A machetazo limpio con la navaja de Ockham
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Llámese simplificación, desburocratización o desregulación: las empresas están encantadas
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Ana Botín, del Santander, defiende la simplificación
El reciente apuñalamiento múltiple en un tren en el norte de Londres ha abierto un debate sobre la proliferación de armas blancas en el Reino Unido. El año pasado la policía británica incautó más de 60.000 cuchillos y navajas, y en el último año se registraron casi 50.000 delitos con este tipo de medios. Sin embargo, no hay noticias por ahora de sujetos que hayan irrumpido de forma violenta en una oficina de la City o en un autobús de dos plantas o en una taberna portuaria armados con una navaja de Ockham, prometiendo afeitar con un tajo de simplificación a todos los presentes. Esta navaja, tan empirista y a la vez tan presente en las mochilas mentales del Reino Unido, no se usa para provocar un daño manifiesto. Al revés, corta menos que los afilados folios de la burocracia. Y está ahora muy de moda en la UE. Sí, la navaja de Ockham se ha convertido en la gran aspiración de Bruselas, en el producto que la UE importa ahora del vecino anglosajón, como ya hizo con el idioma inglés. ¿La venderán en Temu? La belicosa Europa continental sabe mucho de armas blancas y ha hallado en cada momento la más apropiada para cortar por los sano, ya sean guillotinas, bayonetas o algún que otro instrumento fabricado en Albacete con que ensartar al invasor. Llega ahora la hora de un buen apurado múltiple y a plena luz del día con la navaja de Ockham.
The first cut is the deepest. Por si hicieran falta presentaciones, Guillermo de Ockham fue aquel fraile y teólogo inglés que en el siglo XIII propuso un principio por lo demás muy británico: entre dos o más explicaciones para un mismo fenómeno, opte siempre por la más sencilla. Aléjese de la complicación, no se enrede. Todo es más fácil de lo que parece. Ya saben, la navaja de Ockham, también conocido como principio de parsimonia. Los más sencillo es por lo general lo más probable y lo más eficaz y los más racional.
Aplique este principio a la UE y su exceso de regulación. El diagnóstico de Mario Draghi, de Enrico Letta y de muchas voces cualificadas es que, a falta de ímpetu político, la UE parece haberse especializado en la producción compulsiva de normas. El tratamiento para esta patología es cambiar la pulsión burocrática por la sencillez. Aunque suene a cliché, existe un amplio consenso en torno a la idea de que Bruselas se ha convertido en una potencia mundial en la fabricación de directivas y reglamentos. Ya se sabe: Estados Unidos inventa, China copia y la Unión Europea regula. Súmese a eso la profusa fabricación local de reglas, lo que configura una vegetación espesa en la que se superponen diferentes capas administrativas hasta bloquear por completo el paso a la iniciativa privada. Esté uno a favor o en contra de estas impresiones, esta es la idea que se abre paso, no solo entre los empresarios, sino entre políticos de buena parte del espectro ideológico. Por eso estos días unos y otros sacan la navaja de Ockham y se lían a machetazo limpio con la maleza normativa.
Los indicios, como el apuñalamiento de Londres, son múltiples y afectan a todos los niveles. Vayan por delante unos cuantos en forma de noticias en los que se reclama el uso urgente de la navaja de Ockham:
Ana Botín y el Quijote. En su reciente conferencia internacional sobre banca, la presidenta del Santander atribuyó la pérdida de competitividad en la UE al “exceso de regulación” en su sector y en unos cuantos más. La normativa financiera, dijo, alcanza las 95.000 páginas, “cien veces el Quijote y 50 veces La Biblia”. Se trata de hacer una ”smart regulation” porque “simplificar no significa desregular”. Viniendo de la banca, habría que tomarle la palabra en lo referido a este último mensaje. Las asociaciones de bancos tradicionales AEB y de antiguas cajas de ahorros, CECA, comparten la obsesión simplificadora.
Treinta nuevas normas al día. En septiembre el Banco de España publicó un artículo firmado por Juan Mora-Sanguinetti que concluía que la complejidad normativa en España suponía un freno para las empresas y el crecimiento económico. “La normativa densa y fragmentada eleva costes y dificulta el emprendimiento”, afirma. En España se publican más de 30 normas al día. El actual ordenamiento jurídico ya ha generado más de 400.000, afirma. En esta entrevista con Manel Pérez y Elisenda Vallejo, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, demandaba menos burocracia para las empresas.
