Ha sonado el interfono de mi piso a media mañana y no era Laura Dern –gran actriz y mejor persona–, pero tampoco el cobrador del frac. Una voz ha mencionado mi nombre con sus dos apellidos. Inspección del gas quinquenal. De la Generalitat. Quinquenal lo digo yo, porque, para ser exactos, la voz ha dicho que venían a realizar “la inspección del gas de cada cinco años”.

Son tiempos de desconfianzas. Observo por el visor –como la vieja del visillo– y veo una pareja de hombres vestidos de mono azul, el bajito por delante, el alto por detrás. Entreabro la puerta y que Dios reparta suerte (habría dicho lo mismo de presentarse Laura Dern).
La amenaza es rotunda y presencial: ¡le cortarán el suministro del gas!
–Perdonen, me extraña que no hayan avisado. No suelo estar en casa a esta hora.
¡Burro! He facilitado una información indebida. Spain, ten points! Portan mochilas y unos arneses sin finalidades ulteriores. Intuyo la jugada y más viendo como los ojos del bajito radiografían el piso.
–No me va bien.
–¡No me diga eso! Tendremos que cortarle el gas...
Con la frase me vine arriba. También me vi duchándome una temporada con agua fría. Y peleándome con una centralita para aclararlo todo y recuperar el suministro del gas.
–Da igual. Voy a cambiar de piso.
Mentira. El hombre sigue escrutando si el piso merece un robo (ya les digo yo que no, aunque sería la segunda vez). Miro a los ojos turbios del alto: no son operadores gasísticos. Ni lectores de Enric Juliana, que domina el gas y sus rutas.
Dilatan la despedida sin hablar. ¿Mereceré una trompada? Si de alguno dependiera... me la llevaba. ¿Volverán otro día para forzar la puerta o preferirán otro piso? Me pregunto si se les puede llamar “delincuentes de guante blanco” o es desmerecer a los artistas del timo. Imagino el método: uno me hace preguntas mientras simula la revisión y el otro se lleva objetos de gran valor. Los cuatro tomos del Cossío, por ejemplo.
Cierro la puerta, melancólico. Y pienso en las personas, acaso mayores, que creen aún en las inspecciones quinquenales del gas que ordena la Generalitat.