Jonathan Benito, neurocientífico: “Ser prosocial no es una decisión ñoña, es una estrategia evolutiva que nos ha traído aquí como especie”
Neurociencia Social
El experto desmonta el mito de la amabilidad como sinónimo de debilidad y reivindica su poder como motor de salud, felicidad y supervivencia
La importancia de ser amable para gestionar el estrés: “Los actos de bondad liberan oxitocina”
Jonathan Benito defiende que la amabilidad es una estrategia evolutiva, no una moda blanda
En tiempos donde ceder el paso o dar las gracias parece un gesto heroico, Jonathan Benito, neurocientífico y profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, desmonta la idea de que la amabilidad sea una debilidad. Para él, ser prosocial no es solo un acto de cortesía, sino una estrategia evolutiva que nos ha permitido prosperar como especie, mejorar nuestra salud y fortalecer nuestras relaciones. Así lo ha defendido en su intervención en La Ventana, de la Cadena SER, donde ha explicado cómo ser prosocial —más allá de ser amable— tiene un impacto directo en nuestra biología y nuestra vida.
La amabilidad no es una debilidad, es supervivencia
Jonathan Benito explica cómo la prosociabilidad ha sido clave en la evolución de los Homo sapiens
“La amabilidad se hace y se nace”, asegura Benito. Hay personas que nacen con una predisposición natural hacia la prosociabilidad, pero eso no significa que quienes no lo sean estén condenados a la antipatía. “Hay gente que nace muy amable, ves chavales de cinco o seis años que son estupendos en cómo se comunican, asertivos, empáticos... y luego ves otra gente que son directamente antipáticos”, explica. Pero recalca: “Tú puedes hacerte prosocial. Puedes llegar a ser una persona amable”.
Y no solo es posible; es necesario. “Puede y debe de ser una decisión. Ser amable nos hace más felices, nos hace tener menos enfermedades, vivir más años”, destaca. Benito desmonta la percepción de que la amabilidad es una decisión blanda: “No es ñoña, es una estrategia evolutiva que nos ha traído aquí como especie”. La prosociabilidad, explica, ha sido clave para que los Homo sapiens sobrevivieran y prosperaran frente a especies como los Neandertales, más fuertes pero menos colaborativos.
Benito va más allá de la etiqueta social. Ser prosocial no es solo decir “gracias” o sonreír: es interactuar de forma colaborativa, cordial y asertiva. “Hay que desarrollar paquetes de herramientas asertivas. Siempre hay que ser educado”, apunta, subrayando que amabilidad no significa sumisión. “Ser prosocial implica también saber poner límites, leer el lenguaje corporal del otro y entender cuándo un gesto amable puede ser malinterpretado por personas tóxicas”.
La amabilidad activa zonas del cerebro que mejoran la salud, reducen el estrés y alargan la vida”
En su libro El poder de la amabilidad (ed. Planeta), Benito recopila los beneficios neurobiológicos de la prosociabilidad: desde la activación de la corteza prefrontal y el sistema límbico, hasta la reducción de cortisol, el refuerzo del sistema inmunológico y la mejora de la salud cardiovascular. Además, asegura que gestos amables aumentan la neurogénesis, es decir, la creación de nuevas neuronas, lo que repercute en la memoria y el bienestar emocional.
La prosociabilidad, añade, tiene un componente claramente evolutivo. “Los lobos, al ser más agresivos, casi se extinguieron, mientras que los perros prosperaron al socializar con los humanos”. Y lo mismo ocurrió con el Homo sapiens. “La colaboración y la creación de redes sociales sólidas fue lo que permitió al sapiens imponerse sobre especies físicamente superiores”, recuerda.
El género no es excusa para no ser amable
¿Hombres y mujeres son igual de amables?
Sobre las diferencias de género, Benito señala que, aunque la amabilidad no debería ser cuestión de género, es cierto que “las mujeres tienen más desarrollado el sistema límbico y leen mejor al resto de seres humanos”. Aun así, insiste: “El género no es excusa para no ser amable”.
En un momento curioso de la entrevista, el neurocientífico fue preguntado sobre Donald Trump y la amabilidad. Su respuesta sorprendió: “Un periodista que conocía a Donald Trump me dijo que es muy amable con su entorno, y eso explica cómo ha llegado hasta ahí. Alguien que siempre es borde no llega ahí”.
Para Benito, ser amables es algo que nos hace más humanos, más sanos y más felices. Y aunque hoy parezca casi revolucionario, es precisamente lo que nos ha traído hasta aquí como especie.