Por qué Francia llevó el derecho al aborto a su Constitución

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Dos controvertidos episodios decantaron a la opinión pública a apoyar mayoritariamente la libre interrupción del embarazo

Proclama a favor del aborto libre en la Torre Eiffel

Proclama a favor del aborto libre en la Torre Eiffel

“La ley establecerá las condiciones en que se ejercerá la libertad garantizada a la mujer de interrumpir voluntariamente el embarazo”. Una simple frase, aparentemente ambigua, insertada en la redacción del artículo 34 de su Constitución, convirtió a Francia en el primer estado que ha blindado el aborto en su Carta Magna. Ninguna modificación legal que no sea la del propio texto constitucional con una mayoría cualificada podrá prohibir o limitar esa “libertad garantizada”.

La Asamblea Nacional y el Senado, en sesión conjunta, aprobaron la modificación el 4 de marzo de 2024 en Congreso de Versalles con una amplísima mayoría: 780 votos a favor y 72 en contra. La iniciativa fue impulsada para proteger un derecho reconocido en Francia desde 1975, cuando se aprobó la histórica leu Veil, que cuenta con un amplio apoyo social. En el momento de la aprobación, las encuestas lo cifraban en un 85% de la población.

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No obstante, el propio primer ministro, Gabriel Attal, señaló que el derecho al aborto libre se encontraba en peligro ante los movimientos más conservadores, aunque para justificarlo no se remitió a ninguna campaña antiabortista francesa, sino a la sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos que revocó dos años antes la protección federal al derecho a la interrupción del embarazo, abriendo la puerta a que los estados pudiesen legislas al respecto.

Un alegato tildado de partidista, como el que pronunció el presidente, Emmanuel Macron, en el mismo sentido. Eso hizo que fuese la introducción de la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, que presidía la sesión de las dos cámaras, el que haya quedado como manifiesto de una medida pionera. Es el texto que ofrecemos íntegro.

Francia blinda el aborto en su Constitución

Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea Nacional, tras la aprobación de la reforma constitucional que blindó el aborto en Francia 

Reuters

Ese apoyo masivo de la sociedad francesa al aborto libre está marcado por dos acontecimientos que decantaron a la opinión pública. El primero fue la ejecución bajo la guillotina de la última mujer condenada por haber abortado, Marie-Louise Giraud, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando no se antojaba una prioridad aplicar la sentencia a muerte por un delito de este tipo.

El segundo fue el proceso de Bobigny, cuando a finales de 1972 se abrió juicio contra Marie-Claire Chevalier, una adolescente del extrarradio parisino violada por su novio a los 16 años. Ella lo denunció y decidió abortar, y él la denunció a modo de venganza. Todo ello en pleno debate sobre el aborto, ya que apenas un año antes Simone de Beuvoir publicó el manifiesto proabortista que se dio en conocer Manifiesto de las 343 Zorras, por el número de firmantes. Entre ellas, figuras como Catherine Deneuve, Françoise Sagan, Jeanne Moreau o Marguerite Duras.

El manifiesto

“Señor presidente del Senado, señor primer ministro, señoras y señores miembros del Gobierno, señoras y señores miembros del Congreso:

”Por primera vez en nuestra historia, el Congreso presidido por una mujer. Mientras caminaba por la Galería de Bustos con la solemnidad tan típica de estos lugares –bustos exclusivamente masculinos–, antes de abrir esta sesión, pensé en Simone Veil, quien el 26 de noviembre de 1974, en el hemiciclo del Palacio Bourbon, se disculpó por compartir su convicción sobre las mujeres ante una Asamblea Nacional compuesta casi exclusivamente por hombres.

”En su época, de hecho, sólo había trece mujeres entre los diputados, siete entre los senadores. Al contemplar hoy la Asamblea Nacional y el Senado reunidos en Congreso, observo con ustedes que el lugar de las mujeres ha cambiado, porque Francia ha cambiado, aunque aún queda mucho por hacer para lograr la verdadera paridad.

El lugar de las mujeres ha cambiado, porque Francia ha cambiado, aunque aún queda mucho por hacer

Sí, los tiempos han cambiado; la igualdad ha avanzado, la expresión se ha liberado. Sí, hombres y mujeres aquí reunidos, representantes electos de la nación, juntos nos preparamos para llevar a nuestro país un nuevo paso adelante en el camino hacia los derechos de las mujeres.

”Comprenderán que me enorgullece presidir este Congreso en el Palacio de Versalles, en este preciso momento en que la libertad defendida por Simone Veil quedará grabada en el mármol de nuestra Constitución. Me enorgullece rendir homenaje a todos los que han escrito, a los que han actuado, y a los que siguen luchando cada día, cerca o lejos de nosotros, para que podamos escalar, metro a metro, el empinado muro que conduce a la igualdad entre mujeres y hombres.

”Porque éste es, en efecto, un muro que debemos flanquear, un muro cuya superación sigue siendo compleja, laboriosa y aún demasiado incierta. Todos sabemos que basta un instante para caer, para que todo lo que creíamos haber logrado deje de serlo.

¿Francia va a contracorriente? ¡No! Está a la vanguardia; está en su lugar. Es su misión y es lo que se espera de ella

”Hemos avanzado, pero aún queda mucho por hacer en materia de igualdad, y la violencia contra las mujeres sigue siendo, lamentablemente, una tragedia cotidiana. Este nuevo avance, bastaba con escuchar a las mujeres en toda su diversidad, independientemente de su estatus social, para convencernos de la necesidad de abordarlo.

”Bastaba con mirar al mundo para convencerse de la oportunidad de abordarlo. ¿Acaso no son los derechos de las mujeres los primeros en verse amenazados cuando el populismo o el autoritarismo toman el poder o cuando los partidarios del oscurantismo pretenden imponernos un orden moral cada vez más retrógrado?

”Mientras el mundo se ve sacudido por tantas crisis, nuestro país trabaja para fortalecer la garantía de los derechos. ¿Francia va a contracorriente? ¡No! Está a la vanguardia; está en su lugar. Es su misión y esto es lo que se espera de ella. A las mujeres de Francia les decimos que nunca retrocederemos; a las mujeres del mundo les decimos que las apoyaremos y que siempre avanzaremos junto a ellas.

Ha llegado la hora de alzar la voz y ejercer nuestro poder constitucional, por nosotras mismas, por la nación, por todas las mujeres

”Estoy orgullosa, y lo estaremos mañana, después de que este Congreso que permita proclamar que la libertad de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo forma parte de nuestra ley fundamental.

”Estamos cumpliendo con nuestra función. El Congreso ha demostrado una vez más que, cuando tiene la voluntad, sabe trascender las divisiones políticas y emprender el camino del progreso. Recordemos esta lección; confiemos en la vitalidad de la democracia parlamentaria. Los representantes del pueblo han venido a consagrar su labor, y lo hacen con seriedad, de acuerdo con el único procedimiento que permite la revisión de la Constitución: el previsto en el artículo 89.

”Ha llegado la hora de alzar la voz ejerciendo nuestro poder constitucional, por nosotras mismas, por la nación, por todas las mujeres y por todas nuestras hijas, en Francia y en todo el mundo.”

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