Un cuento para mi amiga

Quería felicitar a una amiga que hoy cumple años con una columna que me ahorrara el compromiso de hacerle un regalo. Una columna en La Vanguardia me parecía original y podía conectar con los lectores que también deben gestionar este tipo de momentos digamos que cotidianos. Entiendo que es una situación de fácil identificación y que en agosto los columnistas podemos permitirnos cierta informalidad y no hace falta que todos nuestros artículos sean profundos y trascendentes.

Tarta de cumpleaños

 

LV

Me metí en internet para documentarme, a ver cómo define las personas nacidas hoy y me tropecé con un nudo de posibilidades que, en vez de facilitarme la faena, me la ha complicado. Me explico: resulta que hay un montón de definiciones sobre cómo son las personas nacidas el 28 de agosto y que la mayoría son contradictorias. Se dice, por ejemplo, que su signo del zodiaco es Virgo. Eso significa que son “detallistas, prácticos y entusiastas”, virtudes que mi amiga no tiene (tiene otras, que conste). Pero una web inquietante afirma que son personas muy serias porque “entienden que cualquier decisión puede cambiarles la vida en un instante”. Y otra definición propuesta por Google sostiene que son “una combinación única de creatividad y diplomacia”.

Las definiciones sobre las personas nacidas hoy son contradictorias

No he querido seguir investigando porque las definiciones se contradecían con la percepción que tengo de la personalidad de mi amiga. Y me he preguntado si el hecho de no concordar con lo que Google establece no habrá influido en la construcción de su carácter. Hace suficiente tiempo que la conozco para recordar cómo era cuando no existía internet. 

Lee también

El esplendor decadente

Sergi Pàmies
Sunset Boulevard

Por su cumpleaños, compartíamos un vermut huyendo de la canícula de agosto, tocábamos la guitarra y yo le regalaba un dibujo psicodélico o una casete con una selección de canciones especialmente pensadas para que se sintiera feliz en la euforia amorosa y acompañada en el desgarro del desamor. Cuando nos conocimos, teníamos veinte años y actuábamos como si nacer ayer, hoy o mañana no fuera vinculante con ningún patrón predeterminado y tuviéramos la tranquilidad de no defraudar ninguna expectativa. Total: que aprovecho el espacio que me queda para decirle “per molts anys!” sabiendo que esta columna no será ni mucho menos el mejor regalo que le harán hoy.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...