Joan Soler, psicólogo: “Quizá tu problema no es el móvil, sino que hace tiempo que te sientes solo, o que tu trabajo te aburre o te frustra”

Bienestar emocional

Joan Soler, psicólogo.

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Hace apenas un año, Joan Soler Sucarrats (Olot, 1998), psicólogo especializado en bienestar emocional y divulgación científica, ni siquiera tenía la aplicación de Instagram en su móvil. Hoy es uno de los psicólogos catalanes con mayor crecimiento en esa red social, donde comparte herramientas de psicología práctica y consejos para mejorar la salud emocional, acumulando 65,9 k seguidores. 

Mientras se preparaba para arrancar una app de cuidado emocional decidió empezar a divulgar en redes, y es que su enfoque combina investigación académica con experiencias personales y sociales, transformando ese aprendizaje en talleres, contenidos y materiales accesibles. 

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Hablamos con él para descubrir cómo nació su curiosidad, cómo convierte la investigación en herramientas prácticas y cómo aprender a gestionar nuestras emociones… incluso mientras nos desconectamos del móvil.

¿Cómo decidiste enfocarte en esta parte más divulgativa en lugar de la clínica?

Hace dos años gané un premio de emprendimiento en la Garrotxa, y lo que propuse fue crear una aplicación de salud mental. Al final era un proyecto de orientación empresarial en el que presentabas una idea y por eso empecé a divulgar por redes como fase previa. Tenemos muchas aplicaciones que sirven para mejorar el proceso de aprendizaje de ciertas habilidades. Tienes Duolingo, que ha hecho que aprender un idioma sea mucho más fácil y atractivo que otros métodos. Mi pregunta era: ¿por qué no existe algo así en el ámbito de la salud mental? 

El psicólogo defiende que el aburrimiento no es un enemigo, sino una condición indispensable para experimentar la plenitud

El psicólogo defiende que el aburrimiento no es un enemigo, sino una condición indispensable para experimentar la plenitud.

Joan Soler / YouTube

¿A qué crees que se debe?

Bueno, sí que existen muchas aplicaciones que ponen en contacto terapeutas y pacientes, que facilitan el acceso, pero ¿por qué no hacerlo a nivel general? Una de las cosas que veo es que tenemos la sensación de que algunas cosas que hacemos en consulta o en psicología son superabstractas, que son muy difíciles de entender, pero en realidad no, son habilidades mentales que todos podemos aprender.

Que podríamos aprenderlo igual que escribir o leer…

Sí, para enseñar habilidades mentales o emocionales que, una vez aprendidas, puedas aplicar de forma práctica en la vida cotidiana. De ahí nace, en parte, mi interés por la divulgación. Estoy un poco en contra de la idea de que faltan psicólogos; de hecho, creo que nos sobran. Si observamos las estadísticas, las tres razones principales por las que la gente acude a terapia son la depresión, la ansiedad y los trastornos de adaptación. Y no creo que sean problemas que provengan únicamente de lo personal o lo individual, sino que son síntomas de algo que nos afecta como colectivo y que también se pueden tratar en colectividad.

Las tres razones principales por las que la gente acude a terapia son la depresión, la ansiedad y los trastornos de adaptación

Joan Soler, psicólogo.
Joan Solerpsicólogo

Cuentas que son problemas que se pueden tratar en colectivo porque también nacen de unos problemas comunes. Pero ¿llevabas tiempo viendo una necesidad emocional o social concreta que te hiciera pensar “quizá tenemos que crear una app para solucionar esto”?

Mi manera de entender los problemas de la sociedad es casi espiritual. Normalmente no hablo de esto en redes porque me da un poco de miedo abordar la espiritualidad. Pero, en el fondo, todo se reduce a la conciencia y la inconsciencia. Creo que las personas plenamente conscientes no aumentan el sufrimiento propio ni el de los demás. Por eso, el objetivo a nivel social debería ser aumentar esa conciencia. 

¿Y eso cómo se logra?

Se trata de ser cada vez más consciente de cómo funcionas tú, cómo te relacionas con los demás y con la sociedad, y distinguir el dolor inevitable del sufrimiento añadido. Creo que una persona plenamente consciente es casi incapaz de generar sufrimiento a su alrededor. Y para ello tenemos que enfocarnos en los más pequeños. Sin dejar de atender a los adultos, creo que deberíamos enfocar muchos más recursos en la educación. 

