Septiembre trae el regreso a la rutina y, con él, la necesidad de compensar los excesos del verano. En Y ahora Sonsoles, Luis Alberto Zamora —‘Nutriman’— puso el foco en lo esencial: dejar a un lado los supuestos remedios milagrosos y volver a los hábitos sencillos que de verdad funcionan. Porque, más que detox exprés o atajos caros, lo que el cuerpo necesita al final de las vacaciones es equilibrio, alimentos frescos y pequeños gestos que ayuden a recuperar el ritmo.
Concentran oxalatos, azúcares y ácido fítico
Batidos verdes: más riesgos que beneficios si se abusa de ellos
Sobre los batidos verdes, su aviso fue tan claro como útil. “Al final no dejan de ser batidos de verduras, y es el claro ejemplo de que cuando tú algo te pasas de la raya, de bueno se puede convertir en malo”. ¿El problema? Que al concentrar los vegetales, se multiplica todo: lo bueno y lo malo. “Tú cuando concentras las verduras, también concentras, aparte de lo bueno, lo malo… tienen oxalatos… se van acumulando en el riñón… si estás haciendo esta dieta semanas y semanas… se está viendo que puedes generar hiedras de oxalato en el riñón”.

Luis Alberto Zamora desmonta mitos sobre los batidos detox y recuerda que el verdadero “filtro” del cuerpo son el hígado y los riñones
A esa lista de riesgos sumó dos más: “No se comporta igual comiendo la naranja que el zumo, porque pasa mucho más rápido, se convierte en azúcar libre”. Y el ácido fítico, que “capta el hierro… el cuerpo no está absorbiendo el hierro de las espinacas… puede generarte incluso anemia”.
La receta que propone es sencilla: moderación. “Uno porque está fresquito, porque está bueno y porque ya está”. Y un recordatorio que vale oro: “El cuerpo tiene hígado, el cuerpo tiene riñones y eso es lo que nos detoxifica… Si necesitas eso, detox, es que estás intox… y cuando estás intoxicado, tienes que ir al hospital. No con un batido”.
Si necesitas detox, es que estás intox… y cuando estás intoxicado, tienes que ir al hospital. No con un batido”
Para darle un respiro al hígado tras el verano, Zamora propone llenar la nevera de alimentos que funcionan sin promesas mágicas. “Apunten en casa alimentos coloeréticos y colagogos”, aconseja. Entre ellos, “todas las verduras de sabor amargo, las endivias, las alcachofas, los rábanos, la berenjena”, que ayudan a generar bilis, y para expulsarla, “jengibre, limón, la naranja”. Y añade un aliado sencillo: “Infusión de boldo, que ayuda también a que el hígado genere la bilis necesaria”.
El corazón también tiene su espacio en esta vuelta a la rutina. “De que nos hemos pasado de sales, no hemos hecho deporte, hemos comido…”, explica Zamora, y con ello llega el repunte de tensión arterial. La solución, fácil y económica: “Mira, el pepino tiene potasio. Ayuda a equilibrar la tensión. Los kiwis tienen efecto diurético… también va a ayudar a disminuir la tensión. Y el kéfil, esta vez bien fermentada, también se está viendo que tomada de forma diaria, ayuda a regular la tensión arterial. Y así ayudamos al corazón”.
Y, para el páncreas y el azúcar en sangre, también hay consejo. “La avena que tiene fibra y la canela nos va a ayudar a amortiguar las subidas de azúcar. La fibra de la avena actúa como una segunda insulina”. Además, derriba mitos sobre los huevos: “Los huevos, pese a lo que piensa mucha gente, se ha visto que también ayudan a controlar el colesterol y también las funciones del páncreas… uno al día… hay días que dos y no pasa nada”.
No hay fórmulas mágicas, solo hábitos sencillos: verduras amargas en el plato, cítricos y jengibre en la despensa, pepino y kiwi en la nevera, kéfir bien fermentado, y fibra de avena para estabilizar el azúcar. Todo lo demás —atajos caros y batidos milagrosos—, mejor de vez en cuando. Como resume Zamora con una sonrisa cómplice de final de verano: “Estoy trayendo cosas para que el cuerpo descanse”.