El equipo de 'First Dates' toma una decisión nunca antes vista después de la aparición de dos hermanas de Madrid: "No me agrada la falta de refinamiento".
Cita doble
Un instante particularmente especial de la velada incluyó a Almudena, Montse, Nacho y Diego.
El equipo de 'First Dates' toma una decisión sin precedentes tras la llegada de dos hermanas madrileñas: "No me gusta la falta de clase".
Las apariciones de First Dates siempre generan expectación. Cada velada, una multitud de comensales accede al reconocido establecimiento con la esperanza de encontrar el amor. Esta fue la razón fundamental que impulsó a Montse y Almudena, hermanas dedicadas a la joyería en Madrid, a participar en el show de Cuatro.
Las mujeres solteras hicieron su aparición deslumbrando con estilo y una fuerte conexión. "Tenemos una gran sintonía y nos relacionamos muy bien. Con una simple mirada, nos comprendemos", afirmó Almudena. "Damos pavor a los hombres", enfatizó Montse. Las dos tenían una idea precisa del hombre perfecto: "Un caballero cortés, amigable, encantador, con estabilidad financiera y que sepa comportarse adecuadamente".
La circunstancia resultó tan insólita que el equipo se vio forzado a adoptar una determinación de último momento, sin precedentes en la emisión: "Los dejaré aquí y ustedes conocerán a hombres. Y a partir de ese punto, tomaremos las decisiones", detalló Carlos Sobera. El primer participante en atravesar las entradas de First Dates fue Nacho (54), un profesional de seguros oriundo de Sevilla, quien se describió a sí mismo como un entusiasta de la lectura y de las adquisiciones.
El soltero se quedó atónito al observar a las dos hermanas acomodadas en la barra del establecimiento. "Yo esperaba una cita, no una cita múltiple ni situaciones extrañas", declaró. Las impresiones iniciales de las madrileñas tampoco fueron favorables. "¿Es esto una broma o la cita en sí? No está arreglado para la ocasión", comentó Montse. "Personalmente, no me ha atraído en absoluto", sentenció Almudena. El siguiente pretendiente fue Diego, de 53 años, un director comercial de Madrid que se describió a sí mismo como un hombre atento a los detalles y aficionado al deporte.
Lamentablemente, el madrileño tampoco fue del agrado de las joyeras. "No es mi tipo. Le faltan dos cabezas", afirmó Montse. "No sé si van a ser mi cita las dos o voy a tener que elegir", dijo el soltero. Tras acompañar a los solteros a sus respectivas mesas, Sobera les informó a las solteras que la decisión recaía en ellas: "Si os gusta el mismo a las dos, cenáis los tres".
Tras una profunda reflexión, las solteras optaron por una medida inédita: compartir una cena con cada uno de los pretendientes. "Nos gustaría cenar con Diego, pero tampoco queremos que el otro se quede sin compañía", manifestó Almudena. "Debemos ser corteses y ofrecerles una oportunidad. No todo se basa en la apariencia física", añadió Montse.
De esta manera transcurrieron las citas: Almudena cenó inicialmente con Nacho, mientras que Montse cenó con Diego. Al servir el segundo plato, las hermanas madrileñas cambiaron de acompañante. No obstante, ninguna consiguió establecer una conexión sentimental con ninguno de los dos hombres. Al momento de saldar la factura, Montse y Almudena experimentaron otra decepción. "¿Os parece bien que dividamos la cuenta en partes iguales?", sugirió el chico de Sevilla. "A mí la tacañería no me agrada", sentenció Almudena.
En la resolución definitiva, Diego y Nacho admitieron que solo aceptarían una segunda cita con Montse. Las hermanas, por su parte, declinaron la compañía de los dos. "Prefiero hombres más altos, educados, con estilo y no me agrada la tacañería al momento de pagar. A cualquier mujer le agrada que le abran la puerta del automóvil", afirmó Almudena. "No mezcles abrir la puerta, que es cortesía, con dividir los gastos, que es equidad", respondió Nacho.