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Guillermo Antiñolo, ginecólogo, 68 años: “A nadie le tienen que decir qué hacer cuando tiene una gripe o fiebre, y con la menopausia es lo mismo; las mujeres deben saberlo todo sobre su salud”

Longevity

“El #MeToo genómico es necesario y contamos con las herramientas para impulsarlo”, sostiene el investigador, quien dice que “las mujeres son las grandes olvidadas de la investigación en medicina”

Los estrógenos son el eje sobre los que gravita la salud de la mujer, desde la cardiovascular, la ósea, la muscular hasta la mental, según el doctor,  catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sevilla y director del Departamento de Medicina Materno Fetal, Genética y Reproducción del Hospital Universitario Virgen del Rocío

Guillermo Antiñolo, ginecólogo y genetista. 

Cedida

Durante décadas, la medicina ha operado con un modelo masculino por defecto, ignorando en gran parte las particularidades biológicas, hormonales y genéticas de las mujeres. El Dr. Guillermo Antiñolo, médico, investigador, catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sevilla y director del Departamento de Medicina Materno Fetal, Genética y Reproducción del Hospital Universitario Virgen del Rocío alerta de las consecuencias de esta brecha: diagnósticos erróneos, terapias inadecuadas y un envejecimiento femenino “a doble velocidad”.

Este genetista granadino, de 68 años y larguísima trayectoria, plantea la necesidad urgente de una medicina con perspectiva de género, porque considera que las mujeres han sido las grandes olvidadas de la medicina. “La salud de hombres y mujeres se comportan de manera completamente diferente”, dice. Autor de más de 200 publicaciones y líder en más de 65 proyectos de investigación, ha querido explicarlo todo “negro sobre blanco” y más en La revolución del genoma femenino (Planeta, 2025).

Desde su experiencia como médico e impulsor del genoma femenino, y también como paciente de cáncer, que, aunque superado, le ha dejado varias complicaciones con las que lidia actualmente, el doctor Antiñolo nos ha dedicado un rato para compartir sus reflexiones acerca de los desafíos de la salud femenina y las oportunidades que se abren en su futuro abordaje médico.

La secuenciación del genoma humano marcó un antes y un después en la ciencia, ¿por qué es revolucionario centrarnos en el genoma femenino?

Esencialmente, porque no tenemos referencias de un patrón genómico específico de la mujer y porque no se ha hecho nunca. El objetivo del genoma femenino es analizar y mapear la variabilidad genética de las mujeres para entender mejor cómo las diferencias genéticas afectan a su salud en particular. Es una iniciativa pionera que está destinada a cambiar la visión de la salud de la mujer, con grandes implicaciones para el futuro.

La salud para las mujeres mayores de 50 años no es solo un tema médico, sino también una cuestión de equidad y bienestar social. Es hora de exigir una medicina con perspectiva de sexo y género

Guillermo Antiñolo Ginecólogo y genetista

¿Cómo lo han investigado? ¿Qué han logrado?

Hemos secuenciado el genoma femenino por primera vez, y, aunque en términos generales son bastante parecidos, tiene algunas diferencias con el masculino, lo que puede explicar algunas situaciones clínicas distintas entre hombres y mujeres. La salud femenina para las mujeres mayores de 50 años no es solo un tema médico, sino también una cuestión de equidad y bienestar social. Es hora de exigir una medicina con perspectiva de sexo y género, mientras trabajamos en soluciones que mejoren la vida de las mujeres. El #MeToo genómico es necesario y contamos con las herramientas para impulsarlo.

¿En qué situación se encuentra esta iniciativa actualmente?

