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Alejandro Martínez, psiquiatra: “El mal uso de benzodiacepinas para dormir dispara el riesgo de deterioro cognitivo y Alzheimer”

Salud mental

El especialista alerta sobre los riesgos de utilizar este tipo de fármacos para dormir. Además, desmonta uno de los hábitos más comunes que destrozan nuestro descanso: llevarse las preocupaciones a la cama

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El psiquiatra Alejandro Martínez, en ‘El Pulso del Doctor Rojas’, alerta sobre los riesgos de dormir a base de pastillas 

Instagram | @doctorrojass

“Si quieren destrozar su vida, conviertan su almohada en su psicólogo”, sentencia Alejandro Martínez, psiquiatra, durante su entrevista en el pódcast ‘El Pulso’, del doctor Aurelio Rojas. No es solo una frase con gancho: es el resumen de uno de los errores más comunes que cometemos al intentar dormir y que, a la larga, dispara los problemas de salud mental, física y cognitiva.

A esta mala gestión del descanso se suma otro gran enemigo, mucho más silencioso: el uso crónico e inadecuado de benzodiacepinas como pastillas para dormir. “Se ha hecho un uso muy inadecuado. Hay estudios que demuestran que quienes utilizan dosis elevadas de benzodiacepinas tienen mayor riesgo de deterioro cognitivo y de desarrollar Alzheimer”, advierte Martínez.

La advertencia de Alejandro Martínez no es aislada ni nueva. Un estudio publicado en The BMJ (British Medical Journal) en 2014 —uno de los más citados— ya alertaba de que el uso prolongado de benzodiacepinas se asocia con un aumento del riesgo de Alzheimer de entre un 43 % y un 51 %, especialmente en tratamientos superiores a tres meses.

Otro metaanálisis publicado en Age and Ageing (2021) revisó 10 estudios con más de 300.000 participantes y concluyó que el uso a largo plazo de benzodiacepinas se relaciona con mayor riesgo de demencia y deterioro cognitivo.

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La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA) llevan años emitiendo alertas sobre el uso crónico de estos fármacos, inicialmente diseñados para tratar la ansiedad y el insomnio de forma puntual, pero nunca como solución mantenida en el tiempo.

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“El sueño es el pilar fundamental de la salud mental. Si tú descansas bien, todo lo demás se acaba solucionando. Pero si el sueño está alterado, da igual lo que hagamos: anímicamente no vas a estar bien”, explica el psiquiatra.

Martínez insiste en que no se puede pretender resolver los problemas de descanso solo con fármacos. El enfoque debe ser integral y empezar por analizar nuestros hábitos. “Hay muchas cosas que hacemos muy mal y ni siquiera somos conscientes de que destrozan nuestro descanso”, añade.

Si quieres destrozar tu vida, convierte tu almohada en tu psicólogo. Llevarte las preocupaciones a la cama es horrible”

Alejandro Martínez, psiquiatra

Cuando le preguntan por la causa más común del mal descanso en España, la respuesta es rotunda: llevarse las preocupaciones a la cama. “Si quieres destrozar tu vida, convierte tu almohada en tu psicólogo. Llevarte las preocupaciones a la cama es algo horrible y lo hace muchísima gente”, asegura.

Este hábito activa el sistema nervioso, mantiene elevados los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y rompe la arquitectura natural del sueño, lo que lleva a insomnio, despertares frecuentes y un descanso de mala calidad.

¿Solución? Dejar de mirar solo a la pastilla

Dormir mal no solo afecta al ánimo: es un riesgo real para la salud

Las consecuencias de dormir mal son mucho más serias de lo que la mayoría imagina. El propio Martínez lo resume así: “Trastornos de sueño significan más riesgo de ansiedad, obesidad, depresión, hipertensión e incluso demencia”.

Y la ciencia lo respalda: estudios publicados en Sleep Health, The Lancet y Nature Neuroscience demuestran que el insomnio crónico y la mala calidad del sueño se asocian a: 

  • Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Disfunción hormonal (incluyendo alteración del metabolismo de la glucosa y aumento de peso).
  • Mayor riesgo de deterioro cognitivo, Alzheimer y demencia.
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“Hay que dedicarle tiempo al sueño. Y eso implica dejar de ver la medicación como la única solución. Hay hábitos, rutinas y medidas que muchas personas desconocen y que son igual o más efectivas que cualquier fármaco”, señala Martínez.

Cambiar la relación con la cama, mejorar la higiene del sueño y aprender a gestionar el estrés y las preocupaciones son los verdaderos tratamientos de fondo. Y solo cuando estos fallan, bajo supervisión médica, se puede plantear el uso controlado y puntual de medicación.