La caída del cabello es un fenómeno que preocupa a millones de personas, y sus causas pueden ser muy diversas: desde cambios hormonales y estrés hasta déficits nutricionales o factores genéticos. En algunos casos, la pérdida de pelo es temporal y reversible; en otros, puede ser un signo de que algo en nuestro organismo no está funcionando de manera óptima.
La sensación de ver mechones en la almohada o el cepillo puede generar ansiedad y afectar la autoestima, convirtiéndose en un problema tanto físico como emocional. Afortunadamente, existen expertos que pueden ayudar a identificar las causas y ofrecer soluciones para retrasar o reducir la caída.
Los dermatólogos y tricólogos analizan el cabello y el cuero cabelludo, interpretan resultados analíticos y recomiendan hábitos de cuidado que favorecen la salud capilar. Sin embargo, en algunos casos, como decimos, ciertas pérdidas de cabello parecen inevitables, lo que hace aún más importante la intervención profesional para cuidar y fortalecer lo que sí se puede conservar.
El folículo piloso como indicador de salud
María Garayar, dermatóloga, explica que “el folículo piloso es un tejido de alto recambio celular, por lo que se ve afectado por pequeños déficits nutricionales que pueden impactar su crecimiento, brillo y densidad”. Entre los factores que influyen en la caída destacan:
- Tiroides: un exceso produce cabello fino, frágil y con mayor caída; un déficit provoca efluvio telógeno.
- Estrógenos: niveles bajos hacen que el pelo pierda brillo y fuerza; niveles altos aumentan seborrea y caída, como ocurre en la menopausia.
- Testosterona: en exceso puede causar alopecia androgénica, mientras que en equilibrio aporta fuerza y brillo.
- Cortisol: el estrés eleva este marcador y provoca envejecimiento capilar, afinamiento y caída.
- Nutrientes: ferritina, vitamina D, vitamina B, B12 y zinc son esenciales para un cabello saludable.
“Una analítica sin asteriscos no significa necesariamente que los valores sean óptimos para tu cabello. Solo un dermatólogo puede interpretarlos adecuadamente”, concluye Garayar en una de sus últimas publicaciones en Instagram.
La caída capilar estacional
La caída del cabello también puede estar relacionada con factores temporales, como la estación del año. “Es verdad que el pelo se cae más en otoño, pero no podemos evitarlo con suplementos. Casi todos los cabellos que se caen en otoño se recuperan”, explica Boticara García, nutricionista.
El ciclo del cabello se divide en tres fases: anágena (crecimiento), catágena (transición) y telógena (caída). Al final de la primavera y comienzo del verano, muchos cabellos entran en la fase telógena, y su caída se hace visible en otoño. Según la Academia Española de Dermatología, durante esta época se pueden perder entre 100 y 150 cabellos al día, frente a los 80-100 habituales.
“Es verdad que el pelo se cae más en otoño, pero no podemos evitarlo con suplementos. Casi todos los cabellos que se caen en otoño se recuperan”
Señales de alerta para acudir al especialista
Andrea Combalia, dermatóloga y máster en Tricología y Trasplante Capilar, señala precisamente que perder entre 50 y 100 cabellos al día es normal, pero si la caída es excesiva, el cabello se vuelve más fino o aparecen zonas con menos densidad, es momento de acudir a un especialista. Las señales de alarma incluyen:
- Caída persistente y prolongada.
- Pérdida de densidad y volumen.
- Aparición de áreas con menos cabello.
- Cabello más fino y quebradizo con el tiempo.
La experta también alerta sobre la alopecia areata, una enfermedad autoinmune que puede aparecer de forma repentina y requiere atención profesional.
En resumen, la caída del cabello puede generar preocupación y ansiedad, pero también es un reflejo de cómo nuestro cuerpo funciona por dentro. Escuchar las señales del folículo piloso, acudir a especialistas y cuidar de nuestra nutrición y bienestar emocional permite actuar de manera preventiva y efectiva.
Aunque en algunos casos no se pueda evitar del todo la caída, con orientación profesional y hábitos adecuados es posible fortalecer el cabello y recuperar su densidad, brillo y fuerza. Porque cuidar de nuestro cabello es también cuidar de nosotros mismos.


