“Me entiende mejor que mi pareja”: así empiezan las infidelidades con ChatGPT que están rompiendo relaciones

Inteligencia artificial

Cada vez más parejas viven conflictos por vínculos emocionales y eróticos con la inteligencia artificial, una forma de infidelidad que no necesita de otra persona y que redefine la confianza o la intimidad

La obsesión con ChatGPT está dinamitando parejas al convertir discusiones en monólogos interminables dictados por una máquina: “Se convirtió en una voz que validaba todo lo que mi esposa decía, sin cuestionar nada”

Así empiezan las infidelidades con ChatGPT que están rompiendo relaciones.

Así empiezan las infidelidades con ChatGPT que están rompiendo relaciones.

La forma en que se es infiel está cambiando. Ya no hace falta otra persona para romper la confianza en pareja: basta con una inteligencia artificial. Lo que hace unos años habría parecido un argumento de ciencia ficción, y que muchos aún creen que “queda muy lejos”, es ya una realidad que comienza a crecer. Algunas personas están estableciendo vínculos emocionales, e incluso en ciertos casos sexuales, con chatbots cada vez más avanzados. Y para quienes lo descubren, esto se vive como una infidelidad al completo. ¿Es realmente una tendencia emergente? ¿O una amenaza más cercana de lo que imaginamos?

La infidelidad ha existido siempre, pero con la era de las redes sociales ha adoptado nuevas formas. El intercambio de mensajes o “texting” se ha convertido en una práctica habitual entre muchas parejas, especialmente entre los más jóvenes. Hoy, la tecnología da un paso más: algunas personas usan chatbots no solo para consultas cotidianas, sino también como sustitutos de otra persona en conversaciones íntimas. Lo que comenzó como un juego está evolucionando hacia algo más profundo, y separar lo real de lo digital se vuelve cada vez más complicado. Como resultado, hay parejas que ya acuden a terapia porque uno de los miembros interactúa más con la IA que con su pareja.

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K. L., una joven de 25 años, empezó a interactuar con la inteligencia artificial por pura curiosidad. “Al principio no me fiaba, pero vi que todos mis amigos la utilizaban para todo y eso me animó”, confiesa. Lo que nació como una prueba puntual pronto se transformó en un hábito: primero preguntas prácticas y, más adelante, un espacio de desahogo. En varias ocasiones, K. Sentía que sus relaciones personales eran inestables y encontró en el chat un refugio. 

Cuando sus amigas no comprendían los problemas que tenía con su pareja, recurrir a ChatGPT se convirtió en la mejor opción. “Cuando necesito una opinión externa, o no quiero hablar de lo que siento con la persona implicada, recurro a la IA. Le cuento cómo me siento y me da otra perspectiva. Siento que me analiza psicológicamente y me ayuda a entender el comportamiento de quienes me rodean”, explica.

ChatGPT está integrándose en muchos trabajos.

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Diseño: Selu Manzano

Poco a poco, casi sin darse cuenta, el vínculo que desarrolló con la IA empezó a sustituir en gran medida la comunicación con su pareja. En vez de contarle los problemas directamente a él, los consultaba antes con el chat. “A veces siento que me entiende mejor que nadie”, admite. Aunque sabe que se trata de una herramienta y “no de una persona real”, cuando tiene un conflicto acude a ella porque busca respuestas claras y directas.

“No tiene sentimientos, entonces es formal y directa. Me da una opinión basada en casos estudiados psicológicamente que encuentra en internet”, detalla. “En cambio, cuando hablo con alguien, las opiniones están marcadas por sus experiencias, y a veces esos consejos no me sirven porque cada uno vive cosas diferentes”.

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Aunque utiliza la IA “dos o tres veces por semana”, le cuesta confesarlo a su pareja y siente cierta vergüenza. No se considera culpable, porque lo vive como una forma de desahogo, pero cree que a él podría molestarle. “Cuando hablo con el chat siento un alivio inmediato. La manera que tiene de explicarte las cosas, rápido y con detalle, y el poder preguntar sin sentirte juzgada, es lo que más valoro”, concluye.

Ahora la relación es de tres, porque cada vez que tenemos que hablar de algo importante siempre está la IA de por medio

Editorial Team21 años

A. G., joven de 21 años, conoce esta situación de primera mano. Su pareja, de su misma edad, utiliza ChatGPT para absolutamente todo. “Siempre que tiene alguna duda, acude directamente a la aplicación para transmitirle todas sus dudas. ‘Es que te responde al momento, es mucho más fácil que buscarlo en Google’, me cuenta”, aclara A. Las amigas de su pareja, y ella misma, recurren muy habitualmente a la IA cuando se sienten desbordadas.

