El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Esto también se traslada a los casi 7 millones de españoles menores de 16 años, según el Censo Anual de Población de 2024. En el interés de los padres está que sus hijos puedan crecer y desarrollarse en un entorno sano, seguro y lleno de posibilidades. Esto empieza por comunicar lo que sienten, aunque a menudo sea a través de llantos a gran volumen. La doctora María Ángeles Navarro, pediatra de profesión, expresaba su opinión sobre este canal de los recién nacidos.
“La ciencia nos lo dice. Ningún bebé manipula a los de su entorno por el llanto. Simplemente es una muestra de algo. Está comunicando algo, nos está diciendo algo y hay que atenderlos. La frase típica de déjalo llorar, no lo cojas en brazos que lo vas a malcriar, no es cierta. Hay que atenderlo inmediatamente. El niño está diciendo algo y tenemos que responder a su demanda. No existe algo así como dar demasiado amor, ¿verdad? No, no”, expresaba.
“Pensar que un bebé ha estado nueve meses dentro del útero y ha recibido el contacto de las paredes del útero, ha recibido el calor con el agua del líquido amniótico ha recibido los sonidos agradables del corazón de la madre a través de la aorta y los sonidos de su aparato digestivo. Todo eso le ha dado seguridad. Entonces, ha salido al exterior y al exterior no hay nada de todo eso, lo ha perdido y lo quiere recuperar”, sumaba.
Vuelta a la protección
“Quiere recuperar los brazos para recuperar como ese útero externo, quiere recuperar el olor, quiere recuperar los sonidos, quiere recuperarlo todo para tener seguridad. Pero cada niño, volvemos a repetir, cada niño es único y cada niño necesita alguna cosa. Hay muchas técnicas, la técnica de dejarlo llorar 3 minutos, 5 minutos, 10, 2, 4, 6, la técnica del colecho, de dormir en la cama de los padres”, añadía.
“Cada niño necesita una cosa y son los padres los que según decisión, según criterios y según información son los padres los que tienen que decidir qué es lo que le va bien a su hijo”, concluía.


