“El papel de los abuelos es clave para conectarnos con nuestras raíces, no solo con sus relatos, sino con su forma de hacer las cosas, sus experiencias, sus recetas… Atesoran un legado que va pasando de generación en generación”
Longevity
A través de los relatos de los abuelos y las abuelas, las generaciones más jóvenes tienen la oportunidad de descubrir el pasado vivido en primera persona, cargado de aprendizajes que no aparecen en los libros
Abuelos y abuelas son vivos transmisores de memoria familiar e histórica, esencial para entender el pasado, pero también para fortalecer vínculos y conservar valores
Cuando los abuelos comparten sus vivencias, se crean conexiones profundas.
En el colegio Siglo XXI de Madrid, las clases de 6º de Primaria llegaron a casa el último trimestre del curso 2024-2025 con una actividad que les convertía en arqueólogos de la memoria familiar: tenían que entrevistar a sus abuelos y abuelas para conocer cómo vivieron algunos de los eventos históricos que han ocurrido a lo largo de su vida. La Guerra Civil o la dictadura, qué supuso el paso a la democracia y cuáles son sus recuerdos debían servirles para hacer una breve reflexión personal sobre lo aprendido.
Para Marta Guijarro, una de las profesoras que participó en la actividad, es interesante realizar este tipo de tareas porque conecta lo que se aprende en clase a través de libros, videos o imágenes con vivencias personales reales. Esto, según Guijarro, permite que la historia deje de ser algo abstracto y se vincule directamente con las emociones de los alumnos. Además, al ser contada por miembros de la propia familia, como los abuelos, señala que los relatos cobran más fuerza y significado, y les ayuda a comprender que los eventos históricos no son algo lejano, sino que ocurrieron hace relativamente poco tiempo.
“Los abuelos son puentes vivientes entre el pasado y el presente; al compartir sus experiencias, hacen que la historia se vuelva real y cercana. Escucharlos no solo nos enseña, sino que también refuerza el vínculo con ellos y nos hace valorar su fortaleza, hasta verlos como verdaderos héroes”, explica. Según la profesora, a muchos chavales les sorprendió descubrir lo reciente que fue todo, pero también lo que sus propios abuelos vivieron: el hambre que pasaron, lo diferentes que eran los colegios, y cómo durante una época histórica había que hacer muchas cosas a escondidas por miedo a represalias.
Para Cristina Noriega García, doctora en Psicología y profesora titular de la Facultad de Medicina Universidad CEU San Pablo, los abuelos y las abuelas desempeñan un papel fundamental como guardianes de la historia familiar porque transmiten valores, tradiciones, relatos y experiencias que conectan a las distintas generaciones. “Cuando los abuelos comparten sus vivencias, se crean conexiones profundas que trascienden las diferencias generacionales, fortaleciendo los lazos familiares y el sentido de pertenencia familiar. Los relatos que comparten con los nietos no son simples anécdotas: son puentes emocionales que permiten descubrir valores comunes, similitudes en el carácter, favoreciendo una comprensión más rica de la historia familiar en un espacio seguro”, señala.
Los abuelos son puentes vivientes entre el pasado y el presente; al compartir sus experiencias, hacen que la historia se vuelva real y cercana
Los abuelos y las abuelas suelen compartir una gran variedad de recuerdos, y aunque cada persona es diferente, hay ciertas temáticas que se repiten con frecuencia. Según Noriega, una de los más comunes son las historias personales, como anécdotas de su infancia, juventud o momentos significativos de su vida. También es habitual que compartan relatos familiares, en los que hablan de otros miembros de la familia, presentes o ya fallecidos, manteniendo viva la memoria de generaciones anteriores. Además, según la experta, los abuelos son transmisores también de costumbres y tradiciones, como recetas familiares, dichos populares, celebraciones o formas particulares de hacer las cosas.
A esto se suman los consejos y enseñanzas que han acumulado a lo largo de su experiencia vital, y que transmiten con cariño y sabiduría. “Todo este legado lo transmiten principalmente a través de conversaciones y actividades cotidianas (como puede ser durante una comida o un paseo), a través del juego, actuando como referentes con su ejemplo, o simplemente al compartir tiempo con sus nietos”, sostiene. ¿Qué perdemos sin esa memoria oral y práctica? Para Noriega está claro: perdemos una parte esencial de nuestra historia, identidad y valores. “Sus relatos nos conectan con nuestras raíces, fortalecen los vínculos familiares y ofrecen enseñanzas que no están en los libros, dando sentido tanto a quienes escuchan como a quienes comparten”, apunta.
