China planea por primera vez reducir sus emisiones entre un 7 y un 10% en 2035
Crisis climática
El presidente Xi Jinping critica veladamente a Trump y anuncia un plan para que la energía primaria no fósil aporte el 30% del consumo total y expandir la capacidad instalada de energía eólica y solar
Expertos independientes juzgan que la reducción de los gases es insuficiente para evitar las catástrofes del cambio climático y que deberían alcanzar un 30% para ser congruentes con el objetivo del Acuerdo de París
El presidente chino se dirige virtualmente a los líderes de la cumbre del clima convocada por António Guterres
China ha anunciado por primera vez que pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del calentamiento del planeta. Su plan es recortarlas entre un 7% y un 10% hacia el 2035 en comparación con el pico máximo (que podría alcanzarse esta misma década), según ha anunciado este miércoles el presidente Xi Jinping al dar cuenta de los objetivos climáticos actualizados de su país ante la cumbre del clima convocada en Nueva York por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Se trata de un anuncio relevante, pues China aporta más del 25% de las emisiones mundiales y puede marcar el ritmo de la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, su planteamiento se considera, no obstante, demasiado moderado para alinearlo con una senda que sea congruente con el objetivo mundial de detener el aumento de temperatura a 1,5ºC, como establece el Acuerdo de París.
Xi no especificó el año de referencia para la reducción de emisiones, sino que la vinculó al momento en que estas alcanzan su pico máximo. Y según los datos y las tendencias actuales, ese umbral podría haberse alcanzado en 2024.
Si fuera así, China haría llegado a ese punto álgido antes del objetivo marcado en su primer plan de acción climática, que lo situaba “antes de 2030”.
El nuevo plan de China prevé aumentar la participación de los combustibles no fósiles (nuclear, renovables...) en el consumo total de energía primaria a más del 30% y expandir la capacidad instalada de energía eólica y solar a más de seis veces los niveles de 2020.
Para 2035, China aspirará a tener 3.600 gigavatios de energía eólica y solar instalados (aunque supone una desaceleración de la tendencia reciente), y a convertir los vehículos eléctricos en la opción principal para la venta de automóviles.
El giro de China
El planteamiento que hace China es totalmente novedoso, pues hasta ahora su planificación solo aludía a reducciones en la intensidad del uso de la energía, pero no se refería a recortes de gases en términos absolutos. Dada la desconfianza que generaban los inventarios de gases este país, por su falta de transparencia, el plan significa que da un paso adelante y expresa la voluntad de homologar sus cómputos en línea de las economías desarrolladas.
Los nuevos objetivos están en la línea de la tradición china de establecer objetivos climáticos muy cautelosos. Si bien la cifra es mucho menos ambiciosa de lo que los expertos consideran necesario para frenar el calentamiento, la declaración demuestra el compromiso de Pekín con el multilateralismo climático.
“Sus líderes han optado por la cautela en un momento turbulento para el mundo”, declaró Li Shuo, experto del Instituto de Política de la Sociedad Asiática, en declaraciones a AFP. “Este enfoque pragmático refleja una larga tradición de decisiones políticas predecibles”. Los expertos reclamaban que este recorte alcanzara el 30% para sincronizarlo con el descenso de emisiones requerido para evitar las catástrofes del clima extremo.
Promesa cumplida
El anuncio de China se produce tras la promesa efectuada por el propio presidente Xi Jinping en abril de poner en marcha reducciones de gases más estrictas y establecer políticas para recortar en todas las actividades económicas, para ir más allá de las emisiones del dióxido de carbono.
“Estos objetivos representan los mejores esfuerzos de China, basados en los requisitos del Acuerdo de París”, declaró Xi en un discurso grabado en vídeo y reproducido en la cumbre de la ONU. “Alcanzar estos objetivos requiere esfuerzos concienzudos tanto por parte de la propia China como de un entorno internacional favorable y abierto”, añadió.
