Nigel Field, who teaches at University College London, discusses the importance of early fecal matter: “Al nacer somos prácticamente estériles”
Pasado, presente y futuro
El desarrollo de microorganismos en el primer año de existencia es crucial para la defensa contra peligros.
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Microbiota
Según el Censo Anual de Población de 2024, en España viven casi 7 millones de españoles menores de 16 años, de los cuales un gran porcentaje son recién nacidos y bebés en fases cruciales de crecimiento. El Instituto Nacional de Estadística registró en el mismo periodo 318.005 nacimientos, un descenso del 0,8% con respecto a 2023. Una tendencia a la baja, pero, que no echa atrás a aquellos interesados e interesadas en formar una familia. Un paso difícil y lleno de tareas por cumplir, en especial sobre la alimentación y el cuidado del neonato.
Una de las situaciones más comunes para padres novatos es el cambio de pañales, un instante de vínculo con el bebé que puede revelar más de lo que imaginamos. Al menos, eso es lo que sus primeras deposiciones podrían indicar. Nigel Field, catedrático de epidemiología de enfermedades infecciosas en el University College London, lideró entre 2014 y 2019 el proyecto Baby Biome, un estudio cuyo objetivo era determinar la influencia de la microbiota intestinal infantil en la salud a largo plazo.

El Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED) señala que la microbiota es “el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital”. Sus responsabilidades abarcan la defensa contra microorganismos dañinos que causan dolencias en nuestro organismo, la preservación del sistema de defensas, la descomposición de nutrientes y la asimilación de vitaminas. Para salvaguardarla, hay una variedad de comestibles, compuestos y componentes a nuestro alcance.
Durante el período de 2016 a 2017, Field junto con especialistas del laboratorio de patología del Hospital Queen's de Londres examinaron las deposiciones de 3.500 lactantes, lo que resultó en el hallazgo de datos significativos: “No es hasta tres o cuatro días después del nacimiento que se empieza a notar una buena presencia de microbios en el intestino, por lo que la colonización tarda un par de días. Al nacer, somos prácticamente estériles. Por lo tanto, es un momento extraordinario para el sistema inmunitario, ya que hasta entonces, todas las superficies del cuerpo no entran en contacto con microbios”.

Periodo importante
Aunque la microbiota es un componente corporal muy investigado en adultos, su influencia durante la niñez no se comprendía bien hasta hace poco. Archita Mishra, profesora titular en la Universidad de Sídney, es una de las expertas que ha profundizado en este tema: “Los primeros microbios que colonizan el intestino del bebé son como los arquitectos del sistema inmunitario. Ayudan a 'entrenar' al cuerpo para distinguir entre lo propio y lo ajeno, enseñando a las células inmunitarias a tolerar los antígenos alimentarios y los microbios inofensivos, y a generar defensas contra los patógenos”.
De este modo, tanto la australiana como el inglés no solo corroboran que sí existe una conexión entre las primeras heces y el desarrollo adulto de la microbiota, sino que también existe una ventana temporal clave. “Los primeros mil días de vida parecen ser un periodo crítico en el que el microbioma intestinal deja una huella que perdura décadas”, explicaba Mishra, detallando que las bacterias que se forman de los seis a doce meses “son responsables del riesgo de alergias, la respuesta del niño a las vacunas y del buen funcionamiento de la barrera intestinal”.

