Los glaciares se están derritiendo en todo el mundo. En algunas regiones, en función de la intensidad del calentamiento global, la próxima década podría marcar el momento en que desaparezcan más glaciares que nunca, con una tasa de pérdida que podría estar entre los 2.000 a 4.000 glaciares menos cada año, según el aumento de las temperaturas globales. De los 200.000 glaciares que existen hoy en el planeta, cada año ya desaparece un millar. Pero serán el doble para 2041 incluso si se cumple el Acuerdo de Paris y no aumentan las temperaturas por encima de 1,5º C de media respecto al periodo preindustrial. Son los resultados de un pionero trabajo publicado en Nature Climate Change que se han dado hoy a conocer y ponen el foco en el número de glaciares “en extinción” más que en el volumen de hielo que se perderá.
Este análisis concluye que la mitad de los glaciares de montaña que conocemos están ya condenados de aquí a un par de décadas. Pero también pone el foco en que se salvará al menos la otra mitad si no superamos ese límite de temperatura acordado hace ahora 10 años y que la ciencia teme que se esté tambaleando por falta de medidas contundentes. Si no se cumpliera y se supera esa subida, podrían ser hasta 4.000 glaciares desaparecidos cada año; el doble, unos años después; y, echando la vista más adelante, a finales de este siglo, cuando los niños de hoy sean ancianos, apenas quedarían el 9% de esos bloques hielos en toda la Tierra.
Con una subida de 2,7ºC, en los Alpes solo nos quedarán 110 glaciares de todos los que tenemos para finales de este siglo
El glaciar de la Marmolada, el mayor del macizo alpino de las Dolomitas, en el norte de Italia, ha perdido en los últimos cinco años 70 hectáreas de superficie
El grupo de científicos europeos, liderados por el glaciólogo Lander Van Tricht, de la universidad suiza ETH Zurich, ha querido centrarse en el número de glaciares más que en la cantidad de hielo perdida, como vía para poner en valor la importancia individual de cada uno de esos glaciares perdidos, muchos de pequeño tamaño, pero imbricados en la vida de sus entornos. “Observamos que habrá picos de desaparición de glaciares, según cómo sea el aumento de la temperatura global. Con una subida de 2,7ºC [hacia la que vamos si seguimos con las emisiones de gases de efecto invernadero actuales], en los Alpes solo nos quedarán 110 glaciares de todos los que tenemos para finales de este siglo. En zonas como Alaska o Svalbard, donde hay glaciares más grandes, el pico de extinción será más tarde. Pero incluso sin superar los 1,5ºC de calentamiento que se acordaron en 2015, vamos a perder 100.000 en un par de décadas”, ha señalado Van Tricht al presentar los resultados en una rueda de prensa internacional.
En este trabajo, los autores no hacen hincapié en las reservas de agua dulce de estos hielos (a nivel global acumulan el 70%, sobre todo en zonas polares) sino más bien en las consecuencias económicas, culturales e incluso espirituales que supone que dejen de existir muchos miles de pequeños glaciares. De hecho, en Islandia recordaban que incluso hay un “cementerio mundial de glaciares”. Van Tricht explica que como no son recuperables, su caso es similar a lo que ocurre con la pérdida de biodiversidad. “Decidimos hablar de extinción de glaciares porque es una forma clara de relacionarlo con la de desaparición de especies. Es un mensaje muy potente y visual para ser conscientes de lo que supone el cambio climático”, apunta el glaciólogo suizo.
En el trabajo, que utiliza una base de datos de glaciares, han tenido en cuenta cuatro diferentes escenarios climáticos, con subidas de temperaturas globales que van de los mencionados 1,5º a los 4ºC. Cada vez más cerca del primer registro, apuntan que con esa subida acordaba ya están condenados prácticamente todos los glaciares pequeños del mundo, como son los de Europa (no los mencionan, pero los 14 remanentes que quedan agonizando en los Pirineos españoles estarían entre las víctimas), el Cáucaso, las Montañas Rocosas o los Andes. Aún así, recuerdan que si nos quedáramos ahí, todavía podrían salvarse el doble de glaciares que si permitimos llegar a un calentamiento de 2,7ºC, que sería al que vamos si no cambian los recortes de emisiones de gases de efecto invernadero drásticamente.
Hacia la era de la extinción de los glaciares
Vista aérea de la plataforma de hielo Thwaites
Al hablar de una “extinción máxima de glaciares” o pico de extinción, los autores se refieren al año en que desaparecerán el mayor número de glaciares. Sería el punto cenit a partir del cual las tasas de pérdida anual bajarían, por la sencilla razón de que casi todos los pequeños ya no existirían y los más grandes tardan más tiempo en desaparecer al acumular más hielo. Si el pico de extinción para 1,5ºC más llegaría en unos 15 años, si vamos hacia 2,7ºC más habría un largo periodo de dos décadas (entre 2040 y 2060) en el que se perderían 3.000 glaciares anualmente; y para 4ºC, ese pico seria hacia 2055, pero entonces serían 4.000 e incluiría a los grandes. “En Suiza ya hemos perdido 1.000 en solo 30 año. Yo ya he ido a un funeral por uno de ellos. Son glaciares pequeños y no aumentarán el nivel del mar, pero es una clara señal a la sociedad de lo que es el cambio climático y tienen impacto en la vida de las personas que viven en esos entornos, en el turismo. Tampoco sabemos cuántos han desparecido desde hace 100 años porque no había un inventario, pero seguro que han sido ya muchos”, señala Matthias Huss, otro de los autores suizos de la investigación.
Con este nuevo estudio no sólo buscan revelar cuándo y dónde desaparecerán los glaciares, sino también ayudar a los responsables de las políticas, las comunidades, el sector turístico y los gestores de riesgos naturales a prepararse para un futuro con menos hielo. Huss recuerda que los científicos ya han visto “pasar del blanco al gris y el negro a muchas montañas”. De hecho, participa en iniciativas como la Lista Global de Víctimas de Glaciares, cuyo objetivo es preservar los nombres y las historias de los glaciares perdidos para la posteridad. “Cada glaciar está ligado a un lugar, una historia y a las personas que sienten su pérdida”, afirma también Van Tricht. “Por eso trabajamos tanto para proteger los glaciares que quedan como para mantener viva la memoria de los que se han ido”. “Que la pérdida sea mayor o menor dependerá de las políticas que se tomen”, reconocen.
Coincidiendo con la publicación de estos resultados se ha sabido que uno de los glaciares más grandes del mundo, el Thwaites en la Antártida Occidental, está experimentando fuertes sacudidas o sismos que tienen que ver con movimientos en su lecho de rocas, justo en la zona de contacto con el océano. Es un fenómeno que se relaciona con la erosión de la base de hielo debido a que el agua del mar está cada vez más caliente, también debido al cambio climático. Si perdiera estabilidad, el llamado ‘Glaciar del Juicio Final’ podría acelerar el flujo de hielo hacia el mar, con un potencial impacto catastrófico en los niveles globales del océano que supondría el desplazamiento de miles de millones de personas. De momento, es un riesgo a largo plazo, pero cuando el Thwaites tiembla, las alertas se disparan.



