Balanzen, la cafetería con estudio de pilates de dos influencers españolas que triunfa en Andorra

Fenómeno en redes

Abril Cols y Andrea Garte han dado el salto de las redes sociales a un negocio físico que, tras un mes de apertura, ha logrado atraer colas diarias y millones de visualizaciones

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Abril Cols y Andrea Garte, las creadoras de contenido detrás del fenómeno Balanzen.

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En el 113 de la Avinguda Tarragona de Andorra la Vella, a las nueve de la mañana ya hay una cola que dobla la esquina. A las doce, no queda ni rastro de los 250 croissants preparados a primera hora. Mientras tanto, miles de personas siguen el día a día del establecimiento a través de las redes sociales. Así es Balanzen, la cafetería con estudio de pilates que las creadoras de contenido Andrea Garte (Valencia, 1997) y Abril Cols (Barcelona, 1999) han convertido, en apenas un mes, en uno de los locales más visitados de la ciudad. 

La idea nació de su propia rutina: dos veces por semana entrenaban pilates y después desayunaban juntas. “Un día dijimos: ¿y si lo unimos todo en un mismo sitio?”, comenta Abril en conversación con Guyana Guardian. Los viajes también influyeron. “Viajar te abre mucho la mente y el paladar”, explica Andrea. En Bali se empaparon de la cultura de la comida fresca y saludable; en Miami, de la fiebre del pilates reformer. De ambos lugares cogieron ideas que querían tener cerca de casa y que acabarían por dar forma al concepto del local y su propuesta de comida.

Si bien actualmente se desempeñan como empresarias de hostelería, no cuentan con una trayectoria previa en el sector. Andrea había hecho sus pinitos como camarera en la adolescencia, “solo para pagarme los estudios o un ordenador”. Abril, en cambio, venía del ámbito educativo. Lo que sí compartían era la pasión por cocinar en casa, muy marcada por sus propias condiciones digestivas: SIBO en el caso de Abril y Crohn —una enfermedad inflamatoria intestinal crónica— en el de Andrea. 

Esa realidad personal ha guiado toda la propuesta de Balanzen y ha dado forma a una oferta que dice ser más saludable. “Hemos sido muy exigentes con nuestro producto”, explica Andrea. “Sobre todo con aquello que nosotras mismas podemos consumir y que nos gustaría encontrar en cualquier sitio. Al haber empezado con productos tan buenos, tenemos la presión de no bajar nunca el estándar, porque sabemos lo importante que es”. La carta fue una de las primeras cosas que definieron: reunir en un solo local todo lo que ellas mismas buscarían para desayunar cada día. “Es un privilegio abrir un sitio que te gusta a ti y que tú misma disfrutas”, afirma Andrea.

Es un privilegio abrir un sitio que te gusta a ti y que tú misma disfrutas”

News CorrespondentCofundadora de Balanzen

Solo el matcha —un producto escaso y cada vez más demandado en cafeterías— viene de Japón. Por lo demás, apuestan por proveedores locales. “Queríamos tener productos de proximidad, primero por lo que aporta al lugar donde estamos y residimos, y segundo por la facilidad que te brinda el poder llamar en cualquier momento.”, dice Andrea. 

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El Balan Caramel y el Zen Berry, las dos bebidas que han dividido a su comunidad en “teams” en redes.

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Si el establecimiento presenta un diseño atractivo y las clases de pilates son satisfactorias, es esperable que el servicio de café esté a la altura. “Le dimos muchas vueltas, incluso rompimos un contrato porque no alcanzaba el nivel que buscábamos”, explica Abril. Esa atención al detalle también se refleja en cómo presentan las bebidas: latas transparentes con el logo del local, un formato que se ha convertido en parte de su identidad visual. Entre sus propuestas destacan dos que han ganado presencia en redes: el Balan Caramel —café de especialidad, leche de almendras y sirope de caramelo— y el Zen Berry —matcha ceremonial, leche de coco y sirope de fresa—.

