“Lo he pasado muy mal, aislado, con mascarilla... Hasta que un día empecé a levantar cabeza; ahora estoy bien y ando entre 8.000 y 10.000 pasos al día”: enfrentarse al cáncer con 68 años, o cómo se vive la enfermedad a una edad avanzada

Longevity

Según estudios, el 60% de las personas diagnosticadas de cáncer tiene más de 60 años; sin embargo, esto no significa que haya tipos de cáncer propios de una edad avanzada

Los 'boomers'  son el único grupo de población, por edades, cuya mayor preocupación en cuanto a la salud es el cáncer, según el estudio anual de Ipsos que se acaba de publicar

Los diagnósticos de cáncer aumentan a partir de los 60.

Los diagnósticos de cáncer aumentan a partir de los 60. 

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Juan Antonio Gutiérrez Cañizares vive en la localidad de La Carolina, en la provincia de Jaén. Jubilado a los 68 años, tras realizarle una analítica para el control de la próstata a finales del pasado año, vieron que una parte “no tenía buena pinta”, como relata él mismo. “Y ya en noviembre mi hija, que es médico, me dijo: ‘Papá, o te vienes para Madrid o no llegas a Navidad’”. 

Así fue como le diagnosticaron un síndrome mielodisplásico y le dijeron que necesitaba un trasplante de médula. “Después de muchas pruebas, me empadroné allí y tuve la suerte de que había un donante de médula, un chico de 22 años con el que tenía una compatibilidad de un 90%; mi hija y mi hermana se hicieron la prueba, pero llegaron al 50%”. 

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Actualmente, Juan Antonio ha vuelto a Jaén y va a revisiones cada tres o seis meses. Sin embargo, tras el trasplante le han detectado un nódulo de 5 milímetros en la próstata. “Me han dicho que cuando tenga el resultado de la biopsia y le pongan nombre va a ser una minucia comparado con lo que he pasado; además, lo tengo muy localizado y hemos llegado muy a tiempo, así que creen que me darán cuatro o cinco sesiones de radioterapia y me lo quitarán con el robot Da Vinci”. Él, que trabajó 40 años en la industria metalurgia y luego en fábricas de textiles y motores, parece ya un experto en tumores. “Ahora estoy empollado en todo esto. ¿Sabe que me ha cambiado la sangre, de grupo y todo? Porque la médula es la fábrica de la sangre y como ahora tengo otra…”.

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Juan Antonio forma parte del 60% de personas que son diagnosticadas de cáncer tras cumplir los 60 años. Y es que, según datos del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Estados Unidos, del Roswell Park Comprehensive Cancer Center o de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), alrededor del 60% de los diagnósticos de cáncer ocurren en personas mayores de 60 o 65 años; sin embargo, esto no significa que haya tipos de cáncer propios de una edad avanzada, como alguna gente piensa, sino que con la vejez se es más vulnerable a sufrirlos.

Lo explica muy claro Borja López de San Vicente, coordinador de la Sección de Oncogeriatría de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): “Con la edad, algunas células acumulan más alteraciones genéticas y el organismo pierde parte de su capacidad de reparación; por eso, ciertos tumores como los de próstata, colon, pulmón o mama son más frecuentes en personas mayores, mientras que otros, como los cánceres de tipo genético o algunos sarcomas, suelen aparecer en edades más jóvenes, pero no siempre”.

Tuve la suerte de que había un donante de médula en el banco, un chico de 22 años, con el que tenía una compatibilidad de un 90%

Juan Antonio Gutiérrez CañizaresPaciente

Y la razón de que haya más cánceres en personas mayores que en jóvenes tiene que ver con ello. “El envejecimiento es un proceso natural de ‘desgaste celular’”, prosigue López San Vicente, “con el paso de los años se acumulan mutaciones en el ADN, el sistema inmunitario se vuelve menos eficaz y el cuerpo ha estado más tiempo expuesto a factores de riesgo como el tabaco, la contaminación o la alimentación poco saludable”.

Precisamente, a Fernando Pérez le detectaron un cáncer linfático a raíz de operarle para pararle una arritmia circular. Tenía 81 años. “Observaron que tenía sangre en la orina y, tras una serie de pruebas, vino el diagnóstico, y el médico le derivó a un equipo especializado en este tipo de cánceres”, relata su hija Lourdes.

Algunos factores reducen el riesgo de cáncer.

Algunos factores reducen el riesgo de cáncer. 

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A Fernando le aplicaron un tratamiento totalmente personalizado, y tras someterle a sesiones periódicas de quimioterapia e inmunoterapia, se recuperó en tres meses. “Ha tenido siempre un ánimo excelente y en ningún momento se puso en lo peor; se debilitó, pero de la silla de ruedas, pasó al andador y, a los seis meses, volvía a andar sin él y a estar muy bien”, relata Lourdes. “Y a los tres años volvió a necesitar tratamiento y pasó lo mismo, se volvió a recuperar”.

Fue entonces cuando llegó la pandemia y Fernando siguió cuidándose: se puso todas las vacunas, pese a no estar claro que le hicieran efecto por el tratamiento que había recibido, y siguió haciendo la vida normal. Finalmente, a pocos días de cumplir 88, falleció de coronavirus, aunque su hija es consciente de lo mucho que le aportaron los avances de la medicina a su padre: “Le dieron siete años más de vida para disfrutar de sus cuatro nietos, lo que hace unas décadas era impensable porque no existían esos tratamientos tan avanzados, eso no tiene precio”, añade.