“Tenemos la determinación y la confianza para cumplir nuestros compromisos”, añadió Xi.
La transformación ecológica y baja en carbono es la tendencia de nuestro tiempo
El mandatario chino, a la vez, pidió a los países desarrollados que apliquen políticas para lograr una mayor reducción de las emisiones dentro de sus políticas climáticas.
Xi criticó veladamente a Estados Unidos, que, bajo la presidencia de Donald Trump, ha anunciado su retirada del Acuerdo de París y ha emprendido una cruzada particular contra las energías limpias.
“La transformación ecológica y baja en carbono es la tendencia de nuestro tiempo. A pesar de que algunos países van en contra de la tendencia, la comunidad internacional debe mantener el rumbo, mantener una confianza inquebrantable, una acción firme y unos esfuerzos sin fisuras”, afirmó Xi.
Tachado de insuficiente por diversas organizaciones
Sin embargo, muchas voces creen que el plan es insuficiente para sortear las catástrofes del cambio climático. “Dado que China es el mayor emisor mundial y líder en energía limpia, este nuevo objetivo podría haber sido una gran oportunidad para que China ayudara al mundo a alcanzar los objetivos climáticos globales”, afirma Norah Zhang, analista del NewClimate Institute y responsable del Climate Action Tracker en China.
“Sin embargo, nuestros cálculos muestran que es improbable que el nuevo objetivo reduzca aún más las emisiones, ya que China ya está preparada para alcanzarlo con las políticas vigentes. Esto es decepcionante, ya que China tiene la oportunidad de descarbonizarse más rápidamente”, añade esta experta.
“El objetivo de China para 2035 está muy por debajo de lo necesario. No está alineado con la descarbonización económica de China ni con su propio objetivo de neutralidad de carbono para 2060”, declaró Kaysie Brown, directora asociada de diplomacia y gobernanza climática del grupo de expertos E3G.
Según esta experta, la actitud de China corre el riesgo de socavar su pretensión de capitanear su liderazgo en la economía limpia, al enviar “señales contradictorias a los mercados mundiales”. Sin embargo, otras voces señalaron en privado que China tenía la arraigada costumbre de establecer objetivos poco ambiciosos, que luego superaba considerablemente.
Greenpeace afirmó que los nuevos objetivos climáticos de China para 2035 “se quedan cortos”, aunque consideró probable que la descarbonización efectiva del país avance por encima de las metas presentadas por Pekín.
“La meta para 2035 ofrece pocas garantías de mantener a salvo el planeta, pero lo esperanzador es que la descarbonización real de la economía china probablemente exceda lo que marca el papel”, señaló Yao Zhe, asesora de políticas globales en Greenpeace East Asia.
Greenpeace pidió al gigante asiático “mantener la puerta abierta” a ajustar las metas “con bastante prontitud” y advirtió de que “esperar otros cinco años será demasiado tarde”
Una de cal y otra de arena
Los compromisos previos adquiridos por Xi recogían como meta alcanzar el balance de emisiones netas cero para 2060, una meta de neutralidad climática que muchos defensores de una acción climática consideran muy poco ambiciosa. Para alinearse con otras grandes naciones y alcanzar la neutralidad de carbono para mediados de siglo, China necesitaría reducir sus emisiones en al menos un 43 % para 2035, en comparación con los niveles de 2005, según un informe de BloombergNEF. Y esto requeriría reducciones aún mayores con respecto a los niveles de 2025.
China sigue experimentando un fuerte crecimiento del consumo de energía procedente de los aparatos de aire acondicionado y la producción de productos químicos. Las emisiones aumentaron ligeramente en junio, según un análisis de Climate Trace, una organización sin fines de lucro ligada a Al Gore. Si bien la instalación de energías renovables ha alcanzado un récord en cada uno de los últimos dos años, las autoridades también aprobaron el año pasado un importante incremento de la capacidad de generación de energía a carbón y parecen haber acordado aumentar las importaciones de gas natural de Rusia.
