El año que viviremos a ritmo trepidante

ESPECIAL EDUCACIÓN FINANCIERA

Las bolsas baten sus registros históricos, pero los inversores tienen prohibida una palabra: euforia. La IA y la deuda pública invitan a la prudencia

10 April 2025, Hesse, Frankfurt/Main: A trader watches his monitors on the trading floor of the Frankfurt Stock Exchange. In response to the suspension of special US tariffs for numerous countries, the DAX rises by around eight percent at the start of trading. Photo: Arne Dedert/dpa

Un operador de la Bolsa de Frankfurt 

Arne Dedert

Diciembre es mes de vaticinios entre los inversores y analistas. Si echan la vista atrás, es solo para constatar el excepcional rendimiento este año de las bolsas y sentir algo de vértigo al presentar las previsiones para el 2026. Una vez superado el efecto Trump, son ahora otras las grandes incógnitas que se abren paso: ¿Hay una burbuja en la IA a punto de explotar? ¿Soportarán los mercados la abultada deuda pública en ascenso en Estados Unidos y Europa? ¿Aguantarán las bolsas en su estado actual de máximos sin euforia? “Nuestro trabajo es ganar dinero, no tener razón”, puntualiza Diego Fernández Elices, director de inversiones de A&G, para relativizar los pronósticos del año. Hay veces que ocurre incluso lo contrario: es posible perder dinero teniendo razón.

El momento actual se puede entender mirando un par de pantallas. La primera, la de los índices bursátiles de referencia. En Estados Unidos, el Nasdaq, el Dow Jones y el S&P 500 se hallan en máximos históricos o lo han estado este año animados por las enormes expectativas desplegadas en torno a la IA y a la carrera por conquistarla de los Siete Magníficos –Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla–. También en España el Ibex bate todos los registros, con una revalorización este año del 40%. La segunda pantalla es la del índice del pánico que elabora la CNN, el Fear & Greed Index. Se encuentra en el máximo nivel de temor, conocida como extreme fear . Los inversores deberían estar temblando, y sin embargo no dejan de acumular rentabilidades históricas. La sensación es que los mercados circulan a toda velocidad por carreteras plagadas de curvas y no se permiten distracciones. Descorchar una botella de champán resulta demasiado temerario.

El muestrario de desequilibrios lo ofrece Miguel Mayo, el gestor multiactivos de A&G. Estos son algunos de sus comentarios: “La renta variable está sobrevalorada, con un potencial de caída del 40% en el S&P500”. “Estamos a niveles del peak de la burbuja de las puntocom”. “En renta fija, se da un endeudamiento descontrolado de los Estados sin alternativas”. “¿Realmente queda algún activo que sea seguro?”. “Hemos entrado en una economía en forma de K: les va muy bien a la tecnología, la IA, la defensa, los semiconductores o la energía. Todo lo demás va para abajo”.

El récord bursátil coincide con niveles extremos en el índice del pánico de la CNN

Sin embargo, el mercado está lejos de gritar fuego en la sala. Ajay Rajadhyaksha, director de investigación en Barclays, cuenta una anécdota para describir lo que califica de “obsesión por la IA”. Hace unas semanas, entre importantes novedades sobre la política monetaria de la Reserva Federal, le invitaron a hablar en un plató de televisión. Para su sorpresa, no hubo ni una pregunta sobre la Fed. Todo giró en torno a la IA.

No es para menos. El propio Rajadhyaksha comenta a varios periodistas españoles que la IA está concentrando las mayores inversiones mundiales desde la Segunda Guerra Mundial y que los particulares estadounidenses tienen metidos 45 billones de dólares en bolsa, lo que podría tener amplia onda expansiva en caso de estallido de una burbuja. Sin embargo, no es su pronóstico. “Esperamos que la IA sea el factor macro más importante del 2026 conforme los aranceles y la política monetaria pierden peso”, pero “pensamos que los temores a un colapso están infundados y esperamos otro año de expansión”.

En sus previsiones del año, uno de los principales bancos del mundo, JPMorgan, habla de “tres grandes fuerzas”. Son, a brocha gorda, los principales elementos de preocupación para los encargados de auscultar las “megatendencias”. El primero es la IA, para lo que recomienda a sus traders “capturar las subidas y evitar los riesgos de una exuberancia excesiva”. El segundo consiste en la amenaza de una inflación cada vez más volátil, que erosiona el poder adquisitivo de los consumidores. El tercero es el nuevo paradigma de fragmentación, tendencia contraria a la globalización. Todo lo que tenga que ver con la energía, la defensa o las cadenas de suministro gana ahora visibilidad.

