Coches

El lujoso e innovador coche clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática

Una auténtica referencia

Cadillac llevó la creatividad y la tecnología al extremo con su Eldorado Brougham, un coche que costaba más de fabricar que lo que valía venderlo

El Cadillac Eldorado Brougham combinó diseño futurista, tecnología pionera y exclusividad artesanal en plena era del Jet-Age.

El Cadillac Eldorado Brougham combinó diseño futurista, tecnología pionera y exclusividad artesanal en plena era del Jet-Age.

Mecum Auctions

Hubo una época en la que el lujo automovilístico estadounidense no conocía fronteras. Y pocos ejemplos lo encarnan mejor que el Cadillac Eldorado Brougham de 1957 y 1958, un modelo que llevó el diseño y la ingeniería a un nivel tan atrevido que la propia marca perdió dinero con cada unidad vendida. A cambio, creó una leyenda.

Presentado en marzo de 1957, el Eldorado Brougham fue el buque insignia de Cadillac de la época. Concebido bajo la dirección del diseñador Ed Glowacke y con la influencia del visionario Harley Earl, este automóvil trasladó al asfalto las ideas más atrevidas de los prototipos Orleans y Park Avenue que habían fascinado al público a principios de los cincuenta.

El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.
El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.Mecum Auctions

Su carrocería sin pilares, las puertas traseras de apertura inversa y el techo de acero inoxidable hacían que se pareciera más una nave del futuro que a un automóvil de serie. Pero su espectacularidad no se limitaba a la apariencia.

Sorpresas en el habitáculo

Ofrecía un dispensador de perfume y un juego de vasos magnéticos en la guantera, detalles impensables en cualquier otro coche de la época

En plena era Jet-Age que dominó la industria automotriz de la posguerra, el Brougham fue un auténtico laboratorio sobre ruedas. Incorporaba suspensión neumática autonivelante, cierre automático de puertas, elevalunas y asientos eléctricos, radio, apertura automática del maletero y un sistema que regulaba las luces largas de forma automática.

Incluso ofrecía un dispensador de perfume y un juego de vasos magnéticos en la guantera, detalles impensables en cualquier otro coche de la época. La sofisticada suspensión neumática, un sistema que apenas comenzaba a experimentar Citroën con su DS, permitía que el Cadillac mantuviera la altura constante y absorbiera las irregularidades del pavimento con una suavidad inusual.

El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.
El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.Mecum Auctions

En el habitáculo, los ocupantes viajaban entre materiales nobles y un silencio casi absoluto debido a su excelente insonorización. El coche estaba impulsado por un motor V8 de 6.0 litros y hasta 335 CV.

Prestigio por delante de beneficios

Su producción artesanal y sus innovaciones hicieron que Cadillac perdiera dinero en cada unidad

Más allá de la técnica, el Brougham representó un momento irrepetible del diseño americano. En la segunda mitad de los cincuenta, el departamento Art and Color de General Motors era un hervidero de creatividad. Cada línea, cada adorno cromado y cada detalle de este Cadillac respondían a la filosofía de la marca de no tener restricciones.

El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.
El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.Mecum Auctions

El modelo, además, fue uno de los pocos automóviles carrozados a mano producidos en Estados Unidos. Las unidades de 1957 se ensamblaron en la división Fleetwood, mientras que las de 1958 fueron terminadas por Pininfarina en Italia, lo que elevó aún más su exclusividad.

El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.
El lujoso e innovador clásico de los años 50 que equipaba hasta suspensión neumática.Mecum Auctions

Todo ello tenía un elevado precio de venta de 13.000 dólares de aquellos años, lo que equivaldría aproximadamente a unos 150.000 euros actuales. Era más caro que un Rolls-Royce y, aun así, Cadillac perdía bastante dinero por cada ejemplar fabricado. Pero aquel derroche de ingeniería y arte automotriz no buscaba rentabilidad, sino prestigio.

Hoy, el Eldorado Brougham se recuerda como uno de los vehículos más ingeniosos jamás creados. Un coche que unió exceso y elegancia en una época en la que todo parecía posible. En el vídeo que acompaña la noticia podrás ver en plena acción el que ha sido considerado como uno de los modelos más especiales de la historia de las cuatro ruedas en Estados Unidos.