Tenemos los datos iniciales de una población y esperamos tener más financiación para tener más datos. Juntamos todos esos datos precisos, ajustados y pensados para las mujeres, y con eso hacemos una personalización más evidente de las terapias. Eso aún está lejos de poderse implementar, pero sí empieza a aportar mucha información, porque ya sabemos que hay cosas que no son iguales en términos genómicos. En Andalucía, por ejemplo, tenemos una historia clínica electrónica de todos los pacientes que han llegado al sistema. Nuestra información nos está dando mucha información respecto a cómo se comporta la salud y la comorbilidad [coexistencia de dos o más enfermedades] en mujeres y hombres. A mí me gusta llamarlos los “datos que curan”.

En términos de salud, hombres y mujeres no somos iguales. Se ha relacionado el envejecimiento ovárico con la salud metabólica, que regula el peso 

Guillermo AntiñoloGinecólogo y genetista

Se ha relacionado el envejecimiento ovárico con la salud metabólica. 

Getty Images, fizkes

Entonces, ¿la salud de hombres y mujeres se comporta de manera diferente?

En términos de salud, hombres y mujeres no somos iguales. Para entenderlo, tenemos que redefinir el concepto de fertilidad, que no es solo cuestión de reproducción, sino que un reflejo de cómo funciona el cuerpo y la fisiología femenina de manera global. Mientras una mujer tiene fertilidad entendida como producción normal de estrógenos, su sistema funciona como un tiro... pero... 

... ¿cuando esos estrógenos se dejan de producir...? 

En el momento en el que pierde sus estrógenos, porque los ovarios ya no los producen, y los estrógenos que se siguen generando en otras partes del cuerpo [suprarrenales y tejido adiposo] no son de la misma calidad ni cantidad, tienen problemas de salud que afectan a sistemas como el cardiovascular, óseo, muscular, neurocognitivo… Algunas áreas de investigación han relacionado la infertilidad y el envejecimiento ovárico con la salud metabólica, aquella que regula los niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos, presión arterial y peso.

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Decía en su libro que el hombre ha sido considerado durante demasiado tiempo, el “paciente estándar”…

En el ámbito médico, hemos normalizado una brecha de género que, si no hacemos algo al respecto, solo seguirá ampliándose. El perfil de los pacientes y la medicina son hoy todavía androcéntricos; están basados en los datos de hombres. Históricamente, los ensayos clínicos de humanos y animales, se han realizado siempre sobre hombres y machos, lo que establece un sesgo. La respuesta de una mujer no es la misma que la de un hombre. Sabemos, por ejemplo, que las enfermedades cardiovasculares se presentan y progresan distinto en mujeres que en hombres, y los tratamientos, a menudo, no tienen en cuenta. De la misma manera, las mujeres tienen mayor predisposición a ciertos trastornos autoinmunes o inflamatorios como el lupus y la artritis reumatoide. También que su experiencia con enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad puede diferir de cómo las padecen los hombres. 

¿Por ejemplo? 

El otro día una compañera llegó a un hospital con un espasmo coronario [parecido al infarto, sin el daño vascular directo]. La mandaron a su casa con metamizol [comercializado como Nolotil]. No conforme con el tratamiento, se hizo un electrocardiograma y resultó que estaba en un proceso severo y de alto riesgo. Ingresó en la UCI y ahí se ha recuperado. Este es un reflejo de que la presentación clínica de muchas enfermedades, en particular las de corazón, no son iguales en hombres que en mujeres. Si tú tienes un problema cardíaco por la edad o por el envejecimiento, y te tratan igual que a un hombre, tus problemas se multiplican porque quizá no necesitas ese tratamiento o no de la misma manera. Estamos tratando a las mujeres como si fueran hombres, porque los datos que usamos están basados en datos masculinos. Esto, retrasa el diagnóstico, retrasa el tratamiento, y, por tanto, incrementa la mortalidad y las complicaciones. Si tienes un infarto y te tratan de otra cosa, tendrás un problema porque no te estarán tratando adecuadamente.

Este es un reflejo de que la presentación clínica de muchas enfermedades, en particular las de corazón, no son iguales en hombres que en mujeres

Guillermo AntiñoloGinecólogo y genetista

¿Se investiga menos la patología de la mujer?

