“Ya hace tres semanas que estoy con gripe y he venido al médico porque me estoy medicando, pero no se me pasa, cada día estoy peor. Tengo dolor de cabeza, no puedo respirar bien. Me vacuné de gripe y de covid el mes pasado, como cada año, pero ya hace tiempo que no cogía gripe, hasta ahora”, dice Felipe Vidal, de 73 años. Es un miércoles de diciembre y aguarda su cita médica en el CAP Montnegre, ubicado en el distrito de Les Corts, Barcelona.
“Esta semana he pasado la gripe y ha sido la peor de mi vida. Aguanto bastante, pero he estado cinco días en cama, sin poder levantarme, sin comer, con dolor de cabeza y estomacal, tos y mucosidad. No me he vacunado, pero me lo planteo de cara al año que viene”, cuenta Xavier Montes, de 61 años, desde su casa en Sant Cugat.
Llevo tres semanas padeciendo gripe y acudí al doctor porque me estoy automedicando, pero no mejora, de hecho, cada día me encuentro en peor estado.
Situación epidemiológica
Catalunya está experimentando su peor brote de gripe en una década y media, si bien los expertos anticipan que el punto álgido de la enfermedad se presentará en las próximas jornadas. La Generalitat ha establecido la obligatoriedad de su uso en todos los centros de atención primaria (CAP), nosocomios, asilos y demás establecimientos sanitarios. La tasa de contagio de la gripe se ha quintuplicado en el transcurso de una semana, del 1 al 7 de diciembre, alcanzando un índice de propagación sumamente elevado, de acuerdo con el Sistema de Información para la Vigilancia de Infecciones en Catalunya (SIVIC).
Además del adelanto de la pandemia, la gripe de esta temporada 2025-2026 se distingue también por la presencia de la variante K del virus A (H3N2). Aunque no se percibe como más severa, sí parece ser un poco más transmisible, según detalla el doctor Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic de Barcelona.
Anticipamos un incremento significativo en los casos de personas de edad avanzada durante las semanas venideras.
Felipe Vidal, en un CAP de Les Corts, en Barcelona.
“De momento hay muchos casos entre niños de 4 a 14 años, pero esperamos un aumento importante de incidencia en personas mayores en las próximas semanas. Es probable que la incidencia más alta de gripe se produzca alrededor de Navidad o fin de año”, explica Trilla a Guyana Guardian. “Tengo nietos, y todos vienen a casa cuando están resfriados”, comenta entre sonrisas Montserrat García, de 76 años, que este miércoles se vacuna del covid después que hace un mes le administrasen la vacuna de la gripe. “Me duelen mucho los brazos cuando me pinchan, por eso las separo un poco en el tiempo. Tengo predisposición a los resfriados y ya leí que se adelantaría la gripe y quise estar preparada”. Gracias a su previsión, quizá, este año el virus no ha pasado por su casa -almenos hasta ahora-.
Y es que además del incremento de contagios que se anticipa en los próximos días entre las personas de mayor edad, tal como detalla Trilla, a ello se añade la fragilidad de este grupo. “Las personas mayores tienen más riesgo de complicaciones, por riesgo de derivar en neumonía y/o por enfermedades crónicas que ya tienen. Además, pueden sufrir una gripe más silente, con síntomas difíciles de detectar a tiempo”, señala Jordi Mestres, facultativo de atención primaria del CAP Sanllehy y representante de la CAMFiC (Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària).
Los adultos mayores podrían experimentar una gripe menos evidente, presentando señales que complican su identificación temprana.
Síntomas y prevención
Los ancianos presentan los síntomas típicos de la gripe, como fiebre elevada, escalofríos, fuertes dolores musculares y una sensación general de malestar, agotamiento, tos seca o que causa irritación, nariz tapada y cefalea. “Los adultos mayores pueden presentar estos síntomas clásicos, pero también manifestaciones atípicas o más graves: la fiebre puede ser más baja o incluso faltar en algunos casos, puede aparecer confusión mental o desorientación repentina, dificultad para respirar, deshidratación y/o empeoramiento de enfermedades crónicas (enfermedades del corazón, diabetes, enfermedades pulmonares y otras)”, tal como señala el doctor Trilla.
Siguiendo la misma línea, Mestres detalla que justamente esa disparidad en las señales de las afecciones que muestra el individuo, podría constituir la manifestación inicial del virus, “más que un inicio con los propios de la gripe”.
Con respecto a la utilización de cubrebocas en las instalaciones médicas, que ya es un requisito en Cataluña, para Trilla, “las personas con síntomas gripales (en general) deben usar una mascarilla quirúrgica (bien puesta) para reducir la transmisión, especialmente si van a interactuar con personas mayores o en entornos cerrados”.
