El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Las relaciones personales son las más complicadas de gestionar en este sentido, en especial cuando una de las dos partes no actúa igual que la otra. Un apunte que ha destacado la psicóloga y divulgadora Sílvia Congost, quien comparte habitualmente sus conocimientos a través de las redes sociales. Mediante un vídeo publicado en TikTok e Instagram, la experta reflexionaba sobre las diferencias sentimentales entre dos integrantes de una misma pareja.
“Debemos aprender a diferenciar entre dos cosas. Por un lado está lo que sientas tú hacia tu pareja y por otro lado está lo que tu pareja te hace sentir a ti con su forma de comportarse o de tratarte. Puede ser que tú sientas atracción, deseo, ganas de compartir, admiración. Pero ¿qué pasa si tu pareja te hace sentir soledad? Te hace sentir poco importante, que no te prioriza. Entonces la experiencia no va a ser la misma”, comentaba.
“Entonces esa atracción se irá convirtiendo en obsesión y esas ganas de estar a su lado con necesidad y dependencia. Es muy importante que lo que sientas hacia tu pareja sea sano, sea bonito, pero debes asegurarte siempre que recibes lo mismo de vuelta. Piénsalo”, profundizaba. Recientemente, Congost también se pronunciaba sobre cómo las discusiones pueden llegar a ser positivas. Según sus palabras, es inviable pasar 20 años con otra persona sin tener un solo problema.
De morros
“La de casos que vemos en la consulta de personas que vienen para superar un duelo, que lo que te dicen ‘Es pero es que estoy devastada, por ejemplo, porque no lo entiendo’. El cerebro necesita entender y no lo entiendo porque nunca en 20 años tuvimos jamás una discusión. Claro, entonces dices, es que no puede ser que no discutas en 20 años. Probablemente tiene un problema con el conflicto y para evitar el conflicto te dice, ok, ok, ok, y va tragando, tragando”, exponía.
“La de casos que vemos en la consulta de personas que vienen para superar un duelo, que lo que te dicen ‘Es pero es que estoy devastada, por ejemplo, porque no lo entiendo’. El cerebro necesita entender y no lo entiendo porque nunca en 20 años tuvimos jamás una discusión. Claro, entonces dices, es que no puede ser que no discutas en 20 años. Probablemente tiene un problema con el conflicto y para evitar el conflicto te dice, ok, ok, ok, y va tragando, tragando”, exponía.