Cuando Europa no puede fallar

Boletín del director

En juego la oficialidad del catalán, vasco y gallego en la UE

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El ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares 

Pablo Garrigós / EFE

Buenos días,

Mañana martes, los 27 se reúnen en Bruselas para confirmar o no la oficialidad del catalán, gallego y euskera en la Unión Europea. Se pone así punto final a una intensa actividad política por parte, principalmente, del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que se ha movido por todas las cancillerías europeas y que ha contado con el apoyo externo de un equipo de trabajo en el que Carles Puigdemont ha intervenido de forma muy activa. También la Generalitat ha desplegado todos sus contactos, especialmente el conseller de UE y Acció exterior, Jaume Duch, que fue portavoz y director general de Comunicación del Parlamento Europeo. Desde el primer acuerdo entre Junts y el PSOE para constituir la Mesa del Congreso, que dio paso después al apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, la exigencia de Puigdemont era lograr la oficialidad de catalán, gallego y vasco en Europa, en cumplimiento del mandato constitucional.

Han sido meses de un largo esfuerzo pedagógico para convencer a los países de la UE que este reconocimiento no suponía abrir las puertas de la oficialidad al resto de lenguas minoritarias u otros idiomas que se hablan en el continente, como el ruso, el turco o el árabe. Así, el Gobierno ha hecho hincapié en que las tres lenguas propuestas son ya oficiales en España y se usan en las dos cámaras parlamentarias -Congreso y Senado-. Y también están incluidas ya desde hace dos décadas en la Constitución. Ninguna otra lengua no oficial en Europa tiene esta misma consideración. Con ello, se convenció a las repúblicas bálticas que se oponían en principio por temor a que se pudiera oficializar el ruso que hablan algunas minorías de estos países, y también se pactó con Bulgaria, por el uso del turco en muchas regiones de su territorio. Francia, otro país especialmente inquieto, por el uso del bretón o el corso, entendió también que las características especiales de catalán, vasco y gallego eran bien diferentes.

¿Entonces? ¿Dónde está el problema? Pues en una posición dubitativa de algún país, como Italia, que podría hacer descarrilar la propuesta española. Como explicó el sábado nuestra corresponsal en Bruselas, Anna Buj, España ha hecho circular tres documentos diferentes con el argumentario a favor. Para que no existan dudas y que no haya ningún veto a una decisión que se debe adoptar por unanimidad. No haría falta votarla. Para que el tema económico no suponga ningún escollo, el Gobierno español ya ha dejado claro también que se haría cargo de todos los costes que suponga la medida.

La presión del Gobierno a favor de la oficialidad no cuenta con el respaldo del PP, que ha hecho esfuerzos justamente en la dirección contraria.

La presión a favor de la oficialidad de las tres lenguas que está haciendo el Gobierno no cuenta con el respaldo del PP, que ha hecho esfuerzos en los últimos meses justamente en la dirección contraria. La motivación es más de política interna, que no europea. Los populares entienden que, si se confirma este acuerdo, la relación entre Junts y PSOE se consolidará un poco más en España. Los populares son muy comedidos en sus declaraciones públicas porque tampoco quieren que les cuelguen mañana el sambenito de que han hecho naufragar el acuerdo. El ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, habría garantizado su respaldo al PP de que frenaría esta iniciativa, según avanzó el sábado el diario ABC, lo que llevó a Jordi Basté a escribir este artículo que les incluyo.

Polonia ostenta la presidencia de turno del Consejo y será quien decida como se debe formular mañana esta cuestión en la reunión. Solamente que algún país presente reticencias, se podría posponer la votación. Fuentes comunitarias señalaron al respecto que, si ello sucediera, se tardaría mucho tiempo en volverse a plantear la oficialidad de las lenguas. Por tanto, existe la sensación de que mañana el Gobierno se juega el todo o nada en este tema. A la vista de los informes presentados por el equipo de Albares, las garantías de que esta vía no permitiría abrir las puertas a otras lenguas y la fórmula que ofrece España para que la oficialidad se aplique de forma progresiva en cuatro años, son suficientes argumentos para que los 27 respalden la iniciativa. En un momento clave de la construcción europea, lo que toca es sumar y no jugar con fuego con tacticismos castizos. La UE debe reconocer la oficialidad del catalán, del vasco y del gallego.

Como cuestiones domésticas, está bien recordar que esta pasada semana hemos realizado nuestro segundo consejo de redacción abierto al público. Como ya explicamos se trata de una iniciativa para que los lectores comprendan mejor como hacemos nuestro trabajo. Aquí encontrará la sesión completa.

Y esta semana hemos puesto en marcha una nueva edición del premio Vanguardia de la Ciencia, una iniciativa que hacemos con la Fundación Catalunya La Pedrera. Estos son los ocho finalistas.

Feliz semana.

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