Los científicos han analizado la evolución de las diferentes especies animales a lo largo del tiempo, cómo esta se desarrolla y a qué velocidad. Y, de forma más reciente, se ha puesto el punto de mira en la manera en que todo esto tiene lugar en el entorno urbano. Resulta algo evidente que el proceso de urbanización ha provocado grandes cambios, y rápidamente, en los paisajes de todas las regiones del mundo. Por lo que los investigadores se cuestionan cómo ha afectado esto a la fauna, incluyendo a la de menor tamaño, como es el caso de los mosquitos. Un equipo encabezado por Yuki Haba, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, se ha centrado en uno en particular: el conocido como mosquito del metro de Londres.
En un estudio publicado en la revista especializada ‘Science’, los investigadores han analizado ejemplares de este insecto, considerado hasta el momento como un ‘punto de referencia’ en lo que respecta a la velocidad y la complejidad potenciales de la adaptación urbana. Es decir, durante los últimos 25 años, la creencia dentro de la comunidad científica era que este mosquito había sido capaz de adaptarse con una gran rapidez a la urbanización y el entorno subterráneo, por lo que suponía un ejemplo habitualmente citado en cuanto a este respecto. No obstante, los resultados de este reciente estudio contradicen esta hipótesis generalizada, ya que el origen de este mosquito y su adaptación a los humanos es mucho más anterior.
El origen real del conocido como ‘mosquito del metro de Londres’
Para analizar al Culex pipiens de molestus, también conocido como ‘el mosquito del metro de Londres’, hay que viajar hasta el Mediterráneo u Oriente Medio, el lugar donde se encuentra su verdadero origen, tal y como revela este estudio. Este ha sido el hallazgo obtenido por los científicos de la Universidad de Princeton, junto a investigadores procedentes del Reino Unido, tras estudiar el genoma de un total de 365 muestras modernas y 22 muestras históricas.
Los resultados revelan que este mosquito tomó un nuevo camino evolutivo hace varios miles de años, posiblemente cerca de Egipto y como respuesta a la agricultura, según señalan los expertos. Esto desmentiría la teoría de que su origen se encuentra en el metro de Londres hace apenas doscientos años. “En lugar de comparar la velocidad y la complejidad de la evolución urbana, esta historia actualizada destaca el papel de la sociedad humana primitiva en la preparación de taxones para la colonización de los entornos urbanos modernos”, explica el equipo de científicos en las conclusiones del estudio.