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Uno de los talleres que estás haciendo últimamente está enfocado en la adicción al móvil. ¿Cuántas horas diarias pasas tú mismo con el móvil y cómo intentas gestionar esa relación?

Lo miro en directo y te enseño... Bueno, esta semana 49 minutos, 1 hora 38. Depende de la semana. Pero siempre digo, lo más importante no es el tiempo de pantalla, lo más importante es la calidad de ese tiempo de pantalla. Yo siempre pongo el mismo ejemplo en los talleres: durante una época estuve muy enganchado a coser y a bordar, y me ponía el móvil con un pódcast. Eso hacía que al final del día tuviera seis horas de pantalla, pero no creo que ese fuera el problema. Tú sabes esos momentos del día en que dices, “fuck, el móvil me ha utilizado a mí”, y te sientes mal porque el móvil te acompaña en cada momento muerto del día.

Yo cada vez que veo mi tiempo de pantalla me siento bastante penosa.

Tú ahora has dicho “soy penosa”, ¿no? Esa es la parte que creo que, si eres plenamente consciente, te das cuenta de que realmente no eres penosa, simplemente eres una persona que en algún momento del día estaba sufriendo y tenía el móvil al lado. Y el móvil es como una aguja hipodérmica que te puedes pinchar en cualquier lugar y en cualquier momento, y no está mal visto. Lo importante es saber qué hacías justo antes de coger el móvil. Mi taller se llama Esclavos del móvil, pero podría llamarse Esclavos de cualquier cosa. Si tomas cualquier otra adicción funciona de la misma manera. Porque todas las adicciones al final son una forma más concreta, más sutil o clara de escapar de una sensación que no quieres sentir.

Joan Soler, psicólogo.

Joan Soler, psicólogo.

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Cuéntame más.

Pues esas sensaciones pueden ser desde el aburrimiento, que es algo muy sutil, muy pequeño, hasta “me siento completamente solo en este mundo”. Y el móvil te proporciona maneras de salir de esa sensación desagradable. Pero dentro de cuatro años quizá salga algo aún mejor que el móvil, que te haga salir más rápido, de forma más intensa, durante más tiempo. Entonces dices, “ay, tengo un problema, ojalá volviera al móvil”. Y para mí ese es el peligro real.

En internet hay muchas soluciones, especialmente dirigidas a jóvenes, como dietas, “dopamine detox” o “digital detox”. El digital detox se entiende fácilmente, porque simplemente dejas el móvil, pero el dopamine detox entra en un terreno más científico que, creo, mucha gente no termina de comprender. Desde tu experiencia, ¿crees que este tipo de prácticas son útiles o solo una moda pasajera?

Para hacer un detox deberías deshacerte de una sustancia que fuera una toxina, pero la dopamina no es una toxina. No puedes hacer un detox de dopamina… por el simple hecho de estar escuchándome o de decir lo que quieres decir, ya estás usando dopamina. La dopamina es de las moléculas más maravillosas que existen en la naturaleza y nos ayuda en tantas cosas que es absurdo pensar que necesitamos liberarnos de ella. Las personas que tienen Parkinson, por ejemplo, tienen una deficiencia en la comunicación dopaminérgica de las neuronas motoras.

Hace muchos años se pensaba que la dopamina era igual al placer, pero después se vio que tiene más que ver con la expectativa, con la sorpresa, con la persecución de recompensas

Joan Soler, psicólogo.
Joan Solerpsicólogo

¿Y cómo entendemos su papel en nuestro día a día?

Hace muchos años se pensaba que la dopamina era igual al placer, pero después se vio que tiene más que ver con la expectativa, con la sorpresa, con la persecución de recompensas. El cuerpo humano y nuestro sistema se creó hace millones de años y es un sistema que en gran parte lo compartes con tu gato, tenemos sistemas de recompensa similares. Hace miles de años era superadaptativo, porque constantemente tenías que buscar recursos y espabilarte en la vida. La dopamina está diseñada para que te espabiles y tengas motivación: “¿en aquel arbusto encontraré o no encontraré comida?” Haces una predicción, vas a mirar, y a veces habrá, y a veces no habrá. El problema es que ahora no hay una limitación de estos estímulos, son constantes, y eso es superadictivo.