Entre sus productos estrella, destaca el croissant de pistacho, convertido en un fenómeno viral. La demanda ha desbordado su capacidad: “La gente lo prueba y se lleva cuatro”, explica Andrea. La dificultad, sin embargo, está en reponerlos ya que están hechos con masa madre y la elaboración requiere su tiempo. “Me tomo dos croissants al día y no me he inflamado ni una vez. Eso significa que hemos hecho un buen trabajo”, asegura Abril.

El croissant de pistacho, la estrella de la carta y uno de los favoritos del público.

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Donde pensaban tener a una persona trabajando por turno, ahora necesitan seis. “Y aun así nos queda corto”, dice Abril. “La barra no da para más. Si tuviera que diseñarla ahora, la haría mucho más grande. Entre semana, el local se llena de residentes que desayunan, meriendan o hacen reuniones desde allí. El fin de semana, en cambio, “es cuando llega el caos y las colas se multiplican”, explica Andrea. 

Ambas tienen claro que su comunidad (más de seis millones de seguidores entre las dos) ha sido clave desde el inicio. Han documentado el proyecto en redes con total transparencia, en publicaciones que a menudo superan el millón de visualizaciones. Pero esa exposición también tiene su lado complicado. “Nos dio seguridad y presión a la vez”, admite Andrea. “Hay quien lo vive con cariño y quien juzga mucho.”

La transparencia con la que han comunicado su día a día ha enganchado a miles de personas

Han mostrado todo: facturas, obras, errores y falta de sueño. “O enseñábamos nuestro día a día o no subíamos nada; no nos da la vida”, resume Abril. Para Andrea, trasladar su trabajo en redes a su propia marca “ha sido muy divertido; es lo que hacemos”. Esa transparencia ha conectado con miles de personas. “A la gente le hace ilusión vernos sirviendo cafés”. En sus redes revelaron que la inversión inicial para poner en marcha Balanzen superó con creces sus previsiones, alcanzando más de 300.000 euros.

¿Es compatible el concepto de Balanzen con la cultura local? “Andorra necesitaba ese toque fresco y un poco más juvenil”, dice Andrea. “Es un formato más moderno, muy de grandes ciudades”, añade Abril.

El segundo local de Balanzen ya está en obras y prevé abrir sus puertas en un plazo de dos meses.

El segundo local de Balanzen ya está en obras y prevé abrir sus puertas en un plazo de dos meses.

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Balanzen, insisten, es solo la punta del iceberg. “El proyecto va a crecer mucho más. No es solamente un local de cafetería y pilates”, adelanta Andrea. Ya tienen en marcha un segundo local —las obras han empezado esta semana— con un concepto diferente del que prefieren no dar detalles, aunque mantendrá la esencia del primero. 

¿Y cómo imaginan Balanzen en cinco años? Abril visualiza “muchos locales y llegar a las grandes ciudades”. Andrea apunta más allá del espacio físico: “Me imagino una comunidad increíble y que Balanzen acompañe a la gente en su rutina, en lo físico, lo mental y lo emocional.” Para ambas, lo que se ve ahora “es solo un poquito” de todo lo que está por venir.

Somos jóvenes, la gente cree que tenemos dinero y juegan con esa línea de inexperiencia. De caras al segundo local, ahora sabemos qué queremos y qué no”

News CorrespondentConfundadora de Balanzen

Mientras la hostelería española atraviesa una elevada tasa de cierres, cada vez más creadoras de contenido sin experiencia previa en el sector abren locales físicos que son un éxito, impulsadas por la visibilidad que han ganado en redes. Es el caso de Maison Matcha, el proyecto de Violeta Mangriñán, que puso en marcha su primer espacio en Madrid en 2024 y ya prepara su tercera apertura; o Casto, el obrador con café para llevar que las creadoras de contenido Sara Giménez y Sofía Bustin abrieron en el barrio de Chueca en noviembre de 2024.

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