Ese es el problema. Las mujeres sois las grandes olvidadas de la investigación en medicina. En el libro justamente he querido poner “negro sobre blanco” lo que ocurre y lo que debería ocurrir, que es que la salud de las mujeres se atienda acorde a sus características. La salud de las mujeres, su forma de envejecer y de enfermar son completamente diferentes a las del hombre. Mi objetivo es trasladar la idea de que la salud de hombres y mujeres no funciona igual, por tanto, las aplicaciones diagnósticas y terapéuticas, tampoco. O no deberían serlo.

Pero, ¿no le parece que ahora la gente sabe un poco más acerca de los estrógenos? 

Hasta hace muy poco, la información de los estrógenos que se manejaba era la de estudios del Women Health Initiative (los últimos del año 2004). Eso ha cambiado radicalmente, tanto en los resultados poblacionales, que tenían bastante sesgo, como en la medicación que se utilizaba. Los estrógenos tienen un impacto profundo en muchos aspectos de la salud. Durante los años fértiles, regulan el ciclo menstrual, mantienen la salud ósea y cardiovascular, y afectan al estado de ánimo y a la función cognitiva, mientras que después de la menopausia, la disminución de estrógenos puede traer desafíos como la pérdida de densidad ósea y cambios en la salud del corazón.

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También se está divulgando algo más sobre la menopausia, tema que antes era tabú…

Sí, pero, en España, solo el 6-7% de las mujeres con problemas de menopausia acude a la consulta de un médico para tratarla. Esta adherencia es tan baja porque existe la percepción errónea de que esta fase vital es un evento natural que no requiere atención especial y que la falta de estrógenos no conlleva problemas graves. Las mujeres no deberían tener que resignarse ni sufrir la menopausia, sino poder vivir esta etapa tan importante de su vida de manera plena y positiva. Porque sí, se puede experimentar una mejor calidad de vida en menopausia.

Entonces, ¿diría que la terapia hormonal sustitutiva es segura hoy en día? 

Hoy sabemos que no hay nada mejor que los estrógenos, ya que desempeñan un papel protector del metabolismo. Por eso, la terapia hormonal sustitutiva (THS) es clave en el tratamiento de posmenopausia. De hecho, muchas organizaciones internacionales recomiendan la THS como tratamiento de primera línea para las mujeres con síntomas moderados a severos, siempre que no haya contraindicaciones médicas. Hoy está completamente demostrado que esta terapia no tiene más riesgo de cáncer ni de sufrir problemas tromboembólicos, que no usarla. Es más, puede mejorar las condiciones de salud de las mujeres, en general, e, incluso, en quienes no hayan tenido previamente cáncer de mama, reduce la incidencia, si bien ligerísimamente.

Es una terapia eficaz y segura, y disminuye la comorbilidad [coexistencia en la misma persona de dos o más enfermedades] en mujeres de manera drástica, hasta 10 años después del inicio de la menopausia. Otra cosa es que uno pueda meterse en internet y decidir qué va a usar, porque eso no funciona así. La elección de este tratamiento debe ser personalizada por un profesional que tenga en cuenta la edad de la mujer, el tiempo transcurrido desde el inicio de la menopausia, conozca cuáles son sus problemas de salud previos, los riesgos de enfermedades como las cardiovasculares y el historial familiar de cáncer, por ejemplo. A partir de ahí, se debe valorar qué modelo es el adecuado para cada una. Si no se puede usar la THS, se pueden aplicar otras terapias para ayudar a superar los síntomas y mejorar la vida de la mujer en esta etapa.

La terapia hormonal sustitutiva (THS) es clave en el tratamiento de posmenopausia. No tiene más riesgo de cáncer ni de sufrir problemas tromboembólicos, que no usarla 

Guillermo AntiñoloGinecólogo y  genetista

¿Y después de esos 10 años?

