La doctora Marian Rojas compartió en una charla el caso de una paciente que, tras varios fracasos amorosos, terminó comprendiendo que debía cambiar su forma de vivir las relaciones. Según relató la psiquiatra, la joven acudió a consulta después de haber sido ingresada por una pancreatitis, un problema que su médico digestivo atribuyó a un origen psiquiátrico.
La importancia de la autoestima en las relaciones
Un patrón de relaciones que terminaba en el hospital
La paciente tenía un patrón de comportamiento repetitivo: cada vez que comenzaba una relación, dejaba claro a su pareja que no quería compromiso, que podían estar juntos cuando quisieran sin exigencias. Sin embargo, tras unas semanas o meses, los hombres la dejaban y ella caía en un estado de depresión que desembocaba en síntomas físicos, hasta terminar ingresada en el hospital. “Creo que tengo que cambiar mi manera de tratar a los chicos, pero ¿qué hago mal?”, preguntó la joven a Rojas.
Ante esta situación, la psiquiatra le dio una indicación tajante: “A partir de ahora, mientras seas mi paciente, no puedes mantener relaciones sexuales sin mi consentimiento”. La respuesta de la joven fue inmediata: “Entonces nunca volveré a tener novio”. Rojas, sin embargo, le insistió en que este cambio era necesario para romper el ciclo dañino en el que estaba atrapada.
La paciente, sorprendida por la propuesta, le confesó a la doctora que esto desafiaba toda su visión sobre las relaciones. “Todas mis amigas, todo el mundo, si tú no le dices que sí a un chico la misma noche, ya piensan que eres una tía rara”, expresó. Rojas le respondió con firmeza: “Quizás eres una tía que te valoras, una persona con un grado elevado de autoestima”.
La especialista concluyó su reflexión recomendando a las personas “saber esperar” y no ceder a la presión de la inmediatez en las relaciones. “Los grandes arrepentimientos vienen de haber dado algo que no querían haber dado”, afirmó, destacando la importancia de una sexualidad bien ordenada y consciente. “Si te dejan, vete a Cuba, porque hay unos cubanos estupendos. O unas cubanas”, bromeó para cerrar su intervención con un toque de humor.