Semana Santa es el periodo festivo más ajetreado en España tras el verano y las vacaciones de Navidad. A pesar de que este año cae a finales del mes de abril, las reservas hoteleras y las actividades en distintos rincones del país no se han resentido, esperando grandes afluencias de turistas y espectadores para las procesiones, espectáculos y eventos que tendrán lugar hasta el próximo lunes en determinadas comunidades.
Uno de los aspectos más relevantes de esta semana es la comida, especialmente el dulce típico de la celebración: la torrija. Sea hecha con pan normal y corriente, específico para la elaboración, brioche o incluso donuts, esta delicia frita y bañada en almíbar se come en todos los rincones posibles del país. Cada persona tiene su receta, pero todos están dispuestos a compartir sus trucos para hacer las mejores posibles.

Torrijas en elaboración en la pastelería 'Obrador El Panazo', en Madrid
Una figura que no ha faltado a la cita es Karlos Arguiñano, el presentador de Cocina Abierta en Antena 3 y uno de los chefs más reconocibles de la pequeña pantalla. Con un vasto recetario bajo el brazo, las torrijas no faltan entre sus páginas, además de unos consejos para que sean perfectas. A través de su libro, En familia con Karlos Arguiñano, el oriundo de Zarautz desvela el secreto de una receta infalible: la corteza de un limón.
De forma habitual, se suele utilizar piel de limón y naranja para infusionar una mezcla de leche y huevo, paso previo a la fritura de las rebanadas de pan. Sin embargo, Arguiñano insiste en colocarla también en el aceite hirviendo. Este truco cuenta con una doble utilidad: además de impregnar aún más las torrijas con la potencia del cítrico, también sirve como indicativo para evitar que el líquido en cuestión se queme.

Una mujer trabaja en la elaboración de torrijas en la pastelería ‘Paco Pastel’, de San Lorenzo de El Escorial
Azúcar por doquier
Otro dulce popular pero menos conocido son los penitentes, exclusivos de Alcalá de Henares y basados en barquillos. Estos se moldean en forma cónica, imitando de esta forma los gorros puntiagudos de aquellos que se encuentran en periodo de penitencia. El chocolate es uno de los ingredientes principales de este dulce, como parte de la cobertura y el relleno: una crema que lo lleva como base, trocitos del mismo y praliné de avellana.
El origen de los penitentes data de 1998, cuando la asociación de pasteleros de Alcalá se reunió con el objetivo de crear un nuevo dulce, un postre novedoso que estuviera vinculado con la Cuaresma. Su intención a largo plazo era potenciar los comercios locales, dándoles la oportunidad de promocionar un nuevo ítem más allá de los huevos de Pascua y las monas tradicionales. Su expansión fue gradual hasta llegar al año 2025 en todas las pastelerías de la ciudad.