Elegir un aguacate en su punto justo puede parecer un juego de azar. Demasiado verde y será incomible durante días, demasiado blando y nos arriesgamos a encontrarnos con un interior marrón y fibroso. Pero, según el consejo de un chef mexicano compartido por Rubén García, creador de contenido, hay una forma sencilla y muy efectiva de acertar siempre, y es fijarse en el rabito.
El truco consiste en observar el color y el tacto del aguacate, pero también en realizar una prueba muy concreta. “Lo primero es buscar uno con la piel oscura y que ceda ligeramente al tacto”, explican. Si está duro como una piedra, necesita tiempo; si el dedo se hunde con facilidad, probablemente esté pasado.
El detalle que marca la diferencia es el pequeño rabito que queda en la parte superior. “Tiene que salir con facilidad”, apunta García. Si cuesta quitarlo o el fruto está duro, aún no está listo. Pero lo importante viene justo después, mirar el color que se esconde bajo ese rabito.
Si el hueco que deja es de color verde claro o amarillo, el aguacate está en su punto perfecto. Por el contrario, si aparece un tono marrón oscuro o negro, significa que ya está pasado y que su interior probablemente esté oxidado o con mal sabor.
Ver cómo es
“Lo primero es buscar uno con la piel oscura y que ceda ligeramente al tacto”
Este sencillo gesto se ha convertido en el nuevo truco de cabecera para quienes no quieren seguir acumulando aguacates que nunca maduran o que se echan a perder antes de tiempo. Y aunque no hay sistema infalible, lo cierto es que esta técnica ha sido validada por más de un cocinero profesional.
Así que la próxima vez que estés ante la montaña de aguacates en el supermercado, no dudes en observar, tocar y quitar el rabito. Puede que por fin consigas llevarte a casa ese aguacate perfecto que tantos desayunos de tostada ha esperado.