Las abuelas: una figura clave en la transmisión de la memoria
Mariona Visa es escritora y profesora del grado en Comunicación y Periodismo Audiovisuales en la Universidad de Lleida. En 2024 publicó Abuelas. Crónicas de maternidad y crianza de una generación silenciada (Editorial Milenio), un cómic ilustrado por varias artistas –Clara Tanit, Lorena Rivega, Alba Feito, Isabel Vila, Laia Arqueros y TintaFina– que da voz a mujeres que vivieron la maternidad en la década de los 50 en España.
La idea surgió durante su primer embarazo: cuando Visa iba a visitar a su abuela Pepeta siempre le contaba retazos de su propia experiencia como madre. Así que decidió transformar esas pinceladas en una conversación larga a través de la cual captar la esencia de otra época muy distinta, pero también su propia historia familiar. Esto le dio pie a hacer lo mismo con otras mujeres, también abuelas, y durante un año recogió los relatos que dieron cuerpo al proyecto. “Su papel es clave para conectarnos con nuestras raíces y nuestra historia familiar. No solo con sus relatos, sino con su forma de hacer las cosas, sus experiencias, sus recetas… Atesoran un legado que va pasando de generación en generación”, cuenta.
El papel de las abuelas es clave para conectarnos con nuestra historia familiar; atesoran un legado que va pasando de generación en generación
Aquellos recuerdos felices que les han marcado, a menudo ligados a la infancia o su primera juventud, es parte de ese legado, pero también vivencias más duras que muchas veces no han podido compartir. “Hay una memoria íntima que muchas veces no aflora si no preguntamos con tiempo y con escucha activa. Por eso es tan importante encontrar momentos que propicien conversaciones que vayan más allá de lo anecdótico, ya que, seguro que hay muchos aspectos de sus vidas que desconocemos”, señala. No ha sido casualidad que Mariona Visa pensara en las abuelas porque su figura sigue siendo más visible en la crianza. Esto, según la autora, ocurre porque tradicionalmente han asumido los cuidados. Eso sí, recuerda que no todas las abuelas son iguales, ni tienen la misma disponibilidad ni el mismo deseo de implicarse, y que hay muchos abuelos que también ejercen esa función.
Rocío Domene Benito, especialista en Didáctica y estudios de género y docente de la de la Universidad de Valencia, investiga sobre las abuelas junto a su compañera Margarida Castellano, que también es especialista en estas temáticas. En su trabajo como investigadora trata de entender cómo a través de la literatura, especialmente del álbum ilustrado, se pueden recuperar y mantener las tradiciones culturales y sociales. En este punto entran en juego, indudablemente, las abuelas y abuelos. “Las abuelas son todavía hoy fuente del saber y del conocimiento, sobre todo, por el tiempo que pasan con sus nietos y nietas y por las conexiones especiales que se producen entre ellos y ellas”, dice.
En la actualidad, momento en el que los roles de género todavía perduran, la figura de la abuela sigue siendo la principal en la vida de los nietos y nietas. En una de las investigaciones de Domene sobre el tratamiento de las figuras femeninas y su aparición en libros de texto en Educación Primaria observó cómo aparecían abuelos, pero en el caso de las figuras masculinas siempre salían acompañados de sus mujeres en tareas relacionadas con los nietos mientras que ellas lo hacían solas, como si estuvieran más legitimadas o “preparadas”.
A pesar de estos datos, sí se considera que hay avances y una implicación creciente de los abuelos, aunque no tanto en tareas domésticas directamente vinculadas con la crianza (como el colegio o la alimentación), sino más en el ámbito del ocio compartido con los nietos y nietas, como el acompañamiento a parques o actividades extraescolares. Esto se debe, en gran parte, a la fuerza de la tradición, la costumbre y a la dificultad para cambiar ciertos esquemas mentales.
Las abuelas son todavía hoy fuente del saber y del conocimiento por el tiempo que pasan con sus nietos y las conexiones especiales que se producen
“El cambio de paradigma se observa en acciones cotidianas, aunque más en el ocio que en los cuidados tradicionales como la preparación de comidas o la gestión escolar”, manifiesta. Este cambio no solo se percibe en la vida diaria, sino también en la literatura infantil y juvenil. En definitiva, aunque los estereotipos de género siguen presentes en el ámbito de los cuidados, se abre camino una mayor implicación de los abuelos, lo que puede acabar transformando tanto su representación cultural como los valores y la memoria que se transmiten entre generaciones.