Dejó Rosario con 13 años para crecer en Barcelona y en la Masia y para triunfar en Europa. Ese viaje le costó reclamos y ser incomprendido en su tierra hasta que nadie pudo discutirlo, hasta que todos sus compatriotas le abrazaron, algo que sucedió antes incluso de que conquistase el Mundial. Cuando el mundo se le quedó pequeño, a Messi solo le faltaba un partido que ganar: evangelizar el terreno profano del nuevo mundo, futbolizar el soccer.
Pelé, Cruyff y Beckenbauer lo intentaron primero. Beckham, Henry e Ibrahimovic insistieron. Pero nada será igual después del desembarco de Leo. Nada más aterrizar, al Inter Miami les dio la Leagues Cup en el 2023 y, veinte años después de ganar su primer título, la Liga 2004-05, alzó la MLS, el 48.º de su carrera.
Nada será igual después del desembarco de Leo en Estados Unidos
Por el apego a su país, cuando militaba en el Barcelona se decía metafóricamente que vivía en Argentina y que cada mañana se trasladaba a la ciudad deportiva del Barça. Ahora que vive en Miami se ha llevado hasta Florida un pedacito del Camp Nou. Poco a poco llegaron Luis Suárez, Busquets, Alba y hasta Mascherano como entrenador.
Se fue de la Liga en el 2021, pero es (y lo será mucho tiempo) el máximo goleador histórico de Primera (474) y el mejor asistente (193), además de tener el récord de Balones de Oro, seis en el Barça, uno en el PSG y otro en Miami.
Con la selección albiceleste fue campeón del mundo sub-20, oro olímpico, campeón de Sudamérica (2021 y 2024) y no paró hasta lograr el Mundial de Qatar (2022), que acabó para siempre con la comparativa con Maradona.
En EE.UU. Pelé anotó 66 dianas con el Cosmos, Messi ha superado ese registro, siempre haciendo historia, también en el nuevo mundo.