Por ciento Es el peso de la deuda de EE.UU. Sobre el PIB en el 2025. Hace diez años era del 105%.

Esta palabra, fragmentación, está muy de moda en los vaticinios del mercado para el próximo año. No solo se abre brecha al distinguir entre los valores tecnológicos de los Siete Magníficos y todos los demás. También hay una compartimentación geográfica. “La economía global entra en el 2026 más fragmentada que nunca”, explica Martin Todd, gestor sénior de renta variable de Federated Hermes. “Los choques geopolíticos, el desacoplamiento entre EE. UU. Y China, y los esfuerzos de Europa por garantizar su seguridad energética han acelerado este cambio, formando bloques regionales”, sostiene. En las bolsas, todo esto solo puede traducirse en una cosa: más volatilidad.

Estos días los analistas también juegan a hacer listas de “muros de lamentaciones” y de posibles cisnes negros. Son también un divertimento obligado. Entre sus elucubraciones más extravagantes figuran un desenlace violento de las elecciones legislativas en EE.UU. Fruto de la polarización en el país, una salida en falso en China de sus crisis inmobiliaria o una destrucción masiva de empleo en Norteamérica.

Los mercados ya conviven con el efecto Trump, pero ahora hay nuevas amenazas

Cuando se mira a los mercados europeos, la palabra dominante es “resiliencia” tras la invasión de Ucrania, la amenaza rusa y la presión de EE.UU. Hay mención aparte para el buen momento de España, que “ha dado soporte al crecimiento en el continente”, dice Barclays. Pese a los problemas de la automoción, Alemania activará en el 2026 su plan de crecimiento, lo que insuflará energías a la zona euro. Eso y las necesidades de financiación de los Estados darán “perspectivas positivas” a la renta fija en el 2026, indica en un informe Dirk Steffen, responsable de inversiones en Europa de Deutsche Bank. Su previsión es que los bonos estadounidenses a diez años renten un 4,15% y los alemanes, un 2,7%.

“El estímulo fiscal se convierte en el principal motor de la recuperación en 2026, con una inversión pública que alcanza su nivel más alto desde la crisis financiera mundial”, asegura en otro informe Valentin Bissat, economista jefe de Mirabaud, al valorar la situación en Europa. Sin embargo, la abultada deuda de los Estados también tiene en guardia a los inversores y explica en parte por qué muchos de ellos siguen escondiéndose en el oro cada vez que hay que buscar un activo refugio.

Al medir la temperatura en los mercados, Johanna Kyrklund, directora de inversiones de Schroders, no aprecia indicios de estallido de una burbuja de IA. Al revés, ve oportunidades. La clave está ahora en diversificar, que es la forma más común de reducir el riesgo sin retirarse. De forma inmediata, dice, las bolsas se encuentran respaldadas por “el buen rendimiento de los bonos, la inflación estable y la previsión de que los bancos centrales relajen un poco más su política monetaria”. A medio plazo, la preocupación está puesta en el aumento de los niveles de deuda pública y en un posible repunte de la inflación.

El Ibex destaca por sus bancos y sus ‘utilities’, con previsión más estable

Otra de las consignas que suenan en las previsiones de mercado es la creciente brecha a ambos lados del Atlántico. “Estados Unidos parece haber abierto la caja de Pandora en dos temas: la deuda y el Estado de derecho”, afirma Thomas Friedberger, vicedirector de Tikehau Capital en un informe. Mientras, Europa transmite buenas impresiones en su nueva apuesta por la soberanía. “Contrariamente a algunas tesis que subrayan su debilidad, seguimos viendo en Europa una oportunidad de inversión significativa”, afirma.

Los ciudadanos americanos tienen metidos 45 billones de dólares en acciones

¿Y en España? Javier Molina, analista de Mercados de eToro, indica que el Ibex “afronta un 2026 más estable que sus pares europeos”. Entra en el año “apoyado por el sector financiero, las utilities reguladas y las compañías expuestas a inversión en energía e infraestructura”. Son empresas de crecimiento moderado, pero constante. “La oportunidad está en empresas con flujos previsibles, dividendos sólidos y exposición a inversiones europeas”, añade.

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