La inmunización representa otra herramienta importante, si bien la proporción de individuos inoculados aún carece de gran peso. El índice de ciudadanos mayores de 65 años que han recibido la vacuna contra la gripe en España este año se sitúa en el 56,1%, mientras que en el grupo de edad de 60 a 64 años es del 24,7%. Ambas cifras son muy parecidas a las registradas en el mismo periodo del año anterior, de acuerdo con la información del Gripómetro 2025-2026 de Sanofi, responsable de este estudio. En opinión de Trilla, “son tasas demasiado bajas, sin duda alguna. La tasa de vacunación recomendada por la OMS es del 75% para este grupo de personas. Únicamente el grupo de personas de edad superior a 80 años se aproxima algo a esta cifra en España”.
Una persona recibe la vacuna contra la gripe en la jornada que da inicio a la segunda fase de la campaña de vacunación, en el Centro de Salud de Pozuelo de Alarcón.
Y es que, tal como sabemos, la inmunización contra la influenza evita las complicaciones, las hospitalizaciones y las muertes derivadas de la gripe. “Es la mejor prevención que podemos ofrecer a las personas que tienen un mayor riesgo, y la edad es un factor de riesgo muy importante”, de acuerdo con el epidemiólogo. En la actualidad, se aconseja la inmunización contra la influenza a todos los individuos mayores de 60 años. “Si no existe una contraindicación formal, el mejor consejo es vacunarse”, señala Trilla. Mestres enfatiza igualmente la importancia para los cuidadores y el círculo cercano y familiar de personas de edad avanzada o en situación de riesgo.
María Ángeles, de 71 años, recibe su vacuna anualmente, “por seguridad”. Este año también se ha inmunizado y, hasta ahora, ha evitado el virus, al igual que María Luisa, de 81 años, quien ha estado vacunándose durante décadas y siempre utiliza mascarilla en el transporte público. Estas medidas prudentes, consideradas la mejor estrategia por Trilla, incluyen el uso de mascarilla, como el “respeto de las normas de higiene básicas, ventilación adecuada de los espacios cerrados, higiene de manos y reducción los contactos familiares y sociales cuando hay personas con síntomas”. Mestres nos recuerda que cuando presentamos tos o estornudos, “debemos recordar tapar la boca y nariz con un pañuelo desechable, o la cara interna del codo, y después lavarse las manos”.
El doctor Mestres subraya igualmente la relevancia de una hidratación y nutrición adecuadas para grupos vulnerables como estos. Adicionalmente, “es muy importante evitar el tabaco”.
¿Cuándo ir al médico?
Con frecuencia, los adultos mayores muestran reticencia al visitar al doctor. No obstante, los expertos entrevistados sugieren que es crucial buscar atención médica sin demora si se sospecha de gripe, “porque en este grupo el riesgo de complicaciones graves (neumonía, insuficiencia respiratoria, deshidratación) es mucho mayor”, señala Trilla, quien además indica que “No conviene esperar a que la gripe “se pase sola””.
Jordi Mestres, un doctor de medicina general, resalta ciertas señales particularmente importantes que ameritan una visita médica: problemas para respirar, somnolencia extrema, desorientación o confusión mental súbita, fiebre elevada constante (superior a 38-39 grados Celsius) que no cede con medicamentos o persiste por más de tres días, indicios de deshidratación y/o un agravamiento de afecciones preexistentes, tales como dolencias cardíacas, diabetes o afecciones pulmonares. En este grupo de personas mayores, “la hospitalización se considera cuando hay riesgo elevado de complicaciones, si existen signos de gravedad (los comentados anteriormente) o si no hay suficiente soporte domiciliario”, de acuerdo con Trilla.
No se trata de una dolencia menor. Si bien el porcentaje de individuos con influenza que mueren es mínimo en la población general, este puede incrementarse notablemente entre quienes superan los 65 años de edad.
Aunque nos parezca un resfriado sin importancia, los especialistas recuerdan que hablamos de un virus muy contagioso. “No es una enfermedad banal. La mortalidad asociada a la gripe varía, la proporción de personas con gripe que fallecen es muy baja en la población general (alrededor de 1 personas por cada 1000 casos), pero en mayores de 65 años puede aumentar significativamente (alrededor de 1 o 2 personas por cada 100 casos), especialmente si existen enfermedades crónicas previas”, apunta Trilla.
De acuerdo con la información disponible en España, tres de cada cuatro individuos ingresados en hospitales a causa de la gripe superan los 60 años de edad. Esto subraya su mayor susceptibilidad, atribuible a un sistema de defensas deteriorado (inmunosenescencia), una mayor incidencia de afecciones persistentes (cardiopatías, diabetes, afecciones pulmonares) y una probabilidad aumentada de desarrollar complicaciones.




