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Pablo Muñoz, tras dar la vuelta a España junto a su perro Pipper: “Hay hoteles que dicen ser pet friendly y solo aceptan animales enanos, cobran suplementos y los vetan de las zonas comunes”

Sociedad

Junto a su perro Pipper, el primer perro en dar la vuelta al país, este periodista ha recorrido los 100 principales destinos de España a lo largo de más de 70.000 kilómetros por todas las comunidades autónomas

Desde 2018, la iniciativa Pipper on Tour trabaja activamente para promover la integración de las mascotas en transportes, hostelería y atracciones turísticas. “Aún no hay ningún destino español que reúna todos los servicios necesarios para ser considerado cien por cien pet friendly”, explica Pablo

Pipper y Pablo Muñoz Gabilondo han recorrido más de 70.000 kilómetros juntos. 

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El deseo de tener un perro acabó convirtiéndose en un proyecto de transformación social sin precedentes en nuestro país. Todo empezó cuando Pablo Muñoz Gabilondo conoció a Pipper el día que nació, en mayo de 2016, y lo adoptó. Pero pronto descubrió que moverse por España con un perro a cuestas podía ser una experiencia muy diferente según la ciudad: mientras unas abrían la puerta a las familias con animales, otras les daban portazo. De esa observación, y con la mirada curiosa que tiene un buen periodista, surgió Pipper on Tour.

Desde 2018, Pablo y Pipper han recorrido más de 70.000 kilómetros por todo el país, explorando los destinos más relevantes y mostrando que otro modelo de convivencia es posible. De esta experiencia salieron dos cómics y el libro España con perro. 200 planes con tu mejor amigo (geoPlaneta), además de un programa en la cadena pública. Pero su iniciativa no solo ha servido para mapear los espacios pet friendly de todas las comunidades autónomas, sino que también ha influido en cambios reales, como la flexibilización de normas en ciudades tradicionalmente restrictivas. 

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¿Cómo ha sido para ti moverte por España con Pipper durante todos estos años? ¿Dirías que es fácil viajar con perro hoy en día?

Cada vez es más fácil, pero España tiene varias asignaturas pendientes que están superadas en la mayoría de países europeos. La más importante es permitir que los perros de más de 10 kilos puedan viajar en los trenes de larga distancia, ya que ahora solo pueden en algunos pocos trenes de alta velocidad). Imagínate la pésima imagen que estamos dando a nuestros principales visitantes (italianos, ingleses, franceses, alemanes…) que viajan con toda tranquilidad con su perro por Europa y que, al llegar a España, deben bajarse del tren. Además, hay que lograr que los alojamientos que se autodenominan pet friendly lo sean de verdad, sin limitarlo a perros pequeños y permitiendo a los huéspedes comer junto a su perro en el restaurante del hotel. Por último, hay que lograr más bares y restaurantes que acepten clientes con perros educados y zonas caninas en playas de calidad. Todo esto se logra compartiendo las buenas experiencias que hay tanto dentro de España como fuera. Todo está inventado, solo hay que ponerle ganas.

¿Qué debe tener una ciudad para ser considerada pet friendly?

Una ciudad amiga de las mascotas es aquella que permite el esparcimiento de los perros en ciertas playas y áreas verdes —permite la suelta en determinados horarios—, la que facilita el acceso al transporte público —19 ciudades en España dejan subir al autobús urbano—, tiene un buen número de bares, cafés y restaurantes dog friendly, y más de la mitad de los alojamientos admiten mascotas. Yo añadiría otra característica: la de aquellas ciudades que multan a quienes dejan las cacas de los perros abandonadas en la calle para proteger la imagen de estos animales y acabar con la impunidad de quienes ensucian. Ya lo hacen 60 municipios, analizando el ADN de las deposiciones, con Málaga a la cabeza. Cada ciudad es un mundo en este campo.

España tiene varias asignaturas pendientes que están superadas en la mayoría de países europeos

Pablo Muñoz Gabilondo

¿Hay ciudades o lugares que te hayan sorprendido más por su nivel de adaptación?

Aún no hay ningún destino en España que reúna todos los servicios necesarios para ser considerado cien por cien pet friendly, pero algunos se acercan. Los planes que puedes hacer con tu perro en una son diferentes en la ciudad de al lado. Para tener una visión global hemos publicado el libro España con perro. 200 planes con tu mejor amigo, que va por su tercera edición. Por lo general, el norte de España va más adelantado a la hora de integrar a los perros en los espacios públicos, pero no hay una regla concreta y en una misma provincia puedes encontrar ejemplos excelentes y otros pésimos. Todo depende de la sensibilidad de los políticos y de que los vecinos se movilicen para exigir lo que en otros sitios funciona perfectamente. Por ejemplo, puedes llevar a tu perro grande o pequeño en metro sin transportín en Madrid, Barcelona, Palma y Granada, pero no en Málaga, Valencia ni Sevilla. Y para rizar el rizo: Bilbao solo permite en una línea de las tres que tiene el metro. ¡Mismos ciudadanos, diferentes derechos!