Carlos San Basilio, presidente de la CNMV
El péndulo de la CNMV. En unas recientes jornadas organizadas por Inverco y Deloitte, el presidente del supervisor del mercado, Carlos San Basilio, usó la imagen de un péndulo para describir el momento. Tras la Gran Recesión, surge ahora otra forma de acercarse a la burocracia. “El péndulo se ha movido desde un exceso regulatorio hacia un marco más eficiente”, afirmó. Su razonamiento es que, tras la Gran Recesión, se abordó “con buenas razones” una ofensiva regulatoria que, aparte de atajar problemas, ha conducido también a un exceso de normativa que daña la competitividad. Como Botín, San Basilio insiste en el mismo matiz: “Simplificación no es desregulación”
Trece vacas lecheras. Este verano, las empresas volvieron a quejarse. Según el último informe de producción normativa de la CEOE, los boletines oficiales estatales y autonómicos publicaron 1,29 millones de páginas el año pasado. Fue un año tirando a normal, asegura, en el que la normativa equivalió a un peso en papel de 6.490 kilos de burocracia, similar al de “trece vacas lecheras” o a la altura de un edificio de 40 plantas si se colocase un folio sobre otro. Son analogías todas ellas de la propia CEOE. Si se colocara una página detrás de la otra, se cubriría la distancia entre Madrid y Valencia. “Para las empresas, adaptarse y mantenerse al día con la legislación vigente exige considerables recursos y esfuerzos, lo que impacta negativamente en su competitividad”, concluye el informe.
Un freno a la construcción de vivienda. Esta semana, el presidente del Círculo de Empresarios, Juan Maria Nin, reclamaba simplificación normativa y avisaba de que la burocracia alarga en años la necesaria construcción de viviendas. Arquitectos y promotores llevan tiempo quejándose de ello. De fondo, todas las voces coinciden en la falta de oferta, también el responsable económico del PP, Alberto Nadal, en esta entrevista con con Elisenda Vallejo y Silvia Angulo.
Los pobres también la sufren. La burocracia no es solo un engorro para grandes corporaciones y despiadados intereses particulares. En este artículo --escrito en el 2022-- Fernando Ónega denuncia la “miserable burocracia” culpable de que 400.000 personas se encuentren en lista de espera para recibir unas ayudas a la dependencia cuyos fondos no acaban de distribuirse por culpa de la maraña administrativa. Cada año mueren miles de dependientes sin llegar a beneficiarse de la atención pública a la que tienen derecho. La escritora Sara Mesa tiene un breve ensayo, Silencio administrativo, en el que cuenta la odisea de una mujer sin hogar, discapacitada y enferma incapaz de acceder a la renta mínima por culpa del laberinto burocrático.
Todas estas impresiones no son en realidad una novedad. La burocracia debe de haber sido una molestia desde tiempos de Agamenón. Lo nuevo viene a continuación y consiste en las señales con las que las autoridades municipales, autonómicas, estatales y, sobre todo, europeas informan de que por fin han recibido el mensaje. Vayan como ejemplo algún caso de cada uno de estos estratos administrativos para demostrar el cambio de aires:
Jaume Collboni, alcalde de Barcelona
Barcelona desdecretada. El alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, prometió hace unos días ante un amplio grupo de inversores un decreto suprimidor de decretos --un decreto desdecretador-- para acabar con normativa municipal caducada o rebasada por la realidad social y económica, informa aquí Manel Pérez. El objetivo es la “simplificación, agilidad administrativa y revisión normativa”.
Oficinas todo en uno. El Ministerio para la Transformación Digital acaba de acordar con las comunidades autónomas la creación de “oficinas todo en uno” para que los ciudadanos puedan realizar desde el mismo lugar trámites locales, autonómicos y estatales desde una misma ventanilla. En Catalunya, otra noticia reciente es la decisión del Govern de simplificar 170 trámites prioritarios.
El régimen 28, la comunidad 18, las nuevas pymes y demás territorios ficticios. Si en la UE una de las ideas del momento es la creación del conocido como régimen 28 --algo así como un Estado virtual con un catálogo de normas común que permita a las empresas operar en todos los países que las asuman--, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, anda inmerso en una propuesta similar: la comunidad autónoma número 18. Permitiría armonizar procesos administrativos y facilitar la operativa a las empresas en todo el país. Además, hace unos días el Gobierno modificó los umbrales para que una empresa sea considerada pyme o gran compañía con el objetivo de eximirlas de cargas relacionadas con exigencias de auditoría o de información financiera.
La UE, el gran estado de la cuestión. Aquí es necesario hacer una parada más larga. Dicen que la UE, como el teclado QWERTY, es deliberadamente compleja para inducir lentitud y evitar que las teclas --los Estados-- se atasquen en la máquina de escribir. Sin embargo, son tiempos de urgencia. En los últimos años han surgido fórmulas para acelerar sus funcionamiento. Los trílogos --procedimiento informal para agilizar las decisiones de la Comisión, el Parlamento y el Congreso-- son ahora la norma, al tiempo que aumentan las coallition of the willing: un grupo reducido de Estados puede sacar adelante una iniciativa por su cuenta, sin necesidad de lograr una ardua aprobación.
