“Hemos visto a personas que nunca habían sido cariñosas ni atentas con sus hijos y que, de repente, cogían el peine y cepillaban a la foca”: el robot Nuka mejora la calidad de vida de las personas con demencia
Sociedad
Esta foca robótica, creada en 1993 por el investigador japonés Takanori Shibata, lleva años utilizándose en centros especializados para estimular a personas con demencia; actualmente, los primeros resultados de un ensayo clínico corroboran sus beneficios
Enrique Pérez Sáez, neuropsicólogo: “Las personas con demencia perciben a la foca Nuka como un ser cercano, reduciendo el estrés, la ansiedad y la sensación de soledad”
Los primeros resultados del ensayo clínico avalan los beneficios de la foca robótica.
Al acariciar su lomo o rozar sus bigotes, se estira y emite sonidos de satisfacción. Cuando hablas, te mira como si te escuchara, y responde al contacto humano de forma personalizada, creando un enorme vínculo de empatía. Y no es ni un gato ni un perro, pero los efectos que genera en las personas son similares a los que aporta cualquier otro animal. Se llama Nuka —o Paro— y es un robot terapéutico dotado con Inteligencia Artificial y con forma de foca bebé que se emplea como asistente en terapia de niños, personas con problemas de salud mental o ancianos, y que lleva años utilizándose en centros especializados para estimular emocional y cognitivamente a personas con demencia.
Este pequeño androide en formato peludo no es ninguna novedad. Lo creó el investigador japonés Takanori Shibata en el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada de Japón en 1993 y fue lanzado a principios de los años 2000. “Se trata del primer desarrollo robótico que se hace orientado exclusivamente a la salud y la ayuda, y es el que mejor ha funcionado para las terapias enfocadas a la gente mayor; dispone de sonidos reales con una gran eficiencia, mejor que otras morfologías”, explica Pablo Medrano, CEO de Casual Robots, que ofrece este servicio en España.
Para lograr este efecto, uno de los retos más importantes de esta foca robótica era el de cómo configurar una unidad apta para trabajar con personas enfermas de demencia, simplificando su uso y acudiendo a una casuística avanzada. “A través de los patrones de las caricias que se dan a la unidad, el robot tiene un comportamiento que trabaja la empatía con el paciente, es más o menos cariñoso, y es capaz de reconocer de quién se trata”, argumenta Medrano. Y Nuka se configura con toda esa información, sin ningún menú o complicación extra, haciendo que sea un dispositivo especialmente intuitivo que pretende potenciar la memoria a corto plazo a través de la repetición y generar vínculos emocionales con las personas.
“Muchos usuarios tenían perros u ovejas, y despierta en ellos ese sentimiento de protección y cuidado, incluso en aquellos que ya apenas hablan o interactúan”, explica Isabel Franco, directora de la residencia Bañosalud, centro de referencia en la atención a personas mayores gestionado por Senior Servicios Integrales en Venta de Baños (Palencia), y donde la foca responde al nombre de Perla. “Ellos saben que se trata de un robot, pero como tiene el peso de un animal y los movimientos son muy reales, los pacientes interactúan de una manera cercana, se meten en el papel y se les olvida que se trata de un androide”, matiza.
Los usuarios saben que se trata de un robot, pero como tiene el peso de un animal y los movimientos son muy reales, se les olvida
Un estudio pionero para ratificar la evidencia práctica
Los cambios en el comportamiento, la desorientación, la pérdida de memoria o la dificultad para hablar, entender el lenguaje y desempeñar tareas cotidianas son los síntomas más habituales que experimentan las personas con demencia. Y reducir esta sintomatología y mejorar la calidad de vida de los pacientes es lo que llevó al Centro de Referencia Estatal de atención a personas con Alzheimer y otras demencias (CREA), perteneciente al Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), a impulsar estudios que ratificaran los beneficios de este dispositivo más allá del caso aislado o la anécdota práctica.
El CREA lo empezó a usar en 2009, y a lo largo de más de una década fue viendo cambios positivos en los usuarios: mayor conexión emocional, más participación en sesiones y mejor calidad de vida. Sin embargo, faltaba dar un paso clave: convertir toda esa experiencia práctica en datos científicos sólidos y contrastados. El impulso llegó gracias a una colaboración con la empresa Asturhealth, distribuidora de Nuka en territorio español, que permitió poner en marcha el primer ensayo clínico multicéntrico del país centrado en la roboterapia, con la implicación de 14 centros residenciales de diferentes comunidades autónomas y el respaldo técnico del Servicio Canario de Salud.
