Adiós a la “cuestión francesa”: 5 botellas de vino por menos de 30 euros para sorprender a tus invitados

Vinos

Es cierto que los grandes vinos franceses son, en su inmensa mayoría, carísimos, pero eso no significa que Francia también atesore una gran calidad a precios económicos

Hay vinos franceses que pueden elegirse por su bajo precio.

Hay vinos franceses que pueden elegirse por su bajo precio.

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En toda conversación vinera es cuestión de tiempo que salga lo que yo llamo “la cuestión francesa”. A veces se manifiesta en la variante llamada “la cuestión italiana”, pero normalmente es la francesa. “La cuestión francesa” —entre civiles, un iniciado tiene superada esa pantalla— consiste en afear la calidad de nuestro país vecino recurriendo a su precio.

Es un “por lo que allí cuesta un buen vino, aquí me compro tres” o, visto al contrario, “si este vino (que es español) fuera francés, costaría el triple”. Dejando de lado que no se dan cuenta de que, aunque esto fuera verdad, no dejaría de ser un suceso admirable, ya que obedecería a un gran trabajo de comercialización y divulgación francés que exige recursos, tanto de fuerza laboral, como de tiempo, formación y conocimiento, lo que se traduce en invertir dinero y trabajo.

Ese “que bien se saben vender” que se dice con displicencia, yo lo digo, en los casos pertinentes, con entusiasmo: sí, ¡qué bien se saben vender! Si fuera fácil ya lo habríamos imitado, ¿no? ¿O es que nos gusta vender barato?

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Bien, dejando este, para lo que he venido a contar hoy, incidental tema a un lado, lo que os quiero comunicar es que este pensamiento tiene mucho de mito. Es cierto que los grandes vinos franceses son, en su inmensa mayoría, carísimos, pero de no creerlo. Ellos tienen vinos de 5 cifras y bastantes de 4. Eso es innegable a poco que te pasees por el comercio online buscando sus referencias más míticas: Domaine Leroy, Domaine de la Romanée-Conti, Pétrus, Château Le Pin, etc.

Pero que esto exista no elimina que Francia también atesora un gran nivel a precios mundanos. De hecho, no es tan difícil encontrar referencias asequibles muy difíciles de igualar por un vino patrio.

A continuación, vengo con cinco ejemplos perfectos para llegar a casa de vuestro amigote cuñado, servírselo, decirle que es francés y para que cuando os vaya a decir que seguro que es muy caro le plantéis en los morros su precio.

Domaine de Pallus, 2023, Chinon (16,20 euros)

Comienzo con un tinto realmente aleccionador, ya que detrás de Domaine de Pallus está el gran Bertrand Sourdais, enólogo famoso en la Ribera del Duero soriana por sus proyectos de Dominio de Es y Bodegas Antídoto.

Bien, pues de todos, su tinto más barato no es el español, sino esta deliciosa Cabernet Franc, ahumada, cárnica y fresca, proveniente del Loira. Su singularidad de sabor junto a su contenido grado alcohólico resulta perfecto para elaborar una secuencia con más botellas. No cansa y dará versatilidad a vuestra velada.

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Château Pesquié, Quintessence Rosé, 2023, Ventoux (19,50 euros)

Esta Monastrell con algo de Cinsault y Clairette es jugosa y compleja. Que sí, que también entra fácil por su marcado acento frutal rojo, pero guarda cierta contundencia. Esto para un domingo de paella va perfecto. Además, os deja encarrilada la sobremesa para comentar lo de la calidad, los precios, Francia, España y demás.

Domaine Jean Foillard, 2023, Morgon (21,40 euros)

Bueno, aquí, directamente, me gustaría saber si hay un tinto patrio mejor que este por este precio. Los Morgon de Jean Foillard son una cumbre de estilo de la Gamay, una uva que, cuando sale bien como esta, depara vinos de pura fresa. Para darle a la copa con fruición.

Vino tinto

Existen vinos franceses asequibles. 

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Domaine Charvin, 2022, Côtes du Rhone (22,75 euros)

Otro artista, uno de los mejores elaboradores de Châteauneuf-du-Pape, Ródano sur, famoso por no utilizar madera en sus crianzas sino hormigón. El resultado son tintos de texturas pulidas sin aromas a Ikea o similares. Aquí un castor pasaría de largo, lo cual es buena señal. Un maestro de la Garnacha aquí mezclada con algo de Cariñena, Monastrell y Syrah. Tan serio como divertido.

Stephane Ogier, La Rosine, 2022, Ródano (22,30 euros)

Nos quedamos en el Ródano, pero en su parte norte en donde nos adentramos en el territorio de la Syrah de la mano de otro elaborador de culto: Stéphane Ogier.

En La Rosine vais a encontrar un vino de tacto amable, pero de complejidad poderosa, empieza con aceituna negra que va mutando a violetas para acabar en una cereza de final amargo. Es lo que yo llamo un tinto bastante “movido” dado que no deja de hacer cosas, de mutar y cambiar. Muy bueno.

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