Nadie se libra de padecer el síndrome Montoya: cuando los celos son una cosa mala

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Todos corremos el riesgo de convertirnos un día en José Montoya, el concursante despechado de La Isla de las tentaciones, que las últimas semanas se ha hecho viral

José Montoya durante el momento que le ha hecho famoso en todo el mundo

José Montoya durante el momento que le ha hecho famoso en todo el mundo

Vamos a ponernos positivos y a buscarle un lado bueno a La isla de las tentaciones, el programa de Telecinco que estas últimas semanas está dando (sic) tanto que hablar. Y lo bueno ha sido que ha puesto de manifiesto de forma palmaria que los seres humanos somos, todos, celosos, volubles, infieles y para nada monógamos. Eso sí, todos padecemos de lo que, aquí y ahora, vamos a llamar síndrome Montoya: nos va la marcha más que a un tonto, una tiza, pero cuando somos los burlados en lugar de los burladores, armamos la de la marimorena y la de san quintín a la vez.

Si Montoya hubiera sido el que hubiera retozado con una de las tentadoras, seguro que lo hubiéramos visto en la hoguera con cara de pánfilo, como si la cosa no fuera con él, y como diciendo es lo que hay. Pero los celos, cuando se nos despiertan, son cosa mala. Los celos son una respuesta emocional que experimentan las personas cuando sienten miedo ante la posibilidad de perder algo, es decir, una señal de alarma que se dispara al identificar un supuesto peligro. En el caso de las relaciones de pareja, incluso hay ocasiones en que los celos son retrospectivos, que son los que se proyectan hacia el pasado, cuando le echamos en cara a nuestra pareja cosas que hizo cuando todavía no estábamos juntos.

Los celos nos llevan a conductas disruptivas como controlar el móvil de nuestra pareja.

Los celos nos llevan a conductas disruptivas como controlar el móvil de nuestra pareja.

Pero ya lo decíamos antes. No lo podemos evitar y caer en la infidelidad es lo más fácil y mucho menos excepcional de lo que mucha gente cree. “Las infidelidades en las relaciones de pareja son frecuentes”, reconoce el psicólogo Jonathan García Allen. Una vez descubierto el engaño, la pareja deberá lidiar con los sentimientos de humillación, traición e incluso ira (véase a Montoya). Pero, ¿cómo afecta a una persona haber sido infiel? Esto dependerá sus valores, su personalidad, sus creencias y lo importante que sea su pareja y el compromiso mutuo. Habrá quien no experimente malestar emocional y otros que se encuentren asaltados por sentimientos como la culpa y la vergüenza. Unas emociones complejas con las que habrán de lidiar, tanto si la relación es capaz de continuar tras la infidelidad como si no.

Otra cosa malísima puede ser la convivencia. Mientras se vive cada uno en su casa o se practica aquello del living apart together, lo de juntos, pero no revueltos, la cosa tira que te va o incluso puede ser que vaya muy bien, pero algunos psicólogos y sociólogos advierten de que el auge del individualismo hace que quienes establecen relaciones de convivencia tengan menos herramientas para sortear las dificultades que se presentan. Por eso, llegado el momento, si no vemos claro eso de mudarnos a vivir con nuestra pareja, es mucho mejor decirlo abiertamente. Vivir en pareja ni es para todo el mundo y puede ser agotador.

  • Monotonía. Es un hecho. Las parejas cada vez duran menos. Así que, aunque ahora duela, tranquilo Montoya. Seguramente, los vuestro tenía fecha de caducidad. Y es que como dice la psicóloga Rosa Rabbani “aunque tengas 50 parejas diferentes, la monotonía aparecerá” y nada peor que eso para matar el amor.

  • Benching. Calentar banquillo. La ambigüedad emocional y la ausencia de compromiso deberían suponer dos señales de alerta. Cuando la persona que nos gusta se comunica con nosotros de forma intermitente, breve y superficial, con el único objetivo de mantener el contacto y nuestro interés, hay que empezar a sospechar. Nos tienen en la reserva, en el banquillo, somos plato de segunda mesa.

  • Zombieing. Comportarse como un zombi. Cuando la persona que nos hizo ghosting vuelve a aparecer. Las redes sociales facilitan rastrear el paradero de alguien y que nos rastreen, claro. De estas apariciones repentinas, de personas que desaparecieron de forma igual de repentina y sin dar más explicaciones, y además con normalidad y con el objetivo de resucitar la relación, hay que huir como de la peste.

Y ADEMÁS

La psicóloga Rosa Rabbani

La psicóloga Rosa Rabbani

  • Amor químico. Cápsulas y sprays de oxitocina ya están a la venta para allanar el camino a un flechazo eventual y los expertos apuntan que en el 2050 será posible convivir con un robot que sea algo más que un juguete sexual. En la actualidad existen empresas que analizan ADN para mejorar la vida amorosa y en el futuro serán habituales las pruebas de compatibilidad para encontrar o conservar la pareja.

  • Sin alcohol, sin sexo, ni carne. Cerca de Burdeos, el mayor centro de meditación zen de Europa acoge a principiantes que quieren iniciar una vida de conciencia plena y renuncias terrenales Con una media de tres horas de meditación diarias, la obligatoriedad de estar buena parte del día en silencio y ejercicios diarios de introspección grupales no hay forma de escapar de ti mismo por mucho que quieras.

ENTREVISTA

Lluís Pastor

Lluís Pastor

  • Lluís Pastor. El doctor en periodismo y profesor universitario examina cientos de testimonios de apariciones de muertos en el mundo de los vivos: su tesis es que hay un patrón de comunicación se repite a lo largo de la historia. “Yo no investigo lo paranormal, sino lo normal”, asegura.

INSPIRACIONES PARA UNA RELACIÓN SANA

  • La pareja perfecta no existe. Las expectativas o ideales irreales representan una de las mayores fuentes de frustración y decepciones. “El verdadero amor viene en muchas formas y rara vez, si es que alguna vez, es perfecto”. El especialista recomienda dejar a un lado este tipo de creencias y mantenerse abierto a una relación que sea auténtica y verdaderamente satisfactoria, aun si no cumple con todas las exigencias

  • No siempre vais a querer las mismas cosas. Cada persona tiene sus propios deseos, inquietudes, personalidad y necesidades, por tanto, será normal que a veces se produzcan desacuerdos. “Aceptar que no siempre estarás de acuerdo con tu pareja es clave para un amor equilibrado y saludable”.

  • El compromiso es fundamental. En ciertas ocasiones, una parte de la pareja deberá ceder o dejar de lado ciertas expectativas, así como la otra también lo hará en otros momentos. Este equilibrio y compromiso es necesario para una relación saludable. “La verdad es que comprometerse no es lo mismo que conformarse con menos”, aclara el psicólogo.
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