Drew Barrymore, 50 años: “Cuando mi hija cumplió 11 años le di un teléfono solo para usar en fines de semana y por tiempo limitado, sin redes sociales; en tres meses, estaba impactada con los resultados, su vida dependía del teléfono”

Educación digital

La actriz comparte en redes sociales su experiencia después de saltar a la fama con 7 años y cómo ha influido en su percepción como madre

Marta Prada, educadora: “Antes de comprar el primer móvil a tu hijo, valora si lo necesita realmente, qué usos pretende darle y cómo está su nivel de autocontrol y autoestima y sus habilidades sociales”

FILE - Actress Drew Barrymore attends the fourth annual Women's Wear Daily WWD Honors on Oct. 29, 2019, in New York. Barrymore turns 46 on Feb. 22.(Photo by Evan Agostini/Invision/AP, File)

Drew Barrymore relata su experiencia al darle un móvil por primera vez a su hija de 11 años

Evan Agostini / AP

Es inevitable: todos los padres han sentido en algún momento la presión de sus hijos para conseguir su primer teléfono móvil. Sobre todo, cuando los más pequeños de la casa ven que sus amigos ya tienen uno y la carencia del dispositivo hace que se sientan excluidos del grupo. “Para ellos, es posiblemente uno de los momentos más importantes de su vida”, argumentan desde la Agencia Española de Protección de Datos. Sin embargo, este paso “supone abrir una puerta a un mundo de información, contenidos y relaciones”.

Teniendo esto en cuenta, el proceso debe ser abordado con mucho cuidado por parte de la escuela y, sobre todo, de las familias. Solo así se podrán desarrollar unos hábitos digitales saludables. Sobre este punto, la actriz Drew Barrymore (Los Ángeles de Charlie, 2000; 50 primeras citas, 2004…) ha querido compartir su propia experiencia con su hija de tan solo 11 años. “Cuando miramos a nuestro alrededor, todos tienen un dispositivo en la mano, como si fuera una extensión de su cuerpo”, afirma. “Yo también sentí la presión de mi hija para tener uno”.

Drew Barrymore comparte su experiencia como madre

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“Muchas veces, cuando era niña, deseé que alguien me dijera que no”, explica la intérprete en una publicación de su perfil de Instagram. Barrymore saltó a la fama en 1982, cuando interpretó a Gertie, la hermana pequeña de Elliot, en la película de Steven Spielberg, E.T., el extraterrestre. En aquel momento, apenas tenía 7 años. “Tenía demasiado acceso y exceso”, añade sobre una realidad que, de una u otra forma, ha definido su camino como madre.

“Ahora tengo dos hijas, de 10 y 12 años. Y me pregunto si la experiencia de mi vida fue una especie de red de mariposas destinada a capturar la comprensión de lo que las niñas realmente necesitan”, prosigue la actriz. A lo largo de su adolescencia, asegura haberse sentido expuesta a “contenidos de naturaleza sensible” que no se correspondían con su edad. “Nosotros, como niños, no estamos destinados a ver ciertas imágenes”, afirma con unas palabras que bien se podrían extrapolar hacia los riesgos que implica un uso inadecuado de las redes sociales y las pantallas, en general.

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“Cuando yo crecía, mi experiencia de estar tan expuesta al mundo fue poco convencional. Jamás imaginé, ni en mis sueños más locos, que los niños de hoy estarían en la misma situación: con tanto exceso y acceso”. Precisamente, las nuevas tecnologías favorecen un nivel de exposición que, en ocasiones, puede resultar difícil de manejar para los padres.

En lo que respecta al momento en el que decidió comprarle a su hija su primer móvil. Drew Barrymore es clara: “Todas sus amigas ya lo tenían. Es el viejo fenómeno al que todos los padres se enfrentan, el argumento de la comparación”. Por lo tanto, “cuando cumplió 11 años le di un teléfono solo para usar en fines de semana y por tiempo limitado, sin redes sociales”. Sin embargo, la situación se fue de las manos.

“En tres meses, recopilé los datos de sus mensajes y de su comportamiento. Me quedé impactada con los resultados”, confiesa la intérprete de Los Ángeles de Charlie. “La vida giraba en torno al teléfono. La felicidad estaba contenida en él. La fuente vital parecía provenir de esa pequeña caja digital. El estado de ánimo dependía del dispositivo”. Aquello no iba bien, por lo que decidió imprimir en papel todos los mensajes y dárselos a su hija, no como castigo sino como toma de conciencia. “Esto no es un vacío negro al que viajan. Son permanentes en algún lugar”, le dijo. En palabras de Barrymore, “ella es increíble. Simplemente, no era el momento todavía”.

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