En poco mas de un mes bajará el telón del Teatro&Kitchen Bar, que estrenó su estrella Michelin en la guía del 2025. Cierra cinco años después de que lo hiciera su predecesor, el Tickets de Albert Adrià, que llegó a ser uno de los restaurantes más aclamados del mundo y que en el 2026 hubiese cumplido 15 años, de no ser porque la pandemia se lo llevó por delante, y con él al grupo El Barri, del que fue la joya.
Aquella luminosa esquina del Paral·lel volvería a iluminarse dos años después del sonado cierre, convertida en el Teatro Kitchen&Bar, bajo la propiedad de Manuel Lao, del grupo inversor Nortia, con Oliver Peña al frente de los fogones y los hermanos Iglesias aún en la gestión. Pero el negocio pasaría hace unos meses a ser propiedad del grupo ruso Orobianco, con la dirección gastronómica de Paolo Casagrande, el reputado chef del triestrellado Lasarte, de Martín Berasategui.
Han cambiado de manos Chez Cocó, ya reabierto como Zendra, o Citrus de paseo de Gràcia
Aunque cuando se anunció esta adquisición parecía que iba a mantenerse la propuesta culinaria de Peña, finalmente esta misma semana se ha anunciado a través de un comunicado que el 21 de diciembre el Teatro Kitchen&Bar cerrará para acoger, a partir de la próxima primavera, un nuevo local de Orobianco, que ya cuenta con un establecimiento estrellado en Calpe (Alicante). Orgulloso de haber obtenido la estrella que Teatro&Kitchen Bar ha lucido este año, el cocinero Oliver Peña (en su día jefe de cocina de Adrià), abrirá su propio restaurante junto a la sumiller Cristina Losada, su pareja. Estará en el Eixample, se llamará Mineral (se intuye un papel destacado de los vinos) y abrirá a principios del próximo año.
El vistoso interiorismo creado por Equipo Creativo para Tickets desaparecerá con la reforma que se ha encargado a Estudio Astet para darle un aspecto acorde con los locales el citado grupo ruso, también bajo la dirección gastronómica del chef del Lasarte.
Hay más cambios en el mapa de los restaurantes con una estrella en la capital catalana. Hace tiempo que Artur Martínez anunció que su Aürt, situado en el vestíbulo del hotel Hilton Diagonal Mar Barcelona, se trasladaría a un lugar más céntrico y adaptado a las necesidades de su propuesta gastronómica, una de las más interesantes de la ciudad. Será la segunda vez que este cocinero se traslade. Su restaurante Capritx, en Terrassa, logró su primera estrella en la guía del 2011 con una cocina minúscula, y de ahí dio el salto años después al Hilton.
Otro establecimiento de alta cocina, el Oria, en el hotel Monument Barcelona, con una estrella desde el 2019, se ha cerrado también recientemente con la idea de replantear el espacio que ocupaba, bajo la dirección de Martín Berasategui, a solo unos metros del triestrellado Lasarte, que capitanea Paolo Casagrande. Habrá una reforma completa para apostar por una oferta gastronómica distinta, también dirigida por el cocinero italiano y Berasategui. ¿Puede ser más informal y alejada de la altísima cocina de Lasarte? Lo sabremos en unos meses.
Al margen de la guía roja, que este mes presentará su edición del 2026, este año otros restaurantes de Barcelona han cambiado de manos y de oferta. Desde Chez Cocó, la gran rôtisserie de la avenida Diagonal que abrió en el 2012, que ha cerrado y reabierto ya como Zendra, propiedad del grupo 9 Reinas, a Citrus, en el paseo de Gràcia, que cerró a principios de año y reabrirá próximamente en nuevas manos. Han cambiado de ubicación, que no de propiedad, el Direkte de Arnau Muñío, quien mantiene el pequeño espacio de la Boqueria pero ha acomodado su barra, ahora mucho más amplia y confortable, en el local del número 200 de la calle París, al igual que hizo a finales del 2024 Bisavis, que ganó espacio en su nueva ubicación en la esquina de Aragó con Bruc. Adobo, que abrió en el 2021 el chef Enrique Valentí, cerró a principios del 2025, cuando este cocinero decidió emprender en Madrid, donde triunfa su nuevo Caja de Cerillas, y ha pasado a manos del grupo Boadas. Una de las aperturas más elogiadas que deja el 2025 es la del pequeño Gegant, con el chef Joan Vallès al frente, que ha cerrado sus puertas por el lamentable cambio de estrategia de los socios inversores. Y el antiguo Fermí Puig, del añorado cocinero que falleció en julio del año pasado, reabrió este verano como Fonda Balmes, de la mano del cocinero y amigo suyo Josep Maria Masó, con Alfred Romagosa (antiguo socio de Puig) al frente de la sala. Cerró el Mundial Bar y ha regresado hace casi dos meses con la energía y la perseverancia del grupo Confiteria, que ha conservado el nombre y la esencia del entrañable bar de la plaza Sant Agustí Vell.
A finales de este mes se celebrará en Málaga la nueva gala de presentación de la guía Michelin, en la que pueden desaparecer algunas estrellas por esos cambios de línea o cierres. Se espera que lleguen otras, en una ciudad en la que cada año afloran interesantísimos proyectos y donde crece la lista de espera de merecidos candidatos a entrar o ascender en el club de las estrellas.