Respuestas a Trump
La cumbre del clima ha tenido lugar un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, utilizara su discurso ante la Asamblea General de la ONU para tachar el cambio climático de “estafa” y criticar a países como los Estados miembros de la UE y China por adoptar tecnologías de energía renovable.
En su discurso plagado de falsedades ante la ONU, Trump desestimó la ciencia climática, quiso ridiculizarla y reprendió a los países que han elegido las energías limpias. “Esta es la mayor estafa jamás perpetrada contra el mundo”. Las predicciones climáticas provienen de “personas estúpidas que han obligado a sus países a gastar fortunas”, afirmó.
Trump ha iniciado el proceso para retirar a Washington del Acuerdo de París, cuyo objetivo era evitar que las temperaturas globales aumenten más de 1,5ºC mediante planes de acción climática climáticos nacionales.
Estados Unidos es el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero del mundo y el segundo mayor emisor actual, por detrás de China.
Anuncios de nuevos planes
Mientras tanto, los líderes mundiales presentes en las Naciones Unidas desvelaron los nuevos objetivos para reducir las emisiones de los gases que calientan el planeta y que deberían concretarse en la presentación de los planes de acción climática, o 'contribuciones determinadas a nivel nacional' (NDCs, por sus siglas en inglés) ante la secretaria del Convenio de Cambio Climático.
Un total de 120 países y la Unión Europea anunciaron el miércoles en Nueva York nuevos objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Sus nuevos planes pueden darnos un importante paso adelante”, declaró Guterres a los líderes gubernamentales. “Estamos en los albores de una nueva era energética; debemos aprovechar esta oportunidad”.
Guterres, quien ha admitido que el objetivo internacional de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C corre el riesgo de incumplirse, afirmó que las próximas negociaciones en la conferencia sobre cambio climático de la ONU en Brasil, conocidas como COP30, deben generar “un plan de respuesta global creíble que nos encamine” hacia esa meta.
Hasta ahora, pocos países han presentado su plan de acción
“La ciencia exige acción, la ley lo ordena”, declaró Guterres, en referencia a un reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia. “La economía lo exige y la gente lo reclama”.
Hasta ahora, pocos países han presentado planes actualizados de reducción de emisiones. Actualmente, se prevé que el planeta supere ampliamente el límite de calentamiento de 1,5 °C acordado hace una década en París, con temperaturas que podrían aumentar hasta acercarse a los 3°C por encima de las de la era preindustrial, lo que provocaría consecuencias catastróficas para muchos países.
El insuficiente y titubeante esfuerzo global se ha visto además amenazado por las acciones de Estados Unidos, el mayor emisor histórico de carbono del mundo, y la vacilante actitud de la UE, cuyas divisiones internas han hecho tambalear su liderazgo en este campo.
La presidenta de la UE, Ursula Van der Leyen, afirmó que la UE está en vías de alcanzar su objetivo de 2030 (una disminución del 55% de emisiones respecto a 1990) y recordó la promesa de recortarlas entre el 66% y el 72% para el 2035 (aunque solo esta última cifra se aproxima a lo que exigen los científicos para alinearse con la meta de un -90% en 2040.
Australia, que planea albergar una cumbre climática de la ONU en 2026, anunció su compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 62% y un 70% con respecto a los niveles de 2005 para 2035.
António Guterres quiso destacar la importancia del Acuerdo de París. “En los últimos diez años, las proyecciones de aumento de la temperatura global han disminuido de 4°C a menos de 3°C, si se implantar plenamente las hojas de ruta actuales”, dijo.
El clima actual ya es aproximadamente 1,4 °C más cálido que en el siglo XIX, y la aspiración es detener el calentamiento en 1,5 °C, un umbral que probablemente se alcanzará en la próxima década.