Sabemos que en ese tiempo, la THS es eficaz. No tenemos una idea precisa de si, por encima de 10 años después del comienzo de la menopausia, sigue siéndolo. Es el problema de las terapias en general. Por ejemplo, pensemos en diabetes e insulina. No ponerse la insulina durante un tiempo genera una serie de problemas vasculares que hacen que, cuando te la vuelves a poner, vas tarde, y ya tienes un daño estructural en los vasos sanguíneos. Eso pasa también con los estrógenos. Más allá de abordarlos como un proceso natural, la realidad es que la privación de estrógenos tiene consecuencias para las mujeres, como mayor riesgo de problemas de corazón, ictus, osteoporosis, etc. Por eso, siempre intento transmitir que es necesario que las mujeres sean guardianas de su propia salud.

¿A qué se refiere?

La primera ocupada de la salud de las mujeres son ellas mismas. Si tú no cuidas tu salud, ¿quién lo va a hacer? No es algo que los demás deban hacer por ti. Vosotras no sois conscientes de vuestros problemas de salud relacionados con la pérdida de estrógenos. No le dais importancia. Decís que esto es natural, que no pasa nada, que le pasa a todas. Por otro lado, no hay que pensar en la terapia hormonal sustitutiva como algo que no es natural o que no funciona o que eso produce cáncer, porque eso es alejar herramientas que permiten una vida muchísimo más saludable. Si en España hay 50 millones de habitantes, 25 millones son mujeres. Cada año, las que entran en menopausia, empiezan un peregrinaje, con una falta de cuidados muy relevante. Cuando trasladas esta información, te das cuenta de que la medicina de la mujer debería contar con aplicaciones, herramientas de diagnóstico, seguimiento y tratamiento diferentes.

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A veces, no es tan sencillo porque no todos los médicos están tan actualizados… 

Hay que consultar con especialistas que sepan tratar este problema y, si no lo saben, buscar a otro. Lo que no se puede es pasar ni conformarse con que utilizar terapia hormonal sustitutiva, por ejemplo, es peligroso. Por eso, insisto en que hay que hacer cambios, que las pacientes deben preguntar por sus cosas y las reglas de juego. Lo que está claro es que se puede buscar consejo médico y cuidarse mejor. A nadie le tienen que decir qué hacer cuando se tiene una gripe o fiebre, ¿no? Todo el mundo sabe dónde tiene que ir. Pues esto no es muy diferente.

También puede que sea algo cultural o ancestral, que las mujeres velan menos por sus cuidados…

Si es una cosa cultural, habrá que cambiarlo también. La cuestión es no conformarse. Las mujeres y las sociedades son responsables de su propia salud. Hay una falta de información tremenda, porque cuando lo explicas a las mujeres cómo envejecen y cómo tendrían que envejecer se quedan con los ojos como platos. Todo lo que cuento en el libro, no lo digo yo, sino que cuenta con 300 o 400 citas bibliográficas al final. Son conocimientos de salud y de medicina. Lo único que digo es cómo funciona el envejecimiento y qué medidas podríamos tomar. Y aquí hay una diferencia clara: los hombres envejecen de una manera y las mujeres, de otra.

A nadie le tienen que decir qué hacer cuando se tiene una gripe o fiebre, ¿no? Todo el mundo sabe dónde tiene que ir. Pues con la menopausia no es diferente

Guillermo AntiñoloGinecólogo y genetista

¿Qué papel tiene el genoma en la longevidad de las mujeres? 

El genoma femenino consiste en una serie de herramientas que permiten detectar procesos de riesgo. Todavía es pronto, pero cuando tengamos más información, nos servirá para buscar respuestas terapéuticas o nuevas dianas terapéuticas. Hay que tener claro que no es una herramienta de tratamiento, tiene que ver con las posibilidades que tengamos de desarrollar nuevas terapias.

¿Por qué suele decirse que la mujer envejece más, pero en peores condiciones?