Como cuenta aquí Anna Buj, la nueva Comisión Europea está volcada en la competitividad, sin perder de vista la agenda verde. Y competitividad significa desburocratización. Tras las elecciones europeas del 2024, la propia Eurocámara ha pedido normas más sencillas. Y en eso están. Desde febrero, la Comisión ya ha presentado seis grandes paquetes ómnibus de simplificación. La PAC, la sostenibilidad, la defensa o los grandes programas de inversión se encuentran ahora envueltos en esta corriente. La Declaración de Budapest sobre el Nuevo Pacto para la Competitividad Europea habla bien claro de una “revolución de la simplificación”. Las navajas de Ockham brillan bien afiladas.
Poco más. A las grandes cotizadas como Inditex, Iberdrola, Repsol o Telefónica, el conocido como reporting les trae de cabeza. Es otro de los ámbitos en los que la Declaración de Budapest quiere poner mesura. Se repudian ahora directivas como la CSDR y la taxonomía CSDDD --las propias siglas informan de la voluntad oscurantista que la UE aspira a superar-- obligan a las empresas a justificar 1.144 puntos de reporte en 12 estándares. Sus informes de sostenibilidad ocupan cerca de 600 páginas. Es otro de los caminos que se está desandando.
Marta Ortega, presidenta de Inditex
La versión americana. Una última consideración. Frente al modelo ex ante de la UE --la responsabilidad se certifica por adelantado--, Estados Unidos ha potenciado el ex post --no se piden tantos requisitos, pero el castigo por incumplir es mayor--. Lo que en España sería una declaración responsable. Eso no significa necesariamente que las empresas estadounidenses operen con mucha mayor libertad. Deben explicitar por iniciativa propia hasta el más pequeño riesgo, ante el temor a que, de salir las cosas mal, un ejército de abogados y de autoridades se les echen encima con multas e indemnizaciones. Una demostración de ello es el exhaustivo folleto que, de forma continua, el BBVA tuvo que ir actualización cada poco tiempo en su opa fallida por el Sabadell.
En fin, nada más. Podría escribirse una Historia de la burocracia en varios tomos repletos de formularios y trámites administrativos. La burocracia, sea dicho, también merece un respeto: va muy ligada al progreso de las sociedades. Y la eliminación de normas no es de por sí algo positivo. Una vez más, recuérdense los estragos de la desregulación financiera, preludio de la Gran Recesión. El imperio romano fue una cumbre civilizatoria y también una gran invención burocrática con grandes hallazgos en el mundo del Derecho. Hace unas cuantas décadas, Max Weber formalizó el concepto de burocracia y lo asoció al surgimiento de los estados modernos europeos a partir del siglo XV. El Renacimiento, la Ilustración o el orden de Posguerra tras la Segunda Guerra Mundial también han sido grandes edificios de papel y burocracia. El problema es cuando el gigantismo impide el movimiento. ¿Será capaz la UE de agilizar esta pesada maquinaria sin provocar efectos indeseados? Todos los fármacos tienen sus contraindicaciones, incluido el de la competitividad. Sin embargo, parece que durante un tiempo la UE quiso basar su prestigio en la capacidad para dificultar las cosas, y ahora ha llegado el momento de basarlo en otra cosa. Ahora que Rosalía revisita el misticismo, las instituciones europeas recurren a un fraile, Guillermo de Ockham, para afeitarse las barbas de la complicación. El arma blanca que todos deberíamos llevar en el bolsillo, empezando por los más enrevesados, que son los conspiranoicos.
Otras noticias de la semana
El presidente de Aena, Maurici Lucena
· Maurici Lucena y los cuñados. En una conferencia en el Esade, el presidente de Aena lamentó esta semana la “futbolización” del debate sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat. “Tuvimos a muchos cuñados opinando sobre metros de pista, cómo funcionan los hubs en el mundo. Producía una mezcla de rubor y vergüenza”, aseguró, de lo que informa aquí Luis Florio.
· Los nuevos retos de Josep Oliu. Mientras el presidente del Sabadell disfruta de la victoria frente a la opa del BBVA, persisten algunos aspectos por concretar, recogidos aquí por Manel Pérez. Uno de ellos es la posible conformación de un nuevo núcleo duro accionarial. Otro, la eventual adquisición del 4% del banco en manos del mexicano David Martínez, el consejero que se alineó con el BBVA. El banco ha presentado esta semana resultados, con una mejora del 7% en el beneficio, de lo que informa Eduardo Magallón.
· Fuerte mejora del beneficio de Almirall. La farmacéutica catalana ha multiplicado por cinco su beneficio en los nueve primeros meses del año, hasta alcanzar los 39,1 millones de euros. El laboratorio controlado por la familia Gallardo se ha visto impulsado por el buen desempeño de su cartera especializada en dermatología médica, informa Gabriel Trindade.
· Telefónica ya prepara el nuevo ERE. La compañía ha convocado el lunes a los sindicatos para negociar el ajuste de plantilla, que se aborda tras la presentación del nuevo plan estratégico Transform and Grow. Allí se alude a este tipo de medidas de recorte de gastos. Podrían salir unos 6.000 trabajadores, informa Pilar Blázquez.