En 1947, cuando se fundó Make Mothers Matter, el mundo trataba de recobrarse de la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Una tarea ingente, porque casi todo debía rehacerse; incluido el rol de las madres en una sociedad muy castigada tras el conflicto. “Fue un periodo de reconstrucción social y familiar, en el que las madres necesitaban mucho apoyo, porque la guerra había destrozado a millones de familias y muchas de ellas estaban criando a sus hijos solas, en condiciones muy precarias”, cuenta Afaf Abounouadar, directora ejecutiva de Make Mothers Matter.
Esta situación de emergencia fue la razón para que la UNESCO estableciera esta organización internacional, que tiene su sede en París y cuyo motto es hacer que las madres “importen”. Por desgracia, muchas de las razones por las que se fundó, casi 80 años atrás, siguen vigentes. En especial, en países menos desarrollados donde, como desgrana Abounouadar, millones de madres siguen padeciendo: “Pobreza extrema y malnutrición, limitada atención sanitaria, trabajos físicamente agotadores, analfabetismo, matrimonios precoces, embarazos no deseados y falta de derechos y de acceso a la educación”.
Las madres, en todo el mundo, se enfrentan a la doble carga: su trabajo es invisible y, en caso que se valore, está mal pagado
Proyecto liderado por makemothersmatter para celebrar los millones de madres y cuidadoras cuyo trabajo permanece invisible y no remunerado
Estas carencias son muy diferentes a las de las regiones más prósperas del planeta, como Europa. Sin embargo, como señala la directora de Make Mothers Matter: “Aunque las urgencias de las madres han evolucionado, algunas cuestiones fundamentales persisten: la desigualdad y la falta de reconocimiento son retos universales. Sin olvidar que las madres, en todo el mundo, se enfrentan a la doble carga: su trabajo es invisible y, en caso que se valore, está mal pagado”.
El pasado septiembre Make Mothers Matter presentó el estudio El estado de la maternidad en Europa 2024 que recibió mucha atención mediática. En parte, porque detecta importantes carencias para el bienestar de las madres europeas y, en consecuencia, para sus hijos. La precariedad, explican, también existe en este continente; en especial, entre las familias monoparentales.
Además, como señala Afaf Abounouadar: “La desigualdad salarial sigue siendo una injusticia a combatir y las madres siguen enfrentándose al reto de la conciliación de la vida laboral y familiar”. Los problemas de salud mental (“el estrés, la carga mental y el aislamiento”) también se reflejaron en la citada encuesta, que se elaboró con entrevistas a casi diez mil madres de doce países, entre ellos, España.
La sevillana Angela García Romero, directora de Proyectos de Make Mothers Matter, fue la responsable de coordinar la encuesta cuyo objetivo, explica: “Fue ponerse en la piel de las madres y discernir su estado vital”. ¿El resultado? “Los datos denotan que el 50% de las madres europeas sufren o han sufrido problemas mentales y que el 67% dicen estar ‘mentalmente desbordadas'”. Esta última estadística alcanza el 78% en España, la segunda más alta, por detrás de Portugal.
Cuando medimos cómo se reparten las tareas domésticas y de cuidado de los hijos… somos el país que mejor lo lleva, donde hay un poquito más de igualdad
Para García Romero, las razones de este malestar son varias: “Las madres tenemos presiones por todos lados”, dice. Algunas, como la citada conciliación, son viejas conocidas, pero para esta experta es un tema prioritario: “Porque no puede ser que todavía vayas al trabajo como si no tuvieras familia y cuides la casa como si no tuvieras un trabajo”. La falta de reconocimiento del rol materno es otro clásico que denuncian un 41% de madres europeas. Curiosamente, es en Italia, el país de la mamma, donde esta falta de gratitud se percibe en mayor porcentaje.
“La presión actual por ser ‘madres perfectas’ y la tendencia, a diferencia de las generaciones anteriores, de responsabilizarnos muchísimo de la vida de nuestros hijos, son nuevos factores de malestar”, añade García Romero. Para esta experta este ideal de perfección es “un lastre” al que se suman: “La presión de compararnos y de sentirnos juzgadas por la familia y en redes sociales, que hoy están en la vida de todos y no ayudan en absoluto”.