La mujer envejece a doble velocidad que el hombre. Es una expresión que me gusta usar porque es muy gráfica. La salud de la mujer está influenciada por factores hormonales que varían a lo largo de su vida. Los estrógenos juegan un papel central, además de en la reproducción, en la protección contra diversas enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Cuando las mujeres pierden estrógenos, tienen, por una parte, un envejecimiento convencional, por la edad, y, por otra, presentan un deterioro derivado del envejecimiento ovárico y la ausencia de estrógenos. Es un concepto que intenta explicar la diferencia en el envejecimiento saludable entre hombres y mujeres. No basta con tener una buena dieta, hacer ejercicio, no fumar, no beber alcohol, etc., que son las reglas básicas de la salud integral. Eso está muy bien, pero no es suficiente. La fisiología de la mujer, desde que empieza a producir estrógenos, está basada en el funcionamiento ovárico normal. Si no hay estrógenos, la fisiología no anda.

La mujer envejece a doble velocidad que el hombre. La salud de la mujer está influenciada por factores hormonales que varían a lo largo de su vida

Guillermo AntiñoloGinecólogo y genetista

Además de ser las guardianas de la salud, ¿cómo se puede o debería cambiar el abordaje médico de las mujeres? 

Este cambio tiene cuatro patas, por decirlo de alguna manera. Una pata, la que decíamos, se tiene que manejar por las propias mujeres, como guardianas de su salud. Son ellas quienes tienen que llamar la atención sobre un asunto que no les está dando ninguna satisfacción. Otra pata es la académica, ya que esto se tiene enseñar en las facultades. En tercer lugar, las políticas de agencias, y sociedades y grupos científicos, tienen que desarrollar protocolos específicos para los problemas de las mujeres, que pueden parecer iguales a los de los hombres, pero no lo son. No hay una implementación ni siquiera cercana de cuidar a las mujeres con sus necesidades de salud. No hay cuidados específicos para ellas, y por eso se atienden de cualquier manera. A veces va bien, a veces regular, o, a veces, fatal. 

Nos falta una pata…

Como última pata, se tiene que implementar una política sanitaria global en nuestro país, Europa y en todo el mundo. Aunque parece una obviedad, no es tan sencillo de implementar, lo cual no quiere decir que no sea mejor que no hacerlo. Y si no, pues te queda siempre la posibilidad de que, por lo menos, cuidarte tú.

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Hablábamos de las hormonas femeninas, pero ¿cómo afectan las masculinas al envejecimiento de los hombres?

Envejecer, envejecemos todos. Los hombres también, por supuesto. Lo que cambia es la forma que tenemos de hacerlo, porque metabólicamente, no funcionamos igual. Ellos envejecen de forma lineal, no tienen un ciclo ni estrógenos que, de pronto, desaparecen. Podrán tener más o menos dosis de testosterona en función de diferentes cuestiones clínicas o enfermedades, pero no tienen este problema. A los hombres les van perfecto las medidas higiénicas habituales: no fumar, comer saludable, hacer ejercicio…. A vosotras es a quienes no os van bien del todo, porque requerís cosas adicionales.

¿Qué deberíamos saber todos, entonces, acerca de nuestra salud para, luego, tomar decisiones?

Las mujeres debéis saberlo todo. Cómo cambiáis, cómo envejecéis y cómo evitar un envejecimiento no saludable, más allá de esos fundamentos de la salud que mencionábamos. Cuando pasamos a aspectos concretos de la salud de cada uno, entonces es cuando somos capaces de gobernar nuestra salud. Ser conscientes cada vez más de que los cambios que se producen lo hacen de forma natural, pero que se pueden tratar y mejorar. Por tanto, se puede mejorar el envejecimiento y la forma de envejecer. Esa es la clave. ¿Cómo? Yendo al médico y preguntando las dudas. Si tienes síntomas, deberías ir a un especialista. Si no los tienes y estás ya sin regla desde hace más de un año, deberías ir a un especialista para averiguar cómo es tu situación.