La nueva etapa en Junts per Catalunya i Esquerra Republicana se escenificó con una matrícula inusual. El expresident de la Generalitat y presidente de JxCat, Carles Puigdemont, iba al volante en su nuevo coche. De copiloto, el nuevo presidente de ERC y su exvicepresidente, Oriol Junqueras. Los dos líderes que lideraron el 1 de octubre salieron de la residencia de Puigdemont en la ciudad belga de Waterloo en un Renault gris con una matrícula que no deja indiferente, la fecha del referéndum del 2017. A cambio de unas tasas –unos 1.000 euros–, en Bélgica se puede personalizar las matrículas de los vehículos.
Entre la niebla y los restos de nieve, Junqueras llegó con la secretaria general de ERC, Elisenda Alamany. Les fue a abrir la puerta un muy sonriente Puigdemont, después de que ya hubiese llegado también el secretario general de Junts, Jordi Turull. Tras dos horas y media reunidos, ambas partes pactaron un comunicado conjunto donde anunciaban que se abría una nueva etapa de entendimiento entre las dos formaciones independentistas después de unos años de tiranteces y desavenencias sobre la gestión del procés.
La reunión, según fuentes consultadas, fue muy bien, mejor que la última que mantuvieron, a principios de verano, cuando todavía ninguno de los dos había recuperado el liderazgo de sendos partidos, y antes de que el socialista Salvador Illa fuese investido presidente de la Generalitat con la ayuda de los votos de ERC. Según señalaron en público, el encuentro se enmarca en la “necesaria e imprescindible relación” entre los dos exsocios del Govern que, “pese a las diferencias, tienen muchos objetivos compartidos”.
Hay ganas –dicen– y voluntad de trabajar juntos de nuevo. Por eso, apuntaron, los dirigentes de ambas formaciones han acordado “impulsar espacios de trabajo coordinado para debatir las cuestiones que afectan al futuro nacional y al progreso social de Catalunya en todos los ámbitos”, además de “iniciar una nueva etapa de relación que contribuya a recuperar la fuerza y la iniciativa del movimiento independentista”.
Se marcharon juntos tras dos horas y media en un vehículo con la matrícula dedicada al 1 de octubre
“Somos dos organizaciones diferentes y es evidente que entre nosotros hay discrepancias, pero también coincidencias”, escribió en sus redes Puigdemont, quien asegura que son “conscientes” de que para “enderezar” tanto la situación en Catalunya como el movimiento independentista “hace falta mucho trabajo y esfuerzos por parte de todo el mundo”.
La cita llegó cuando los dos partidos independentistas mantienen abiertas negociaciones con el PSOE. Junqueras ya ha dejado claro que no quiere negociar los presupuestos del 2025 con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, mientras los posconvergentes afrontaban este jueves una jornada decisiva en el Congreso de los Diputados, que podría haber terminado con la retirada del apoyo parlamentario al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Era la primera vez que se veían desde que revalidaron el liderazgo de sus respectivos partidos
De esto hablará este viernes Puigdemont en una rueda de prensa convocada después de reunión de la dirección permanente de Junts en Bruselas, aunque la expectación puede haberse rebajado después de que la Mesa del Congreso retrasara la decisión sobre la proposición no de ley planteada por los posconvergentes para que el presidente del Gobierno se someta a una cuestión de confianza, algo que tampoco despeja la incertidumbre sobre el futuro del Ejecutivo.
Las estrategias de negociación en Madrid de ambas formaciones son diferentes, ya que no quieren lo mismo, pero sí que hay puntos de convergencia como puede ser la defensa del catalán. Mientras tanto ERC como Junts pidieron que se pudiera hablar en el Congreso, son los posconvergentes los que están presionando ahora para que sea oficial en la UE y se pueda hablar también en el Parlamento Europeo, aunque Puigdemont ya dejó claro este martes, durante la presentación de unos libros en Bruselas, que solamente con que se logre el paso en la Eurocámara no va a ser suficiente para el partido independentista. Es una presión añadida a Sánchez, tanto en Madrid como en Bruselas, por parte de ambos partidos. Irán viendo sobre la marcha si pueden coordinar posturas también de cara a hablar con el PSOE.
Reunión entre el presidente y el secretario general de Junts, Carles Puigdemont y Jordi Turull, y el presidente y la secretaria general de ERC, Oriol Junqueras y Elisenda Alamany, en Waterloo.
“Hablaremos con Junts, como hablamos con otra gente, y hablaremos con la voluntad de construir los mejores acuerdos posibles en nuestro país”, aseguró el líder republicano en su llegada a la reunión en Waterloo. “Nuestra voluntad es siempre tener una relación fluida con todo el mundo y una relación educada, que sea lo más productiva posible en beneficio de Catalunya y del conjunto de la sociedad”, zanjó Junqueras.
Era la primera vez que se veían después de volver a revalidar sus liderazgos en dos congresos –Puigdemont, en octubre, y Junqueras, en diciembre–, algo que ha cambiado mucho las cosas. Hace unos meses no estaban formalmente al frente de las formaciones, y habían tenido mucho menos contacto.
