En una columna publicada ayer en The New York Times, José Andrés propuso impulsar un nuevo plan para enfrentar la crisis de desnutrición en Gaza, que durante el fin de semana mató a cinco personas, incluido un bebé, en solo 24 horas.
El chef asturiano plantea aumentar la producción de comidas de World Central Kitchen desde decenas de miles a un millón al día, lo que requeriría habilitar al menos cinco grandes instalaciones de cocina. Además, estas deberían estar en zonas seguras, donde puedan llegar los suministros sin riesgo de violencia, además de poder distribuir a cocinas comunitarias más pequeñas en la Franja.
El objetivo es que los alimentos sean repartidos directamente a las personas refugiadas, para evitar que tengan que desplazarse, a través de corredores humanitarios accesibles a todos los grupos de ayuda. Este fin de semana, Israel se comprometió a establecer “rutas seguras” para los camiones que transportan comida de la ONU, pero todavía no ha especificado cuáles son estas rutas y sus tropas siguen abriendo fuego en las que continúan abiertas.
Con respecto a las acusaciones del Gobierno de Israel de que Hamás estaría robando los alimentos en Gaza, José Andrés argumentó que antes del bloqueo israelí a la ayuda humanitaria, sus convoyes experimentaron muy poca violencia, pero que desde su inicio, que fue en marzo, la situación empeoró significativamente, con saqueos generalizados y anarquía.
La nueva propuesta incluye aumentar la producción de comidas calientes, porque tienen “poco valor de reventa para las bandas organizadas”
Aseguró que actualmente “es raro” que los camiones que entran a Gaza para asistir a World Central Kitchen o a otros grupos de ayuda no sean saqueados, y que los conductores y cocineros “son atacados a menudo por grupos armados de origen desconocido”.
La nueva propuesta incluye aumentar notablemente la producción de comidas calientes, que a diferencia de los alimentos a granel, tienen “poco valor de reventa para las bandas organizadas”.
Este plan reemplazaría al que puso en marcha la Fundación Humanitaria de Gaza, un grupo de ayuda respaldado por Israel. El chef español subrayó que las advertencias de que ese proyecto sería “peligroso e ineficaz” resultaron ciertas, porque ha distribuido alimentos desde “unos pocos centros”, lo que ha obligado a las personas con hambre a caminar kilómetros y arriesgar sus vidas.