AirCar, el coche volador que se transforma en 3 minutos y que solo estará al alcance de unos pocos en 2026
El futuro ya está aquí
La compañía eslovaca Klein Vision ultima la quinta y definitiva generación de su prototipo con una autonomía de vuelo de 1.000 km
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El AirCar puede circular por carretera como un coche convencional y despegar tras desplegar alas y cola en solo 3 minutos
Hasta no hace tanto, hablar de coches voladores sonaba más a argumento de película futurista que a una posibilidad real. Durante décadas, la imagen de un vehículo capaz de circular y al mismo tiempo despegar del suelo ha estado presente en la imaginación colectiva, pero sin llegar a consolidarse más allá de los prototipos aislados o ideas conceptuales.
Lo cierto es que los intentos por crear un coche volador no son cosa de ahora. En pleno siglo XX, con la aviación en auge y el automóvil ya asentado, hubo proyectos que buscaron unir ambos mundos. Pero ninguno logró despegar del todo. Ahora, cuando estamos ya en el primer cuarto del siglo XXI, hablar de coches voladores ya es una realidad más palpable, con varios proyectos avanzando a un ritmo impensable hace solo unos años.

Unos de los proyectos más sólidos es el AirCar, un prototipo eslovaco que ha conseguido algo que pocos pueden decir: volar entre ciudades y, al aterrizar, transformarse en coche para seguir circulando por carretera. Lo ha hecho además con certificado de aeronavegabilidad y sin recurrir a despegues verticales (e-VTOL) ni sistemas híbridos complejos. Un coche que, literalmente, se convierte en avión y viceversa.
El proyecto ganó credibilidad en 2021, cuando el AirCar realizó un vuelo de 35 minutos entre Nitra y Bratislava
El AirCar es obra de Klein Vision, una empresa fundada por el ingeniero y piloto eslovaco Stefan Klein, que lleva más de 30 años soñando y trabajando en este tipo de vehículo. El modelo actual, que va por la quinta generación de prototipo, combina la carrocería de un coche deportivo con alas retráctiles y una cola extensible que permite transformarlo en un pequeño avión en cuestión de solo 3 minutos. Todo el proceso de conversión se hace de forma automática con tan solo pulsar un botón.
En su versión de producción, el AirCar prescinde del motor BMW de los prototipos anteriores y pasa a ofrecer tres opciones mecánicas desarrolladas por la empresa sudafricana Adept Airmotive, con motores V6 de 3,2 litros a 120 grados. El modelo base, atmosférico, entrega 280 CV, mientras que el más sofisticado alcanza los 340 CV gracias a un sistema biturbo.
Puede volar a 249 km/h, recorrer 1.000 km sin repostar y circular por carretera como un coche deportivo
En el aire, el AirCar puede volar a una velocidad de crucero de hasta 249 km/h y recorrer 1.000 km con sus tres depósitos llenos de gasolina de alto octanaje. En carretera, se comporta como un coche deportivo con una velocidad punta de 200 km/h y una autonomía de unos 800 km. Todo ello en un vehículo que, con las alas plegadas, mide 2 metros de ancho y 5 de largo. Una envergadura similar a la del Mercedes Clase S, lo que le permite aparcar en un espacio convencional sin necesidad de hangar.
El gran salto de credibilidad del proyecto llegó en 2021, cuando el AirCar completó un vuelo de 35 minutos entre las ciudades de Nitra y Bratislava, en Eslovaquia. Despegó desde un aeropuerto, voló con total estabilidad y aterrizó en otro aeropuerto, donde se convirtió en coche en menos de tres minutos. Aquella demostración fue clave para obtener el certificado oficial de aeronavegabilidad por parte de la Autoridad de Transporte de Eslovaquia, tras más de 70 horas de vuelo y más de 200 despegues y aterrizajes.
Si se cumplen las previsiones de Klein Vision, el AirCar podría echar a volar en septiembre. La compañía confía en obtener la certificación de la Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense a finales de ese mes, un paso clave para iniciar la producción y realizar las primeras entregas a principios de 2026. Eso sí, no estará al alcance de muchos. Más allá de que la fabricación será limitada, el precio de cada unidad -entre 800.000 y 1,2 millones de dólares, según el motor y el nivel de lujo de la cabina- lo sitúa en una liga reservada para unos pocos.