Por qué cada vez se tienen menos hijos
La baja natalidad en los países más desarrollados ha sido analizada en Make Mothers Matter. La conclusión es que tener o no tener hijos no se basa sólo en la cuantía de las ayudas sociales; es una decisión multifactorial. Entre estos factores destacan el aumento de los costes de la crianza, la inestabilidad económica, el cambio de prioridades de las mujeres y la desigualdad salarial entre madres y mujeres sin hijos. Otro aspecto son las preocupaciones por el futuro: el cambio climático y la incertidumbre política hacen que las parejas se muestren reticentes a tener descendencia en un mundo inestable.
Es obvio que una situación económica precaria genera malestar pero, como indica García Romero, no es el único factor; hay madres con cuentas saneadas que tampoco están bien: “El bienestar abarca muchos ámbitos de la vida, no solo el económico”. Pone como ejemplo el ámbito de la corresponsabilidad, otra cuenta pendiente en el continente: “Da igual el país que hayamos entrevistado: las madres suecas también se siguen encargando de la mayor parte de los trabajos domésticos y esto pasa factura”.
En España no estamos tan mal: “Todavía existe el valor de la familia”
Una familia disfruta del día soleado en el paseo marítimo de Barcelona
De todos modos, el norte de Europa suele ponerse como ejemplo a seguir en políticas de maternidad. ¿Sigue habiendo muchas diferencias entre las madres del norte y las del sur? “Las diferencias, más que geográficas, son socioeconómicas y de legislación. Aspectos como la duración de las bajas de maternidad y paternidad, las políticas en torno a los cuidados, la lucha contra los estereotipos de género y la desigualdad salarial influyen mucho más en la experiencia de la maternidad que no tanto como que seas del norte o del sur”, asegura García Romero.
Y qué hay de las madres españolas: ¿son las más infelices de Europa, como titularon los medios? “No creo que sea así. Por supuesto, las madres españolas están sobrecargadas y es verdad que el nivel de ansiedad es muy elevado [el 42% frente al 19% de Alemania], pero hay otros parámetros en los que estamos por encima de la media: tenemos el índice de depresión post-parto más bajo de Europa [12% frente al 27% de Bélgica] y las tasas de depresión son la mitad que en Suecia [donde tienen el índice más alto: 33% frente al 16% de España y el 11% de Italia]”.
García Romero cree que en España “todavía existe el valor de la familia y la comunidad, mientras que la cohesión social en Suecia es mucho menor. Por tanto, en los países del norte vemos que la depresión es más alta que en los del sur, mientras que en estos hay más ansiedad, porque hay menos colchón económico”, resume.
Otro aspecto en el que las madres españolas destacan en positivo puede sorprender a más de uno, avisa García Romero: “Porque cuando medimos cómo se reparten las tareas domésticas y de cuidado de los hijos… somos el país que mejor lo lleva, donde hay un poquito más de igualdad”. La analista no sabe si achacar este resultado a los nuevos permisos de maternidad y paternidad en nuestro país. Lo que está claro: “Es que si el padre sabe lo que es cuidar desde el principio, tendrá una implicación mucho mayor”.
Aunque falta mucho para la igualdad, la implicación de los padres en la crianza es uno de los avances detectados por Make Mothers Matter desde su fundación. Otros, como desgrana su directora ejecutiva, han sido la implementación de derechos sociales: del permiso parental a los subsidios familiares y la protección contra la discriminación por motivos de maternidad.
El reconocimiento del valor económico del trabajo doméstico no remunerado (que países como España y Canadá incluyen en los cálculos del PIB), es otro de los logros. Sin olvidar: “Los avances en educación y salud y la reducción de la mortalidad materna”, dice Afaf Abounouadar. Es asimismo destacable la mayor presencia de mujeres y madres en política, tomando decisiones a todos los niveles.
“Existe cada vez mayor consciencia de la importancia de las madres”, resumen desde Make Mothers Matter. Y, aunque es algo que debería ser obvio —porque sin madres, el mundo se acaba— desde esta organización insisten que, aunque el activismo funciona, queda mucho trabajo por hacer”.



