuerzas para poder sincronizarse hacia el cambio”, insistía. Unas palabras que expuso, de forma resumida, en la descripción del vídeo en TikTok.
Tres elementos clave
“Para que un cambio real ocurra, deben alinearse tres cosas. Aceptar que se necesita un cambio: nadie cambia si no siente que algo ya no le funciona. Querer cambiar por decisión propia: el cambio impuesto rara vez perdura. Debe nacer de una decisión interna, auténtica, no de la presión de otros. Mantener el compromiso: incluso cuando haya retrocesos o todo se ponga difícil, mantenerse firme es lo que transforma una intención en un resultado”, relataba.
Frutos también relataba recientemente lo que ocurre cuando las familias empiezan a verse sin sus hijos en casa: “El nido vacío no es solo ver partir a tus hijos. El nido vacío es darte cuenta de que cuidaste tanto que te olvidaste de ti. Durante muchos años eras la que acompañaba, la que lo dabas todo. Pero cuando ese rol cambió, entonces apareció la gran pregunta: ¿quién soy yo sin que se me necesite? Ahora es el momento de ocupar tu lugar en tu propia vida”.


