¿Te sientes hinchado, irritable o agotado sin motivo aparente? Para la doctora Alejandra Stivaletta, la respuesta podría estar más abajo de lo que crees. No en la cabeza. En el intestino. Y no es una metáfora.
“La microbiota regula tu digestión, tu sistema inmune, tus hormonas… ¡y hasta tu estado de ánimo!”, asegura esta médica argentina especializada en medicina funcional, a través de su cuenta de Instagram (@dr.alejandra.stivaletta), donde comparte contenido divulgativo sobre salud integrativa.
En uno de sus vídeos, la doctora Stivaletta señala: “Si últimamente te sentís más cansado, ansioso, con digestiones pesadas, inflamado, con cambios frecuentes en el estado de ánimo, incluso niebla mental, puede que el problema no esté en tu cabeza ni en tu alimentación, sino en ese ecosistema interno que habita dentro de ti, tu microbiota”.
Mucho más allá de la digestión
La microbiota regula el sistema inmune, el metabolismo y hasta la producción de neurotransmisores
Lejos de ser solo una herramienta para digerir lo que comemos, la microbiota intestinal —un conjunto de billones de microorganismos que habitan, sobre todo, en el intestino— tiene un papel central en el funcionamiento del cuerpo.
“Regulan el sistema inmune, el metabolismo, los niveles de inflamación… e incluso producen neurotransmisores como la serotonina”, explica la doctora, poniendo el foco en la conocida como ‘hormona de la felicidad’, que no nace en el cerebro, sino que se fabrica principalmente en el intestino.
No todo lo que sentís es mental: a veces tu cuerpo solo te está pidiendo que mejores tu ecología interna”
Cuando ese sistema está en equilibrio —lo que se conoce como homeostasis—, el cuerpo “fluye”. Pero si se rompe esa armonía, las consecuencias pueden notarse en todos los ámbitos: desde trastornos digestivos hasta problemas de piel, ansiedad o enfermedades autoinmunes.
¿Y qué lo rompe?
Estrés, ultraprocesados y antibióticos alteran la microbiota y tu bienestar
La respuesta, según Stivaletta, está en el estilo de vida moderno. “Alimentación con ultraprocesados, estrés crónicos, exceso de azúcares o el uso continuado de antibióticos” son los grandes responsables del desequilibrio microbiano.
A través de su enfoque, la especialista no busca alarmar, sino concienciar: muchas veces, lo que interpretamos como ansiedad, fatiga o tristeza no es solo mental, sino una señal del cuerpo para que cuidemos mejor nuestro ecosistema interno.
Y es ahí donde entra el trabajo real: cuidar lo que comemos, cómo vivimos, cómo nos movemos y cómo gestionamos el estrés. Porque a veces, antes de medicar la ansiedad, conviene revisar lo que ocurre en la barriga.