Camilo es uno de los cantantes más prominentes del panorama latinoamericana en la década actual. El nativo de Medellín ganó notoriedad por primera vez en 2008 después de haber ganado Factor XS el año anterior, antes de colaborar con artistas compatriotas como Shakira o Manuel Turizo. Su estilo pop combinado con ritmos urbanos se suma a un aspecto llamativo desde el primer momento, gracias a su reconocido bigote.
Con este currículum a sus espaldas, el artista colombiano ha sido el tercer invitado de la semana en El Hormiguero, el programa nocturno de Antena 3 que presenta Pablo Motos. Un año y tres meses después de acudir a la calle Alcalá para presentar su última gira, el Nuestro Lugar Feliz Tour, el intérprete volvía para celebrar el cierre del viaje. Sin embargo, la anécdota más llamativa de la noche fue sobre el nacimiento de su segunda hija, confesando que fue comadrona improvisada.
El cantante participó en el último paso de la llegada de Amaranto: “La placenta, para los que no saben, es como si fuera un segundo parto, porque está todavía dentro y hay conexión entre el bebé y ella. En la técnica que nosotros elegimos, esperamos a que esa conexión se interrumpiera solita, y llega el nacimiento de la placenta, que para mí es una de las partes más fascinantes del parto. Es como un arbolito de la vida, es increíble. Las manos me quedaron ensangrentadas”.
Sorprendentemente, no fue la única anécdota relacionada con sangre de sus hijas, tras hablar de un incidente que le ocurrió a la mayor, Índigo: “Estábamos en Japón, y mi hija, que no tenía ni un año, estaba empezando a caminar. Se cayó, se tropezó con el borde de una mesa y sangró un poquito, cuando era la primera vez que se caía y sangraba. Yo tenía una camisa blanca y se manchó de sangre, y se quedó la marca y dije: ‘Wow, es la primera caída de un ser humano’”.
Para la posteridad
“Si a mí mi mamá me dijera: ‘Ay hijo, me encontré un cuadro con la camisa que manchaste de sangre la primera vez que te caíste en Japón, yo estoy seguro de que, en 20 años, cuando Índigo crezca… Yo lo hubiera puesto en el centro de una mesa. El primer testimonio de una aventura”, exponía, orgulloso. La velada también contó con la presencia de su mujer, Evaluna Montaner, quien apareció en sorpresa en plató junto a su padre, Ricardo Montaner.
Meses atrás, él mismo mostraba a los cuatro vientos el amor que sentía por su esposa: “Sabía que ella merecía algo mejor, pero sabía que me dolería verla al lado de alguien más, entonces mejoré, mejoré por amor, mejoré para no perderla”.