Con el paso de los años el sistema inmunitario se vuelve menos eficaz y el cuerpo ha estado más tiempo expuesto a factores de riesgo

Borja López de San VicenteCoordinador de la Sección de Oncogeriatría de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)
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“Siempre que puedo cuento la historia de mi padre, porque me da la impresión de que el salir adelante con un cáncer a los 82 años es también cuestión de saber a quién acudir, de que alguien te oriente bien adónde”, insiste Lourdes. “Además, es algo que tiene que estar a disposición de todos en la sanidad pública; falta mucha información y coordinación para que esa información esté a disposición de absolutamente todos los que sean diagnosticados de un cáncer en España, y así se evitaría que tanta gente muera por llegar tarde al tratamiento o no dar con quién puede proporcionarle el adecuado para su tipo de cáncer”.

La investigación, en efecto, ha avanzado a una gran velocidad, aunque aún hay mucho por hacer, y en lo que invertir más presupuesto. Uno de los equipos más punteros en España es el que lidera el investigador Mate Maus en el Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO) de Barcelona. El objetivo de su Grupo de Envejecimiento y Cáncer es “trasladar la investigación sobre el envejecimiento a la práctica oncológica”, explica.

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 “El porqué se da más el cáncer con la edad es la pregunta del millón en la que están trabajando grupos de investigación en todo el mundo para dar todas las respuestas posibles”, recalca el investigador. “En nuestro equipo desarrollamos tecnologías que sean capaces de identificar y, después, de tratar esas alteraciones relacionadas con la edad que se producen en el microambiente de los tejidos y que es lo que promueve las neoplasias malignas”.

En realidad, según este experto, estas alteraciones tienen que ver con la evolución, con que ahora vivamos muchos más años y con cómo reacciona nuestro organismo ante el envejecimiento. Pero es que la relación entre vivir más años y el desarrollo del cáncer va más allá de la acumulación de mutaciones. “El microambiente de los tejidos envejecidos hace una selección y promueve la malignidad en esas células mutadas: por un lado, investigamos cómo los tejidos en renovación se adaptan a la disrupción relacionada con la edad en el metabolismo del hierro y cómo esta adaptación contribuye a alteraciones en la trayectoria de diferenciación y el paisaje de aptitud de las células precancerosas, tanto en médula ósea como en colon, impulsándolas hacia la malignidad”, ilustra el experto.

El porqué se da más el cáncer con la edad es la pregunta del millón en la que están trabajando grupos de investigación en todo el mundo para dar todas las respuestas posibles

Mate MausInvestigador en el Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO)

En ese sentido, pretenden desarrollar métodos no invasivos capaces de identificar cuáles son las áreas de alto riesgo de desarrollo de cáncer mediante la detección por imagen de la disrupción en el metabolismo del hierro. Su objetivo final, tal como resume, “es lograr un sistema que logre rejuvenecer ese microambiente restaurando el metabolismo del hierro para tratar el cáncer”.

Además, otra consecuencia de esta relación entre el envejecimiento y el cáncer es que cada vez hay más personas que sobreviven al cáncer gracias a las terapias, resalta Maus. “Pero estas también provocan que se reduzca su esperanza de vida y que padezcan más enfermedades inflamatorias y fibróticas que la población que no ha tenido cáncer; por eso investigamos cómo se altera la homeostasis del hierro con las terapias contra el cáncer e intentamos comprender su vínculo con la senescencia celular, la fibrosis y el envejecimiento acelerado en individuos que han recibido este tipo de tratamientos”, explica.

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De hecho, los boomers (que tienen entre 49 y 67 años) son el único grupo de población, por edades, cuya mayor preocupación en cuanto a la salud es el cáncer (hasta el 63% de ellos se preocupa por ello), según el estudio anual de Ipsos que se acaba de publicar, realizado en 30 países, que analiza cómo la población percibe los principales problemas de salud y cómo responde el sistema sanitario ante ellos.

Por eso, la prevención es lo que más interesa a las personas que van cumpliendo años. Según el oncogeriatra Borja López de San Vicente, nunca es tarde para prevenir. Sus consejos son “vacunarse cuando corresponde, mantener una alimentación equilibrada, evitar el tabaco y el exceso de alcohol, hacer ejercicio regular, dormir bien y acudir a las revisiones médicas recomendadas porque son medidas que reducen el riesgo de padecer cáncer”.

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Cabe mencionar que un estudio publicado el pasado diciembre y realizado por el Memorial Sloan Kettering (MSK) de Nueva York apunta, en cambio, que la edad avanzada puede ser también protectora del cáncer. ¿Por qué pasa esto? López de San Vicente responde: “Es un hallazgo interesante; parece que, en algunos casos, el envejecimiento puede hacer que las células se dividan menos y que el entorno del organismo sea menos favorable para el crecimiento de tumores”. Además, añade, “el sistema inmunitario puede desarrollar cierta ‘memoria’ frente a alteraciones previas: aunque no podemos frenar el envejecimiento, sí podemos favorecer un envejecimiento saludable que ayuda a mantener esa ‘protección’ natural”.

Mantener una alimentación equilibrada, evitar el tabaco y el exceso de alcohol, hacer ejercicio regular o dormir bien reducen el riesgo de cáncer

Borja López de San VicenteOncogeriatra

Y de todo ello ha tomado buena nota Juan Antonio tras su trasplante de médula: “Lo he pasado muy mal, aislado, con mascarilla…. Vomitaba todo el tiempo, comía a base de batidos, hasta que un día empecé a levantar cabeza”, relata. “Ahora estoy bien, peso 81 kilos y mido 1,70; he aprendido lo que tengo que comer a partir de ahora, ando entre 8.000 y 10.000 pasos al día y me bebo cinco botellitas de agua diarias, como me ha dicho el hematólogo, para que el riñón funcione bien”, concluye. 

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