Mark Zuckberg está dispuesto a ganar la guerra de la IA cueste lo que cueste: este es el ambicioso plan que le ha llevado a fichar a genios como Alexandr Wang
Inteligencia artificial
Dos años después, la guerra de la IA ha cambiado por completo. Ahora ya no va de tener el modelo más competente, sino el más útil en cada sector. Y Meta no puede permitirse quedarse atrás
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Mark Zuckberg está dispuesto a ganar la guerra de la IA cueste lo que cueste.
En Silicon Valley hay una norma no escrita: si entras en una carrera tecnológica, que sea para ganarla.
Mark Zuckerberg lo sabe bien. Lo aprendió cuando Facebook pasó de ser una red universitaria a convertirse en el gigante que hoy conocemos. Y ahora, con la inteligencia artificial generativa como nuevo campo de batalla, el fundador de Meta parece dispuesto a repetir la jugada… a una escala nunca antes vista.
En los últimos meses, Meta ha lanzado una ofensiva silenciosa pero contundente. La primera señal fue su caza agresiva de talento: ingenieros y desarrolladores de élite fichados desde OpenAI, Google DeepMind, Anthropic o Thinking Machines. No hablamos de contrataciones rutinarias, sino de auténticos golpes de mercado: profesionales que habían liderado algunos de los hitos más importantes en IA generativa y que ahora trabajan bajo el paraguas de Zuckerberg.
Los Vengadores de Zuckerberg: Meta ha fichado a los mayores genios del siglo XXI para liderar el futuro de su inteligencia artificial, y Alexandr Wang es su líder.
Haciendo boca
Un aperitivo de 14.300 millones
La jugada maestra llegó con la compra de Scale AI por 14.300 millones de dólares. Al frente, su joven fundador, Alexander Wang (28 años), ahora pieza clave del nuevo proyecto estrella de Meta. Con él han llegado equipos completos, acostumbrados a trabajar en la frontera tecnológica, que han puesto sobre la mesa know-how imposible de replicar rápidamente desde cero.
Las cifras hablan por sí solas:
- Bonus de contratación que superan los 100 millones de dólares.
- Sueldos multimillonarios para atraer y retener talento.
- Una inversión en infraestructura de IA que, solo en 2024, superará los 70.000 millones.
- Mega-clústeres como Prometheus (Ohio) e Hyperion (Luisiana), diseñados para entrenar y desplegar modelos a una escala que hoy solo está al alcance de muy pocos.
El porqué de fichajes tan caros
LLaMA 4: la chispa que encendió la mecha
Hasta hace poco, los modelos LLaMA de Meta eran referencia en el mundo open source. Pero LLaMA 4 no cumplió las expectativas y quedó por detrás de rivales como los nuevos modelos chinos open source o el GPT-OSS de OpenAI. Ese revés, más que un fracaso, parece haber sido un detonante: una llamada de atención que convenció a Zuckerberg de que no bastaba con iterar… había que acelerar y arriesgar.
En una entrevista reciente con The Information, Zuckerberg lo explicó con una franqueza poco habitual. Sus motivos eran claros:
Primero, la escasez extrema: hay muy pocos ingenieros en el mundo capaces de trabajar en LLMs de frontera. Segundo, el valor del capital intelectual: el conocimiento y los trucos de un equipo son suyos, no de la empresa para la que trabajaban antes. Compras a la persona, compras su cerebro… y lo que ha aprendido.
Además, los grupos que logran hitos en IA son sorprendentemente pequeños. El modelo de OpenAI que ganó la olimpiada matemática fue desarrollado por tres personas. Otros grandes avances, por equipos de menos de 13. Incluso los más grandes rara vez superan las 100 personas. Nada que ver con los centenares que desarrollaron Windows, Office o Chrome.
Y hoy, con los copilots de IA integrados en la programación, la productividad se multiplica. Equipos pequeños pueden lograr en meses lo que antes requería años y plantillas masivas.
Alexandr Wang, CEO de Scale AI.
Ganar o morir
Una cuestión de supervivencia
En tecnología, muchos mercados funcionan con la lógica de “ganador se lo lleva todo”. Un par de jugadores se llevan casi todos los ingresos; los demás apenas sobreviven. En el caso de Meta, cuyo negocio principal es la publicidad, la presión es brutal: la compañía ingresa alrededor de 25 dólares al mes por usuario. No puede permitirse ser tercera… y probablemente tampoco segunda.
Por eso, para Meta, la IA generativa no es solo un área de crecimiento: es un mecanismo de defensa y ataque para conservar su dominio y abrir nuevas fuentes de ingresos.
Hace dos años, la carrera era crear el modelo más potente. Ahora, la batalla es distinta: ofrecer valor específico a segmentos concretos. OpenAI con GPT-5 quiere ser el asistente de trabajo y estudio definitivo. Anthropic se orienta a la programación y agentes especializados. Musk quiere una IA que le acompañe a Marte y que haga inteligentes sus robots y coches. Google… dispara en todas las direcciones.
Meta, en cambio, juega su propia liga: lo personal y social.
Más allá de la IA
La visión de Zuckerberg
El objetivo es claro: construir el mejor asistente para tu vida. No solo para que seas más productivo en el trabajo, sino para que gestione tus relaciones, te divierta, te ponga al día en tus grupos, entienda tu contexto emocional y actúe casi como un amigo de confianza.
Para ello, la apuesta va mucho más allá de los modelos de lenguaje. Están las gafas de realidad aumentada y virtual como las Ray-Ban con funciones AR, nuevas versiones de Meta Quest y, en el horizonte, la integración de holografía. Un ecosistema donde la IA se integre de forma natural en tu día a día, tanto digital como físico.
Zuckerberg imagina un futuro donde la IA de Meta pueda:
- Participar en tus chats como un miembro más.
- Recordarte conversaciones y eventos importantes.
- Sugerirte planes y coordinar grupos.
- Ser tu compañero en experiencias virtuales o mixtas.
Mark Zuckerberg ha anunciado la infraestructura que alimentará su nueva superinteligencia artificial.
¿Lo logrará?
El riesgo y la recompensa
La apuesta es inmensa y el riesgo también. Invertir decenas de miles de millones no garantiza la victoria. Un cambio brusco en la regulación de la IA, una filtración de datos o una disrupción tecnológica inesperada podrían alterar el tablero. Pero si Meta acierta, no solo defenderá su posición: podría redefinir la forma en la que interactuamos con la tecnología en nuestra vida diaria.
Ahora mismo, el gran tablero de la IA se conforma de los siguientes factores:
- Meta: IA para tu vida y tus relaciones.
- OpenAI: asistente profesional y personal, de la oficina al terapeuta.
- Musk: IA para la exploración espacial y la robótica cotidiana.
- Google: ambición universal, desde la búsqueda hasta la biotecnología.
- Anthropic: precisión y especialización en software y agentes.
Son diferentes visiones pero un mismo destino: transformar la vida y la sociedad como las conocemos. La batalla apenas comienza, y como en toda guerra tecnológica, no habrá premios para los segundos puestos.