Corría el minuto 23 de partido cuando se produjo una acción un tanto inverosímil. Lamine Yamal inició una jugada individual desde el costado derecho que culminó con un disparo fuera del área que despejó el central mallorquinista Antonio Raíllo con la cabeza. El rechace del defensa lo recogió Ferran Torres, que luchó por el balón con el resto de la zaga local mientras algunos jugadores del Mallorca y del Barça se quedaron algo parados al ver a Raíllo en el suelo. El árbitro encargado de pitar el encuentro, José Luis Munuera Montero, decidió no parar el partido y el delantero valenciano, tras quedarse con el balón después de varios rechaces, definió la jugada con un buen chute desde la frontal del área inalcanzable para Leo Román. Los futbolistas del Mallorca, incrédulos, protestaron al colegiado andaluz que este no detuviese el juego al ver a Raíllo estirado en el suelo e incumplieron la máxima de no detenerse si el árbitro no pita nada.
Segundos después, el árbitro jienense se dirigió al banquillo del Mallorca ante las evidentes protestas de Jagoba Arrasate y su cuerpo técnico. Munuera Montero comentó al técnico vasco que no consideraba que el pelotazo de Lamine Yamal sobre la testa de Raíllo fuese suficiente para activar el protocolo de conmoción cerebral, por lo tanto, el gol de Ferran Torres subió al marcador al no haberse detenido el juego en ningún momento.
La polémica ya estaba servida y se acentuó con la expulsión de Manu Morlanes, centrocampista del Mallorca, por doble tarjeta amarilla. La primera fue por protestar con vehemencia a Munuera Montero la decisión de no detener el partido con Raíllo en el suelo y la segunda cartulina amarilla la vio apenas nueve minutos más tarde por una falta sobre Lamine Yamal.
No sería la única expulsión en la primera mitad. Vedat Muriqi también vio la roja directa a seis minutos para el descanso por una falta sobre Joan Garcia, al que tocó la cara con los tacos de su bota izquierda. Inicialmente, el colegiado andaluz le mostró tarjeta amarilla, pero Jorge Figueroa Vázquez, desde la sala VOR, llamó al árbitro de campo para que revisase la acción en el monitor. Apenas unos segundos después, Munuera Montero regresó al césped para cambiar su decisión y expulsar al delantero kosovar, dejando al Mallorca con nueve jugadores para el resto del duelo.