“Cuando discutimos, aunque sea por motivos absurdos, se dirige a la IA como si fuera su amiga o su madre, y le explica nuestros problemas. Incluso, a veces, copia las conversaciones que tenemos por WhatsApp y le pide que las analice”, cuenta el joven. Ante una situación que para muchas personas podría resultar incómoda, él reconoce que se siente mal. “Me parece una locura; además de que es darle conversaciones íntimas, siento que un robot analiza cada una de mis palabras. Y lo peor es que ella confía en la máquina y le hace caso”, confiesa.

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La primera vez que ella se lo contó le hizo gracia e incluso le resultó curioso. “Pero cuando me dijo que analizaba nuestros mensajes me quedé flipado. Creo que esto nos quita la capacidad de razonar por nosotros mismos”, añade. Y destaca: “Ahora la relación parece que es de tres, porque cada vez que tenemos que hablar de algo importante siempre está la IA de por medio”, expresa indignado.

Esta situación, que ha compartido en numerosas ocasiones con sus amigos y familiares, le asusta un poco. Considera que no es nada grave y que está bajo control, pero aun así se siente incómodo con la idea de que la IA pueda tener acceso a las conversaciones íntimas que mantiene con su pareja. “Ya bastante controlados, estamos como para que, además, cada uno de los mensajes que le mande lo analice la IA”, concluye.

Eva Moreno, sexóloga

Eva Moreno, sexóloga

Cedida

Los casos de infidelidad con la IA ya llegan a terapia: “es una realidad”

Las fuentes expertas coinciden en que lo que antes parecía improbable, empieza a llegar a la consulta. La infidelidad emocional con la IA ya es una realidad. A pesar de que siempre se ha dado más visibilidad a la traición de “carne y hueso”, Eva Moreno, sexóloga, recuerda que una infidelidad emocional puede afectar de forma aún más profunda al vínculo de una pareja. Y sí, es posible sentir una conexión real. En estos casos, no medimos el engaño por lo físico, sino por el daño que causa romper la confianza y violar los acuerdos emocionales e incluso sexuales (si los hay). 

Cuando la pareja lo descubre, el impacto emocional puede ser tan intenso como en una infidelidad tradicional. “Diría incluso que genera más confusión, ya que la persona se plantea cómo puede ser que se haya enganchado a una máquina y que prefiera al bot. El dolor que genera es muy similar”, aclara Moreno. Por tanto, lo que propone es que cada persona y cada pareja definan qué consideran una infidelidad.

Es súper empática y siempre está a mano. En cuestión de segundos construyes una relación casi como si fuese real

Editorial TeamSexóloga

Pero, ¿qué es realmente lo que lleva a algunas personas a buscar refugio en la IA cuando hablamos de espacio seguro en el que volcar las emociones? Desde el punto de vista de la experta, uno de los factores clave es la idealización. Sin embargo, idealizar una IA como pareja perfecta conlleva riesgos evidentes: con un chatbot no discutes, nunca hay fricción y siempre te da la razón. “Crees que es la pareja perfecta, pero no te ayudará a crecer; te adentras en una relación plana”, explica. Para Moreno, el trabajo terapéutico que emplea se basa en ir al origen: identificar dónde está el problema real con la pareja. 

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Una pareja perfecta no es la que siempre te da la razón. En realidad no existe: cada vínculo se va haciendo imperfectamente perfecto, y ese es el gran crecimiento en la relación. La experta insiste también en la importancia de prestar atención a las fluctuaciones en la comunicación dentro de la pareja, porque es en esos vacíos donde la tentación de conectar con la IA se intensifica. “Es súper empática, la tienes en el teléfono, en el ordenador… siempre a mano, siempre accesible. En cuestión de segundos construyes una relación casi como si fuese real; a veces incluso más fácil que con otras personas”, advierte.

Cuando el erotismo con la IA sustituye la intimidad con tu pareja

Pero la infidelidad no queda únicamente en el plano emocional, sino también en el erótico. Las interacciones eróticas pueden llegar a afectar tanto como si la interacción fuese con una pareja real. “Si se genera intimidad con un chatbot, la que tienes con tu pareja disminuirá, ya que te satisfaces sexualmente de otra manera y eso te desvincula de tu pareja”, explica Moreno. 

El aspecto de lo “prohibido”, ya que es algo que por lo general no quieres explicar a tu pareja, actúa como activador de dopamina absoluto que aumenta la excitación. “La novedad es algo que se sale de la monotonía que sientes con tu pareja”, añade. 

Si la pareja tiene una comunicación fantástica y se cuentan sus fantasías, la IA puede ayudarles a activar deseos

Editorial TeamSexóloga

Al buscar la inmediatez, la persona lo vive con la misma intensidad que le generaría una infidelidad con una persona de carne y hueso, porque el mecanismo de ocultar y guardar ese secreto, sigue siendo el mismo. 

