En una cocina, los sabores no nacen solo del talento del cocinero, sino también del estado de las herramientas con las que trabaja. Un cuchillo sin filo, una sartén ennegrecida o una olla con restos quemados pueden arruinar un plato antes incluso de encender el fuego. Mantener los utensilios limpios no es una cuestión estética: es parte esencial del proceso culinario, garantiza la seguridad alimentaria y prolonga la vida de piezas que, en muchos hogares, acompañan generaciones enteras. Por eso, detrás de cada receta bien hecha suele haber también una buena rutina de cuidado y limpieza.
Entre los elementos que más sufren en la cocina destacan las ollas y las sartenes, que suelen acumular grasa y restos quemados, especialmente al preparar fritos o guisos. Para combatir ese desgaste, Conchita, una abuela cocinera de 84 años, ha compartido en sus redes sociales el truco con el que consigue dejar sus fogones y cazuelas como nuevos. Un método que, asegura, “solo conocen las abuelas y los ferreteros”.
Limpieza
Según explica, cuando nota que sus ollas empiezan a oscurecerse y adquieren tonos negros o marrones, acude a la ferretería y compra lija fina de agua, un producto económico que puede costar desde menos de un euro hasta unos cinco, dependiendo de la cantidad y del grosor. Conchita recomienda elegir siempre “la más fina, la que no raspa”.
Por más que las limpie, este cantito viene muy bien para dejarlo bien brillante; limpia muy bien
En el vídeo, detalla cómo procede al llegar a casa: “Ponéis un poquito de agua en un cuenco, mojáis un trocito de lija y lo pasáis por los hornillos, por todo está la superficie que está sucia. Fijaros, se queda reluciente y limpio”. También la utiliza en las cazuelas: “Por más que las limpie, este cantito viene muy bien para dejarlo bien brillante; limpia muy bien”, explica mientras muestra su batería de cocina completamente pulida. “Con un pliego de lija tenéis para limpiar toda la casa”, bromea.
Y demuestra que más allá de los productos modernos que prometen resultados instantáneos, muchas cocinas siguen funcionando gracias a la sabiduría acumulada de generaciones y trucos transmitidos de madres a hijas, de abuelas a nietos, que han sobrevivido al paso del tiempo porque, sencillamente, funcionan.
Sin embargo, no todo el mundo está a favor de usar estos trucos caseros. Algunos de sus seguidores han comentado en su vídeo de que la lija fina de agua también tiene inconvenientes. Aunque la lija sea muy fina, advierten que podría rayar o desgastar materiales sensibles como el aluminio o el acero inoxidable y que podría ser también especialmente dañina para las superficies antiadherentes, que no deben lijarse jamás. En vitrocerámicas y hornillos puede dejar micro-rayas o eliminar capas protectoras. Además, el proceso puede desprender pequeñas partículas metálicas que requieren un enjuague minucioso.
Por ello, los expertos recomiendan utilizar esta técnica solo de forma puntual y únicamente en superficies de acero inoxidable sin recubrimientos. Para la limpieza diaria, resultan más seguras alternativas como el bicarbonato, el vinagre, las pastas limpiadoras suaves o los productos específicos.


