Guardarlo aún húmedo. Un gesto tan habitual como aparentemente inofensivo puede estar contribuyendo al crecimiento de bacterias justo en el objeto con el que cuidamos nuestra boca. La doctora Carro Laya, dentista biológica, lo deja claro: “Nunca guardes tu cepillo de dientes mientras está mojado porque tiene bacterias proliferantes”.
Según explica, el entorno húmedo favorece el desarrollo de microorganismos que pueden comprometer la salud bucal y general. Por ello, recomienda un cambio de rutina muy fácil de aplicar: “Puedes secarlo simplemente pasando tus dedos por una toallita seca”.
Higiene oral
Cómo desinfectarlo de forma segura
Más allá del secado, la doctora propone una práctica adicional para mantener el cepillo en buen estado: desinfectarlo regularmente con óxido de hidrógeno diluido en agua. “Metemos el cepillito de dientes para limpiarlo mejor y después lo ponemos debajo del grifo para limpiarlo bien”, explica. Una vez enjuagado, vuelve a insistir en la importancia de secarlo antes de guardarlo. “Lo secamos con la toallita otra vez. Luego lo puedes colocar a secar directamente en una tacita”.
Este método no solo es sencillo y asequible, sino que también ayuda a reducir el riesgo de infecciones orales, especialmente si se combina con una higiene constante y el cambio regular del cepillo cada tres meses.
El enfoque de Carro Laya se basa en una odontología preventiva, menos agresiva, que promueve el cuidado consciente del cuerpo. Su consejo, lejos de lo alarmista, invita a integrar pequeños hábitos saludables en la rutina diaria. Mantener el cepillo limpio y seco es una forma eficaz de evitar la acumulación de bacterias como Streptococcus mutans o Candida albicans, comunes en ambientes húmedos como el baño.
Porque a veces, cuidar nuestra salud empieza con un gesto tan simple como secar bien un cepillo antes de guardarlo.