¿Has notado un cambio real en la actitud de la sociedad hacia los perros en espacios públicos en los últimos años?

Sí. En la medida en la que los perros están cada vez presentes en más hogares, los españoles hemos ido entendiendo que son uno más de la familia, un ser sintiente al que hay que cuidar, que debemos velar por sus necesidades e integrar en los espacios públicos desde la convivencia y el respeto. Y esto se traduce en casos concretos: hace siete años fui con Pipper a Sevilla por primera vez y solo había 3 o 4 bares y restaurantes que aceptaban clientes con perros educados. Este año hemos vuelto y hemos encontrado sesenta 60 con la ayuda de los seguidores de Pipper. Aunque todo vaya más lento de lo que nos gustaría, el cambio es evidente.

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En este recorrido, habrás tratado con muchas administraciones locales. ¿Las normativas actuales acompañan esa evolución?

La normativa general del Estado ha avanzado, pero falta adaptar las normas autonómicas y locales. Hay ordenanzas municipales que aún prohíben a los restaurantes aceptar perros, cuando la normativa estatal ya ha tumbado esa prohibición. Pero los ayuntamientos son muy lentos. Es desesperante. Por poner un ejemplo: en Pamplona sigue pasando esto (la ordenanza no se ha actualizado), y los locales pet friendly solo se han impulsado cuando las asociaciones de hosteleros se han movido. Es algo que ocurre en muchas ciudades. Pero, de nuevo, insisto en que los políticos se mueven si hay una demanda ciudadana. Como ocurre con tantas cosas, la mayoría de ciudadanos occidentales, y particularmente los españoles, no nos movilizamos prácticamente por nada. Y así avanzar es mucho más lento. Y te pongo otro ejemplo, el del Metro de Bilbao. Un grupo de vecinos ha lanzado una recogida de firmas para que se pueda viajar con perro grande, y hay personas que no firman con este tipo de argumentos: “¿Para qué voy a firmar si yo ya puedo ir en Metro con mi perro pequeño en brazos?”

En ese sentido, ¿qué nota le pondrías al transporte público español en cuanto a movilidad con mascotas?

Ya he comentado el caso del tren de media distancia: las autoridades piden que usemos el tren por ser el medio más sostenible y luego te lo impiden vetando a los perros en lugar de sumarse a la realidad europea. La prueba piloto de Renfe en algunos AVE es un éxito después de tres años de funcionamiento. La pregunta es: ¿a qué están esperando para generalizar la medida? Los trenes de corta distancia, por lo general, sí permiten perros sin problemas, mientras que la mitad de los metros españoles siguen sin hacerlo, inexplicablemente. Si la medida es un éxito en Madrid o Palma, y en el 88% de los metros de capitales europeas, ¿por qué no se implanta en todos los metros españoles? Por último, solo 19 ciudades españolas dejan ya subir al bus urbano sin transportín. Mención de honor para Gipuzkoa, cuyos buses interurbanos ya permiten perros pequeños y grandes, por ejemplo, para ir de San Sebastián a Zarautz: ¡un ejemplo que deberían estudiar en el resto del país!

Pablo y Pipper han conseguido cambios sustanciales en materia pet friendly. 

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Los trenes de corta distancia, por lo general, permiten perros sin problemas, mientras que la mitad de los metros españoles siguen sin hacerlo

Pablo Muñoz Gabilondo

¿Qué debería cambiar de forma urgente para que los perros puedan integrarse con normalidad en la vida urbana?

Los políticos deberían hacer cumplir las normas. Los excrementos abandonados en las calles ensucian la imagen de los perros e impiden avanzar más deprisa. Pero claro, apenas se ponen multas: una media de dos sanciones al mes, según el estudio que hemos hecho en Pipper on tour sobre el tema con datos oficiales, el único de España. Por otro lado, aunque la mayoría de personas es responsable, sigue habiendo mucha gente que lleva al perro suelto por la calle, sin percatarse de que hay personas que tienen miedo a los perros o tutores cuyos perros van atados y no desean que otros perros se acerquen sin comprobar que ambos animales son compatibles. Es el momento de desterrar frases como “si es que mi perro no hace nada” y poner por encima el respeto y la convivencia. Es la única manera de avanzar.

Precisamente, hay quien no tiene mascota y no quiere convivir con los animales. ¿Cómo se consigue ese equilibrio entre fomentar la inclusión de perros y garantizar el respeto a ese segmento de la población?

Con educación, civismo y tolerancia. Y normas. Irun, por ejemplo, permite subir al bus urbano con perro y su reglamento del viajero establece que tiene prioridad quien haya llegado primero: si voy a sentarme con mi perro en un sitio y al lado hay alguien que tiene fobia, debo moverme a otra zona (y viceversa). Otro ejemplo: los metros pet friendly establecen los vagones en los que se puede subir con perro y los que no.

