La BBC está acostumbrada a ser criticada con saña, como projudía y antisemita, pro y antitrans, feminista y antifeminista. La derecha dice que es demasiado progre, y la izquierda que es demasiado conservadora. Magnates de los negocios como Rupert Murdoch han hecho todo lo posible por debilitarla para llevarse parte del pastel del mercado televisivo británico con canales alternativos como Sky. Algunos de sus enemigos son poderosos, pero nunca se había subido al cuadrilátero para enfrentarse a un gigante como Donald Trump.
Ahora, tras la presentación por el presidente estadounidense de una demanda de 10.000 millones de dólares (8.500 millones de euros) por “difamación” y “prácticas comerciales incorrectas”, la radiotelevisión pública británica ha de decidir si está dispuesta a intercambiar puñetazos y arriesgarse a que le rompan la nariz y le dejen un ojo morado, o tira la toalla como han hecho del otro lado del Atlántico la CBS y la ABC.
La BBC ha admitido el “error” de editar partes del discurso de Trump alentando a sus seguidores a ir al Capitolio el 6 de enero del 2021 para impedir que el Colegio Electoral formalizara la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre del año anterior, y se ha disculpado por ello. Pero el titular de la Casa Blanca ha alegado ante un tribunal de Florida que su reputación ha quedado irreparablemente dañada (a pesar de que ganó en el 2024) por la “agenda política izquierdista de la radiotelevisión pública británica, dirigida a interferir en las elecciones”. No le basta con que le digan perdón, quiere también dinero. Y sobre todo, intimidar a quienes considera sus enemigos. A todo esto, los instigadores del supuesto golpe han sido perdonados.
“Vamos a ir al Capitolio, y vamos a aplaudir a nuestros valientes senadores y congresistas”, dijo Trump en su intervención del 6 de enero, interpretada por muchos (aunque no los Tribunales) como una incitación a los ataques que se produjeron después. A lo cual añadió, cincuenta minutos más tarde: “Y vamos a luchar, vamos a luchar con uñas y dientes”. La BBC juntó ambas citas como si fueran parte de una misma frase.
El objetivo de Trump es advertir a los medios del mundo entero que está dispuesto a ir también contra ellos
La BBC generó siete mil millones de euros en ingresos el último año (buena parte de ellos pagados por los contribuyentes británicos como una licencia o impuesto por el derecho de tener una radio o una televisión), de modo que la demanda de Trump, si tiene éxito, la arruinaría. Expertos legales consideran que probablemente ganaría si se llega a juicio, porque los abogados del presidente habrían de probar que la edición se hizo de manera maliciosa y causó un daño real a su reputación.
La BBC niega por supuesto que fuera así, y además cuestiona el daño reputacional a Trump teniendo en cuenta que el programa no se emitió en los EE.UU. Por cuestiones de derechos televisivos, y si alguien vio fue haciendo streaming y utilizando un VPN, una práctica poco convencional.
El problema para la BBC es que el equipo legal de Trump podría exigir (y obtener) el acceso a las comunicaciones internas de la corporación, y a los correos electrónicos de sus periodistas y directivos, algunos de los cuales presumiblemente contendrán comentarios críticos u ofensivos hacia el titular de la Casa Blanca. Aparte del hecho de que la defensa le costaría entre 50 y 100 millones de euros, ninguna tontería.
La contrapartida es que la BBC, si el caso sigue adelante, podría llamar al estrado a testigos que aseverasen que Trump fue efectivamente responsable del asalto al Capitolio, y esas opiniones se difundirían en el mundo entero, con lo cual se volvería a abrir una caja de Pandora que le conviene cerrada. La ABC prefirió pagarle por haber dicho que responsable de violación en vez de abuso sexual, y la CBS por editar un discurso electoral de Kamala Harris eliminando los párrafos en los que balbuceaba o se le trababa la lengua (una práctica común en el periodismo), y piensa que el desenlace de este caso será similar. Amenaza, y sacarás tajada. (El The Wall Street Journal no ha aceptado el chantaje, y como represalia ha visto vetado el acceso de sus reporteros al Air Force One).
La mayoría de los abogados creen que Trump tiene pocas posibilidades de ganar si el caso llega a juicio
La BBC ha dicho por ahora que no tiene intención de formalizar un acuerdo extrajudicial que le cueste dinero, y el primer ministro británico Keir Starmer es objeto de presiones para salir en defensa de la BBC (una de las grandes instituciones del Reino Unido) y utilizar su supuesta influencia ante Trump para que reconsidere. “El presidente de Estados Unidos ha dejado claro que pretende interferir en nuestra democracia, y eso es inaceptable”, afirma el líder liberal demócrata Ed Davey. “La intención última es intimidar, advertir a los medios informativos de todo el mundo que tengan cuidado con lo que escriben y dicen”, señala Thomas Maye, un experto en litigios.
La BBC lleva años perdiendo audiencia, y cada vez menos jóvenes ven la televisión. En pleno debate sobre si los contribuyentes deben seguir financiándola, lo que menos necesita es que el dinero para hacer buenos programas se lo embolse Trump.