Acariciar a Nuka ayuda a reducir el estrés en personas con demencia.
Para participar en la configuración del protocolo, los centros debían cumplir con una serie de requisitos: contar con al menos ocho personas residentes con diagnóstico de demencia o deterioro cognitivo, disponer de acceso al registro farmacológico de los usuarios y contar con un equipo profesional suficiente. Y ya en fase de análisis de resultados, las primeras conclusiones son alentadoras y casi concluyentes: indican que formatos como la foca-robot Nuka actúan de pleno contra el deterioro cognitivo.
“Hemos observado una reducción significativa de síntomas relacionados con la apatía, como la inercia cognitiva, y se ha evidenciado que la interacción con Nuka contribuye a reducir los síntomas psicológicos y conductuales frecuentes en las personas con demencia, como la agitación y la depresión”, resume Enrique Pérez Sáez, neuropsicólogo, responsable del área técnica del CREA e investigador especializado en envejecimiento y demencias, que ha estado a la cabeza del diseño del estudio. “Este robot puede inducir una respuesta emocional positiva inmediata, reduciendo el estrés, la ansiedad y la sensación de soledad”.
Este robot puede inducir una respuesta emocional positiva inmediata, reduciendo el estrés, la ansiedad y la sensación de soledad
En total, el estudio ha contado con una muestra de 123 personas, todas mayores de 60 años, en fase leve o moderada de la enfermedad y sin experiencia previa en otras terapias similares. Como cuenta Pérez Sáez, se ha podido comprobar una alta aceptabilidad del robot por parte de las personas usuarias, que desemboca en actitudes de predisposición y que permite abordar la sintomatología en estadios iniciales. Y es que, más allá de los cambios a nivel cognitivo y emocional, también se detectan mejoras en la socialización de los usuarios.
“En las sesiones terapéuticas observamos que Nuka se convierte en un elemento facilitador de la comunicación, generando conversaciones espontáneas, recuerdos de experiencias pasadas relacionadas con mascotas y promoviendo expresiones emocionales positivas, como la risa, el afecto o el disfrute”, ejemplifica el neuropsicólogo. Gracias, en parte, a la similitud con un animal o mascota. Lo explica Pérez Sáez: “Está equipado con sensores de tacto, luz, sonido y postura, capaz de responder a estímulos de forma autónoma y personalizada, y gracias a su diseño con forma de cachorro, es percibido como un ser cercano, afectivo y predecible que facilita la creación de un vínculo emocional positivo”.
Tanto es así que, durante las sesiones, los usuarios utilizan elementos que les permitan interactuar con la mascota: un cepillo, pelotas para que la foca las golpee con las patitas o una manta donde acostarle, todo con la ayuda de un terapeuta. “Hemos tenido experiencias incluso de personas que no se habían emocionado, ni nunca habían sido protectores ni cariñosos con sus hijos y, de repente, se les despertaba ese sentimiento de cuidar y acariciar, o cogían el peine y cepillaban al robot”, recuerda Franco.
De hecho, los beneficios que tiene la interacción con animales cada vez están más reconocidos por la comunidad internacional, tanto para abordar síntomas asociados a enfermedades como el Alzheimer como para prevenir su desarrollo. Según un estudio publicado en la revista Preventive Medicine Reports en 2023, que se llevó a cabo durante 4 años a un grupo de 11.000 personas de entre 65 y 84 años, tener un perro podría reducir las probabilidades de tener demencia, y los investigadores concluyeron que los tutores de perros tenían un 40% menos de riesgo de padecerla gracias a la actividad física regular de sacarlos a pasear.
Hacer un buen uso de la tecnología es crucial para llegar a cubrir una demanda que ahora mismo no puede ser cubierta de otro modo
Que haya soluciones tecnológicas aplicadas a la salud permite ampliar horizontes, pero también abre el debate sobre su parte moral. Para Medrano, de Casual Robots, este tipo de propuestas robóticas permiten dedicar muchas más horas a los cuidados y son mucho más eficientes, aunque alerta que hay que desarrollar conciencia en su uso. “Como empresa robótica que vendemos servicio, no solo valoramos la parte ética, sino la de hacer un buen uso de la tecnología para llegar a cubrir una demanda que ahora mismo no puede ser cubierta de otro modo”.