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¿Cómo es en otros sitios europeos?

En Suiza, donde hemos estado recientemente, no hemos visto un solo excremento abandonado y si te vas a cruzar con alguien que lleva el perro suelto (en caminos por los que pueden ir sueltos), lo atan inmediatamente para no provocar problemas. El resultado: puedes ir con tu perro a todas partes.

El petfriendly o dogfriendly también se ha convertido en una gran etiqueta de marketing. ¿Puede ser que algunos sectores se estén subiendo al carro solo por moda?

Así es. Hay hoteles que dicen ser pet friendly y solo aceptan perros enanos, cobran suplementos estratosféricos (para disuadir), no te permiten dejar al perro en la habitación mientras visitas un monumento, vetan al perro de zonas comunes y del restaurante. Deberían aprender de otros alojamientos que lo están haciendo muy bien en España.

Hay hoteles que dicen ser pet friendly y no te permiten dejarlo en la habitación mientras visitas un  monumento 

Pablo Muñoz Gabilondo

¿Qué barreras crees que siguen sin resolverse y frenan ese avance?

Por poner unos ejemplos: se deberían resolver las normas estatales que dificultan que un perro pueda ir en la cabina de un bus interurbano —hay que seguir el ejemplo de Gipuzkoa—, Renfe debería permitir viajar con perro grande en todos los trenes de larga distancia, las asociaciones de hostelería deberían impulsar las políticas pet friendly poniendo como ejemplo las buenas prácticas de algunos alojamientos y restaurantes, y las estaciones de servicio deberían organizarse para poder acoger a viajeros con perro (en el blog de Pipper on tour hemos identificado 60 que ya lo hacen, pero son insuficientes).

Y como propietarios, ¿crees que hay que hacer autocrítica sobre algo?

Un poco lo que te decía. Cumplamos las normas y apliquemos sentido común: que un restaurante admita mascotas no significa que pueda soltar al perro dentro o que lo siente en una silla; que un centro comercial permita ir de compras con el perro no implica que deba llevar al mío si se va a sentir incómodo a los diez minutos (pensemos siempre en sus necesidades y carácter).

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Pablo y Pipper llevan juntos desde 2016.

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¿Qué retos te gustaría que se abordaran en los próximos años, tanto a nivel institucional como social?

A corto plazo, la aprobación del reglamento de la Ley de Bienestar Animal, que implicará, entre otras cosas, la obligación de tener un seguro de responsabilidad civil que cubra al perro. Esto dará seguridad a restaurantes, alojamientos, transportes… a la hora de aceptar mascotas. Las ciudades deberían plantearse planes integrales de integración de animales de compañía para asegurar cosas básicas como permitir su suelta en espacios naturales en determinados horarios o el acceso al transporte. Y lo ideal sería aplicar un sistema como el suizo, donde los tutores de perros deben hacer un curso presencial para aprender a leer el lenguaje canino y para enseñar al animal a estar en lugares públicos, además de cuestiones relacionadas con el cuidado del perro y el civismo. En España se ha intentado regularlo, pero los políticos no se han atrevido ante las protestas de algunos. Al final, parece ser que será un pequeño curso online.

Pipper y tú habéis protagonizado un programa en TVE. ¿Cómo surgió esa propuesta y qué balance haces de la experiencia?

Una vez que ya habíamos dado la vuelta a España y que Pipper era habitual en los medios de comunicación como embajador pet friendly, propusimos la idea a TVE y La 2 apostó por ella. Ha sido una gran experiencia y los 24 episodios del programa están ayudando a visibilizar esta demanda social. Precisamente, La 2 los está difundiendo de nuevo los viernes y sábados por la mañana. Y también pueden verse en RTVE Play.

Los excrementos abandonados en las calles ensucian la imagen de los perros e impiden avanzar más deprisa, pero apenas se ponen multas

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¿La presencia de un perro en la televisión pública ha roto prejuicios?

Totalmente. Creo que ha contribuido a sensibilizar a la sociedad y que más personas asuman que un perro educado puede estar con nosotros en muchos sitios.

¿Qué diría Pipper si pudiera hablar ahora mismo?

Pipper me habla cada día con su mirada. Hay estudios que concluyen que cuando un perro y su tutor se miran a los ojos, ambos experimentan una descarga de oxitocina, la llamada hormona del amor, que refuerza el vínculo afectivo entre ellos. Te aseguro que esto es verdad. Realmente, hasta que no se convive con un perro no se es consciente del amor, del cariño y de la compañía que dan. Y esto supone una responsabilidad, la de devolver a este ser todo aquello que nos da. Los perros son un ejemplo de lealtad y amor, y nos enseñan que lo importante en esta vida ni se compra ni se vende; lo importante de la vida es cuidar de las personas, de los animales y del planeta que, por cierto, nos estamos cargando por nuestro egoísmo y ceguera.

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