Bienestar

Inés Mañosa, experta en relaciones y desarrollo personal: “Hay dos tipos de personas, las que buscan una solución a cada problema y las que un día descubren que solo hay un tema que resolver”

PROBLEMAS Y SOLUCIONES

La experta explica cómo muchas personas buscan resolver múltiples problemas sin darse cuenta de que todos tienen un mismo origen

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Inés Mañosa, experta en relaciones y desarrollo personal: “Hay dos tipos de personas, las que buscan una solución a cada problema y las que un día descubren que solo hay un tema que resolver”

Inés Mañosa, experta en relaciones y desarrollo personal: “Hay dos tipos de personas, las que buscan una solución a cada problema y las que un día descubren que solo hay un tema que resolver”

Durante años, Inés Mañosa intentó resolver sus conflictos como si fueran piezas sueltas. Su relación con la comida, con su cuerpo, con sus parejas, con su familia… Todo parecía formar parte de una lista infinita de problemas sin relación aparente entre ellos. Intentaba resolverlos uno por uno, pero cuanto más lo hacía, más se sentía perdida.

Sin embargo, hubo un día que se dio cuenta de que todos tenían un mismo origen: la falta de conexión con uno mismo. “Cuando vives desde tu verdad, las piezas empiezan a encajar”, señala en su publicación.

El problema no es múltiple

Sin propósito, todo se dispersa

Para Mañosa, el verdadero punto de quiebre fue entender que no tenía muchos problemas, sino uno fundamental: su vida carecía de sentido. “No sabía ni quién era, ni qué hacía aquí”, confiesa. Esa falta de propósito la llevaba a vivir de forma reactiva, saltando de conflicto en conflicto, sin un centro claro.

Cuando no hay una dirección vital, explica, la energía emocional se fragmenta, ya que cualquier dificultad se vuelve un obstáculo insalvable y todo duele más de lo necesario. Las relaciones se resienten y la vida parece caótica. “Sin sentido, sin centro, sin dirección”, resume.

El día que encontró su propósito, nada cambió “por arte de magia”, aclara. Pero sí cambió su forma de pensar, y con ello, la manera en que enfrentaba sus vínculos y emociones. “Mis pensamientos por fin tenían una dirección”, dice.

Mañosa habla de vivir desde la autenticidad como un acto transformador. Cuando las decisiones se alinean con lo que uno verdaderamente es, lo externo comienza a ordenarse. “Cuando vives desde tu verdad, las piezas encajan y lo que antes dolía deja de pesar”, asegura.

Para Inés Mañosa, todo trabajo relacional debe comenzar en uno mismo. “No te distraigas”, aconseja, “empieza por lo que cuenta: recordar quién eres”. Porque solo desde ese lugar es posible construir vínculos más sólidos, decisiones más conscientes y una vida con sentido.