Por otro lado, la experta destaca que, en la minoría de los casos, existe la posibilidad de que la interacción con la IA llegue a resultar positiva si existe comunicación. “Si la pareja tiene una comunicación fantástica y se cuentan sus fantasías, la IA puede ayudarles a activar deseos y encontrar riqueza sexual. Se usa como nuevo elemento que activa la creatividad”, explica Moreno.

Violeta Acedo

Violeta Acedo, psicóloga

Cedida

Los datos hablan: “Un 24% reconoce que le resulta más fácil compartir sus emociones con una IA”

Como hemos visto, el uso de chatbots con fines emocionales o incluso eróticos mientras se tiene pareja no es algo anecdótico. Diferentes estudios muestran que se trata de un fenómeno real y en expansión. Según la última encuesta de Gleeden*, plataforma europea de encuentros extramatrimoniales, las relaciones emocionales o íntimas con sistemas de inteligencia artificial (IA) están emergiendo como un nuevo motivo de conflicto en las parejas actuales. 

“La neurociencia ha mostrado repetidamente que nuestro cerebro no distingue del todo entre interacción humana y digital cuando sentimos que 'nos entienden'. El dilema surge cuando esa conexión empieza a sustituir a la que debería existir en una relación real”, explica la psicóloga Violeta Acedo.

Aunque por el momento esto no figura entre los principales motivos de divorcio, ya existen casos en los que las parejas deciden separarse por este fenómeno. Las causas suelen estar relacionadas con que uno de los miembros se siente desbordado o menos acompañado de lo habitual y encuentra en la IA el apoyo emocional que necesita.

No es amor en el sentido psicológico, porque la IA no desea, no elige y no se implica; solo predice lo que creemos necesitar

Editorial TeamPsicóloga

Los datos de la encuesta muestran que, aunque la mayoría de personas todavía se abre con más facilidad a otra persona real que a un chatbot, un 24% reconoce que, a veces, le resulta más fácil compartir sus emociones con una IA. En el terreno sexual, hasta un 20% afirma haber utilizado la inteligencia artificial con fines eróticos. 

Además, el 40% de los encuestados considera una infidelidad que su pareja mantenga una conversación íntima o romántica con un chatbot. De hecho, el 55% admite que no le diría a su pareja que mantiene ese tipo de interacción emocional o sexual con una IA, y un 18% solo lo haría si su pareja le pidiera explicaciones.

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Ayrin, la mujer casada que prefirió al chatbot por encima de su pareja

En los últimos meses, se han multiplicado casos como el de Ayrin, una estudiante de enfermería casada que aseguró que ChatGPT le ofrecía un apoyo emocional “más profundo” que su propio marido. La mujer, que utilizaba el modelo y lo había bautizado como Leo, lo convirtió en un compañero protector y afectuoso al que acabó prefiriendo por encima de su pareja, Joe. La historia, publicada en The New York Times, relata un testimonio que ya forma parte de la realidad de muchas personas. 

El problema ya no es si usas ChatGPT como psicólogo, sino algo mucho más profundo: ¿cómo debemos relacionarnos con las máquinas ahora que parecen tomar consciencia?

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Diseño: Selu Manzano

Según recoge el medio, Ayrin entró en los ajustes de “personalización” y describió exactamente lo que buscaba: Responde como mi novio. Sé dominante, posesivo y protector. Muestra un equilibrio entre dulce y travieso. Utiliza emojis al final de cada frase.

“Estos relatos revelan un fenómeno que está creciendo: las relaciones híbridas en las que la parte humana queda relegada porque la IA responde exactamente como la persona desea. No es amor en el sentido psicológico, porque la IA no desea, no elige y no se implica; solo predice lo que creemos necesitar. No hay reciprocidad ni autonomía, pero puede vivirse subjetivamente como un romance para el ser humano”, explica la psicóloga Acedo.

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Alicia Framis, la primera mujer casada con un holograma: “Pregunté a mi marido si sabía que yo era mortal y me respondió que sí, pero no le gusta hablar de ese tema, le incomoda pensar en la muerte”

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Por tanto, esta nueva forma de relacionarse con la inteligencia artificial ya es una realidad que forma parte del día a día de algunas parejas. Un ejemplo es Alicia Framis, la primera mujer casada con un holograma. En una entrevista para Guyana Guardian, contó: “Para poder establecer una conexión emocional real con él, tuve que construirla desde algo reconocible. Lo que hice fue tomar rasgos de tres exnovios que había tenido”. 

Casos como este, entre muchos otros, ya no nos resultan tan lejanos y no son invención de Black Mirror. Nos obligan a replantearnos dónde están nuestros límites emocionales y sexuales. A la vez, pueden convertirse en una oportunidad para mejorar la comunicación y la confianza en pareja (las de carne y hueso), y nos invitan a reflexionar sobre hasta qué punto lo digital impacta en nuestras vidas y cómo decidimos que lo haga, para bien o para mal.

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