¿Cómo explicarías esa sensación de vacío después de pasar muchas horas conectado?

Hay partes del uso del móvil que no son nada adictivas. Pero hay aplicaciones que, por su modelo de negocio, tienen como objetivo mantenerte el mayor tiempo posible en la pantalla. Un ejercicio que recomiendo a todo el mundo es coger el móvil siempre que quieras, pero antes de hacerlo apunta para qué lo vas a usar. Y después de usarlo, durante dos semanas, quizá te des cuenta de que el móvil está paliando algo. Quizá tu problema no es el móvil, quizás es que hace tiempo que te sientes completamente solo, o que tu trabajo te aburre o te frustra. Al final se trata de entender que no está tan relacionado con el móvil o con la sustancia, sino con el estado del que intentas escapar.

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¿Qué papel crees que debería tener la educación emocional en casa y en la escuela para prevenir estas dependencias?

Si piensas en los momentos en los que te has sentido más plena en tu vida… ¿necesitabas el móvil? No. Si construimos una vida que nos llene, por defecto dejaremos de usar tanto el móvil. Esto pasa con todas las adicciones, tenemos que intentar construir vidas que nos dejen en paz, para que cualquier adicción sea menos atractiva, porque ya no estás escapando de nada. 

Entiendo...

Si tomo una rata y la dejo en una habitación cerrada con cualquier droga, cocaína líquida, se enganchará a la cocaína líquida. Si la estreso, se enganchará aún más. Pero si hago lo contrario y le doy espacio abierto, zonas verdes para pasear, máquinas para hacer ejercicio, un ambiente estimulante y la dejo socializar con otras ratas, con la misma droga y el mismo acceso a ella, aun así consumirá mucho menos. Nosotros debemos intentar construir de forma sistemática vidas que nos llenen. Si tenemos que educar, no debemos educar en poner barreras o bloqueadores.

La clave es generar primero la pregunta que haga que la persona necesite aprender y luego proporcionar la respuesta, a veces dejándola que la construya por sí misma

Joan Soler, psicólogo.
Joan Solerpsicólogo

¿Cómo se te ocurren estos ejemplos tan cotidianos y sencillos de tus talleres?

Me gusta usar la literatura y las historias, y estoy obsesionado con la psicología de la educación. Busco cómo transmitir información de manera que sea significativa para quien la recibe. Identifico diapositivas, metáforas y ejemplos prácticos hasta que la idea se entiende realmente. La clave es generar primero la pregunta que haga que la persona necesite aprender y luego proporcionar la respuesta, a veces dejándola que la construya por sí misma. Mis talleres se preparan pensando en lo que a mí me interesa investigar, no en lo que “necesita la sociedad”.

Para concluir y dejar un mensaje positivo —algo que siempre interesa, especialmente cuando hablamos de psicología —, ¿qué consejo darías sobre cómo cuidar tu salud emocional?

Te diré: aprende a sufrir. El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es lo que nosotros añadimos. Cuanto más buscamos una vida sin ningún tipo de sufrimiento, más sufriremos. Vivimos en una sociedad con muchas fuentes de dolor y demasiadas formas de evadirlo, lo que nos hace frágiles. Por eso hay que entrenarse para convivir con el sufrimiento. 

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¿Convivir con el sufrimiento?

Sí. Hacer deporte, meditar o correr un maratón son formas de elegir un sufrimiento voluntario y entender su naturaleza. Así descubres que una parte del sufrimiento lo generas tú mismo. El dolor es físico e inevitable, como si te cortaran una pierna. El sufrimiento es lo que añades después: el rencor, el miedo, la idea de “¿cómo me verán ahora?”. Todo eso nace de ti, no del dolor original. Mediante la meditación o la conciencia puedes darte cuenta y dejar de alimentarlo.

Habrá cosas en la vida que serán dolorosas, ¿pero el sufrimiento es lo que nosotros creamos?

Exacto. Hay que observar el sufrimiento sin huir: cuando sientas incomodidad, no cojas el móvil, quédate quieto y observa. Descubrirás que la sensación sigue siendo desagradable, pero no aumenta si no le pones resistencia. Cuanto más practiques no reaccionar al sufrimiento, menos sufrirás a largo plazo, aunque a corto tengas que enfrentarte al momento incómodo.

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